VÍA PULCHRITUDINIS
Pervertir la Democracia
Ni los periodistas ni los políticos estamos dando en el clavo, ni los unos titulamos como debemos ni los otros hacen programas electorales que hablen de política
La diferencia
Pobre Europa
![Carlos Martínez, en el 'papamóvil'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2025/01/11/papamovil-R4ddreq73HbnpsnMbJGXVyM-1200x840@diario_abc.jpg)
Entiendo que es irresistible para un periodista renunciar a un titular en el que se mezclan la mujer del presidente del Gobierno con prostíbulos con CIF de sauna, orquestas sinfónicas pateando los caminos de Extremadura a lomos de un tren burra o ministros que pagan ... pisos en la capital a 'queridas' de nombres infames. Entiendo que para los partidos políticos, cegados por la inmediatez de lo electoral o por pura ignorancia, también sea difícil renunciar a crucificar al adversario porque nuestra red ferroviaria parezca importada de Bangladesh o que alguien haya cambiado el término 'paro' en el diccionario por el de 'rico en ciernes'. Los unos necesitamos vender periódicos más que el comer mientras los otros necesitan votos aunque sea por la vía del 'mal menor'.
El ciudadano, mientras tanto, se eriza viendo al nuevo secretario general de los socialistas disfrazado de Obispo repartiendo bendiciones a lomos de un Seat 127 con una escobilla del inodoro a modo de hisopo y al presidente de la Junta subsistir como las vacas que ven pasar el tren.
Este país, esta Comunidad, su pueblo o el mío no tienen que preocuparse de todo lo anterior. Ni los periodistas ni los políticos estamos dando en el clavo, ni los unos titulamos como debemos ni los otros hacen programas electorales que hablen de política. El mercadeo de lo uno y de lo otro, los potenciales beneficios del éxito de cualquiera de las dos estrategias, nos hacen titular mal y politiquear peor.
El drama no son ni las prostitutas, ni los millones robados, ni la chabacanería y tampoco la indolencia ante todo esto que nos atenaza a quienes votamos movidos por el odio al líder o el amor al salvapatrias. Entre titulares y declaraciones en los juzgados nos estamos perdiendo lo importante. Este país está enterrando la Democracia. A estas alturas algunos piensan que eso es sólo una quimera y que poco importa cómo llamemos a este modelo en el que vivimos, incluso, dirán que «con Franco se vivía mejor». No, no y no. Renunciar a la democracia no sería permitir a Maduro recorrer las calles de Madrid con un chándal rojigualda ni a Trump hollar las plazas con un sombrero de picador, es renunciar a nuestra dignidad.
Los bárbaros de Kavafis han llegado y lo han hecho sin darnos cuenta, pensando que los nuestros son los demócratas y los demás sólo merecen morir. Han llegado los bárbaros y nos hemos mezclado con ellos sin darnos cuenta porque legislamos contra la libertad y contra el distinto sin darnos cuenta de lo distintos que somos nosotros mismos, sin reparar en que no merece la pena vivir de rodillas con la estúpida disculpa de que el de al lado viva con la cara hundida en el fango.
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