El 'covid de las vacas' vuelve a los ciervos
«Preocupación» entre ganaderos y cazadores por la incidencia de la EHH también en la fauna silvestre
Más de 9,23 millones para «compensar las pérdidas» de 5.158 explotaciones afectadas por la EHE

Moribundo, junto a un cauce, en busca de agua con el que saciar su sed y bajar su temperatura, un cadáver un poco más allá... Es la estampa que muchos ganaderos se han encontrado al salir al campo. Y no era la de sus animales, sino la de cérvidos que no han conseguido salvarse de la picadura del mosquito culicoides. Ese vector que transmite la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) y que sobre todo el año pasado hizo estragos en la cabaña ganadera de vacuno, que este estío tampoco se ha salvado - aunque con menor impacto- del conocido como 'covid de las vacas'. En realidad, una patología vírica que afecta a los ciervos, históricamente más propia en América del Norte, Australia, Asia y África, pero que a finales de 2022 dio el salto a Europa, y de la que no se han logrado salvar tampoco estos ungulados. Ya en 2023 se dieron casos también en Castilla y León en la fauna silvestre, aunque ha sido éste cuando las voces de «preocupación» se han alzado, sobre todo en la provincia de Zamora - en las zonas de Sanabria, Aliste y La Carballeda- donde aseguran que los cazadores han encontrado «muchos» cérvidos muertos por esta patología.
Desde la Consejería de Medio Ambientereconocen que han recogido «80» cadáveres entre la fauna silvestre en Castilla y León, aunque según los análisis realizados en el Laboratorio Regional de Sanidad Animal de León sólo 28 han dado positivo en la EHE, siendo Zamora y León las provincias con más casos: 10 cada una. Además de otros seis en Soria y ninguno en Ávila, Salamanca, Segovia y Valladolid.
«La evolución es favorable», señala Ignacio de la Fuente, jefe de servicio de Caza y Pesca, quien destaca que con la caída de las temperaturas y la menor presencia del mosquito «ha bajado mucho la prevalencia». Aún así, insiste, es una enfermedad «que pega mucho más al suelo de España». ¿Por qué? «Por suerte, en Castilla y León no hay grandes concentraciones» de cérvidos. «Se prima la calidad y no la cantidad» de animales, subraya, aunque sea cierto que en los últimos 20 años la presencia de estos ungulados haya aumentado y extendido por territorios en los que antes era más complicado verlos. Y es que, «la peor herramienta para la pervivencia de las enfermedades es dejar de cazar». Una «buena gestión cinegética» es clave, a la vez que reconoce que están ultimando un plan de gestión del ciervo para disponer de un censo de animales y fijar los criterios de cara a una gestión que permitan «reducir» allí donde sí haya sobrepoblaciones.
Otra clave de esa menor incidencia en Castilla y León, apunta, es que aquí disponen de una alimentación «bastante favorable» que hace los ejemplares afronten en mejores condiciones la enfermedad. Aún así, ha habido casos de una patología en la que uno de los síntomas comunes es la fiebre. De ahí que lo habitual sea encontrar a los ejemplares afectados cerca de zonas con agua. Por ello, señalan desde Medio Ambiente, han contactado con la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y las empresas hidroeléctricas propietaria de embalses «para que retiren inmediatamente» los animales que encuentren y más aún si se trata de pantanos para el consumo. Aunque, dice De la Fuente, la EHE no es una enfermedad contagiosa ni entre animales ni a los humanos. Además las aves carroñeros «hacen su trabajo» y en unas horas pueden dejar en los huesos a la víctima.
Pero no sólo entre los ganaderos, sino también en los cazadores «hay mucha preocupación» por el impacto de una patología desconocida hasta hace poco. «Son datos que asustan», reconoce David Pascual, presidente de la Federación de Caza de Zamora, sí se atiende a los «rumores» que circulan en esta provincia, en la que hablan de hasta 150 cadáveres. Las cifras oficiales de loa analizados arrojan diez positivos.
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