Tejos o tejas
Hay algo más llamativo todavía: según los biólogos, el tejo puede llegar a cambiar de sexo cuando las condiciones climáticas ponen en riesgo su supervivencia
![La ministra de Igualdad, Ana Redondo, en una imagen de archivo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/23/EFE-ana-redondo-Rl71600X8UyQPQUe9ctHLCI-1200x840@diario_abc.jpg)
Por su robustez y longevidad, el tejo era el árbol sagrado de los celtas. Entro otros rituales, los druidas empleaban ramas pequeñas para predecir el futuro mediante bastones mágicos, y bajo su copa se celebraban reuniones tribales. Esa connotación de eternidad fue luego continuada por ... el cristianismo, de manera que en buena parte del Norte de España es frecuente ver este árbol junto a ermitas aisladas y cementerios.
Pero el pueblo celta también conocía otra cualidad de esta singular conífera, que crece en terrenos de montaña, con ambientes frescos y húmedos, y mejor sobre suelos calizos: su carácter venenoso. Salvo la baya, que está libre de taxina –sí la contiene la semilla- todas las partes del árbol poseen alcaloides tóxicos cuya ingestión puede provocar la muerte. Así, cuando astures y cántabros perdían el combate frente el ejército de Roma, muchos guerreros ingerían sus hojas en un suicidio colectivo para evitar la afrenta de la rendición, algo comprensible en un pueblo muy bravo para quien prescindir de las armas restaba sentido a su vida.
Las propiedades antitumorales del tejo, estudiadas en Estados Unidos desde hace más de medio siglo, son la base de determinados tratamientos contra diversos tipos de cáncer, ya que el Taxol, un medicamento fabricado a partir de sus principios activos, es uno de los fármacos más potentes que inhibe la división celular impidiendo la mitosis y, con ello, el desarrollo de la enfermedad. Pero hay algo más llamativo todavía: según los biólogos, el tejo puede llegar a cambiar de sexo cuando las condiciones climáticas ponen en riesgo su supervivencia. Pero ojo, lo hace por su propia naturaleza, con independencia de los cambios legales impulsados desde el Ministerio de Igualdad, ahora dirigido por una profesora de Derecho Constitucional de Valladolid que se pone de los nervios en el Congreso al responder a un diputado del PP. Frente al ¡Vergüenza, vergüenza, vergüenza!, autocontrol, respeto y tila.
Esta semana hemos conocido que la Guardia Civil investiga los cortes aparecidos en las raíces y el tronco del tejo milenario de San Cristóbal de Valdueza, en Ponferrada, incluido en el catálogo de especies vegetales de singular relevancia de Castilla y León por su valor monumental. Todo apunta a un vecino de Valladolid que ha actuado en varias ocasiones, provisto de motosierra, y que fue sorprendido in fraganti el pasado mes de febrero.
El informe de daños lo va a realizar la Escuela de Ingeniera Agraria y Forestal de Ponferrada. Ahora surgen todo tipo de conjeturas sobre la motivación, desde el acto vandálico sin más a la fascinación por el halo místico del árbol, que es el principal reclamo turístico del pueblo. Gandhi afirmaba que el grado de civilización de una sociedad puede medirse en el trato dado a los animales. Pero también a los bosques, a los montes y a los árboles históricos, nuestro gran aliado contra el cambio climático. No lo olvidemos. Sean tejos o tejas.
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