VÍA PULCHRITUDINIS
Castilla tiene mar
No pintamos nada, esa podría ser la conclusión de un observador internacional de esos que ahora están tan de moda
Y Franco resucitó
Todos mentimos
La Conferencia de Presidentes celebrada el viernes en Santander
Santander es puerto de Castilla y, aunque los vericuetos del diseño territorial acabaron desgajando a cántabros y castellanos, lo cierto es que nos unen muchas cosas además de las playas de Suances. Este viernes nos unió la Conferencia de Presidentes convocada a la trágala por ... el Gobierno. El cónclave del palacio de la Magdalena era una oportunidad única para que, de una vez por todas, los del norte y los del sur, levante y poniente se vieran las caras y alrededor de una mesa superaran la frivolidad de esos tuits con los que se comunican a diario y, lo que es peor, nos gobiernan.
De Santander no salió nada, nada excepto el desprecio del en esta ocasión portavoz del Gobierno Ángel Víctor Torres que al informar sobre el encuentro despachó a Castilla y León con un pase corto de pecho. El relato del canario sobre lo tratado en la reunión simplemente obvió lo que el presidente Mañueco llevaba en la cartera sobre asuntos en los que nos va la vida. No es que no se vaya a trabajar en ello, es que suena menos emocionante que hablar de la Guerra Civil
No pintamos nada, esa podría ser la conclusión de un observador internacional de esos que ahora están tan de moda. Los castellanos y leoneses podríamos frustrarnos y pensar que además de no importar nada a la Moncloa aquí tenemos un Gobierno incapaz de hacerse valer. Cualquiera de las opciones es para, en primera instancia, echarse a temblar y salir corriendo a refugiarse en los montes de Soria.
Sin embargo, siendo de estas tierras y conociendo nuestro gusto por la autoinmolación y la melancolía, merece la pena pensar si nuestra falta de sal es un demérito o la fehaciente demostración de que somos distintos aunque no estemos todo el día pidiendo la autodeterminación. Somos distintos porque en los funerales lloramos pero menos y en las fiestas cantamos pero bajito. El ministro Torres, Sánchez y hasta Mañueco pueden pensar que esto no es bueno para nosotros y que tiene mucho más relumbrón el estilo rockero de Díaz Ayuso. El que no llora no mama.
No, Castilla no es así. Esta tierra perderá siempre en las redes sociales y en los concursos de drag queens pero es que ni falta que hace. La financiación de la que se habló en Santander volverá a debatir sobre la dispersión, envejecimiento y hasta de la independencia de Cataluña. Todos gritarán y puede que hasta saquen tajada pero la dignidad y no estar todo el día en boca de según qué personajes es motivo sobrado de orgullo. Somos más independientes que muchos sin necesidad de media docena de votos ni de estar todo el día dando la tabarra y, además, tenemos mar en Santander.