Filatelia: abuelos y nietos unidos por una afición que se extingue
El Museo de la Ciencia de Valladolid pone en marcha un taller intergeneracional en el que los mayores comparten con las nuevas generaciones sus experiencias con el correo postal, ahora en declive
Un sello especial agradece a los agentes forestales su trabajo contra el fuego
![Eustaquio con sus nietos, ayer en la exposición 'Filatelia y salud' del Museo de la Ciencia de Valladolid](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/09/sellos2-Rly6MErlXWSBSRYQnR04l9O-1200x840@diario_abc.jpg)
Eustaquio Martín comenzó a coleccionar sellos «el último año de Franco». Lo tuvo que dejar en 2022; no porque ya no le atrajera, sino por «la imposibilidad de ir a buscarlos». Sus piernas le fallan y tiene que echar mano de un andador. Le encantaría ... que sus nietos heredaran su pasión, aunque lo ve «difícil» con los tiempos que corren. Sí que ha conseguido que, de vez en cuando, escriban cartas. «Tienen a sus otros abuelos en Murcia y cuando les veo aburridos les animo». A Sofía, la mayor, de 12 años, sí que le gusta: «En ella les suelo contar lo que me ha pasado últimamente». De vez en cuando también 'fisga' la colección de sellos de su abuelo. «Ya les he dicho a mi seis nietos que se vayan pensándose cómo se la van a repartir».
Eustaquio, Sofía y su hermano pequeño Jacobo fueron ayer tres de los participantes en el taller intergeneracional 'Memoria Compartida', el primero de estas características que organiza el Museo de la Ciencia de Valladolid. Está enmarcado en la exposición 'Filatelia y Salud', que a través de sellos, matasellos y otros utensilios relacionados recorre la historia de la medicina, personajes que han marcado su evolución y la actividad investigadora y los factores que han interferido en ella. De esta manera, Marie Curie, Severo Ochoa, Ramón y Cajal o Margarita Salas, entre otros, comparten espacio expositivo con organismos como la Cruz Roja o las grandes epidemias como la tuberculosis, la malaria, la viruela o la más reciente del Covid.
![Filatelia: abuelos y nietos unidos por una afición que se extingue](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/09/sellos4-kYhE-U601451178543gwH-624x385@diario_abc.jpg)
«En este caso se ha enfocado a las ciencias de la salud, pero estoy seguro de que a través de esta afición se podría estudiar cualquier episodio de la historia del mundo», sostiene Pedro Pastor, miembro del Grupo Filatélico Vallisoletano, entidad de la que ha echado mano el museo para la organización de la actividad. En sus mejores tiempos esta agrupación llegó a contar con 475 socios. «Ahora seremos unos 40, y el más joven tendrá unos 35 años». Tampoco aquí hay relevo generacional. «Hay muchos que ya han fallecido, otros lo han dejado... A día de hoy, es un hobby caro», sostiene. Aún así, considera que es una pasión que se debería fomentar desde los colegios: «Sirve para adquirir cultura general. Cualquiera de las figuras o signos que aparecen grabados puede dar pie a los niños a indagar sobre ello en internet».
Que abuelos y nietos compartan un tiempo de ocio juntos, fuera de las obligaciones que les marcan a los primeros «ser los nuevos padres», ha sido la intención del centro museístico con este taller, que repetirán los días 16 y 23 de marzo. La actividad conlleva también la escritura de una carta o una postal. «Estamos hablando de un sistema de comunicación en extinción. Nos parecía bonito que las personas mayores compartieran esta experiencia con las nuevas generaciones, que les contasen cuándo las escribían, por qué, a quién iban dirigidas... Conlleva todo un proceso de reflexión que ahora con el teléfono, el WhatsApp... se está perdiendo por completo», sostiene Beatriz Gutiérrez Alberca, responsable del departamento de Educación del Museo de la Ciencia.
Para Pedro Pastor, otra prueba de que la correspondencia es un medio de comunicación en declive es la tirada de sellos 'especiales' que sacan. Cuando antes alcanzaba los tres millones, ahora está «entre 115.000 y 120.000», detalla a los más pequeños antes de poner fin a la visita, que concluye con una vitrina especial dedicada al vagón postal, que a Eustaquio le lleva de nuevo a echar la vista atrás: «Yo, si quería que llegase antes, iba directamente a la estación a entregar la carta», comenta a sus nietos antes de corregir con esmero la postal que han escrito y que depositan con ilusión en un buzón.
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