Condenan un anciano a siete años por intentar forzar a su mujer, con Alzheimer, a hacerle una felación
La sacó de la residencia y la llevó a un banco y sólo cesó en su actitud cuando fue recriminado por dos vecinas
Farmacias, un 'punto SOS' para víctimas de agresión sexual
![Audiencia de Salamanca](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/30/audiencia-salamanca-ivan-kpXF-U603277247455mAH-1200x840@diario_abc.jpg)
Ella ya ni si quiera le reconocía. Era un extraño que una tarde de agosto acudió a la residencia en la que estaba interna a causa del Alzheimer que padecía y la llevó a dar un paseo. Durante 45 minutos su marido arrastró la silla de ruedas hasta un parque donde intentó forzar a su esposa a realizarle una felación. Unas vecinas consiguieron parar al hombre, un anciano que ha sido condenado a siete años de prisión como autor de un delito de agresión sexual en grado de tentativa. Además, según el fallo de la Audiencia Provincial de Salamanca, deberá indemnizar a la víctima con 3.000 euros y no podrá acercarse a ella a menos de 500 metros en un lustro.
Según los hechos probados, el varón acudió a visitar a su esposa a la residencia de Villamayor (Salamanca), donde se encuentra ingresada por una enfermedad que «anula su capacidad de autogobierno, del lenguaje y de razonamiento« y por la que cuenta con la «incapacitación total» y la llevó hasta un parque en el que «levantó a su mujer de la silla de ruedas» y la sentó en un banco. Con «ánimo de satisfacer su líbido», se desabrochó el pantalón e intentó que le realizase una felación, «tapándose con la camiseta la zona».
Así, habría tratado de moverla para que le realizara una masturbación mientras la mujer, con el cuerpo torsionado presentaba temblores en una pierna. Una escena que fue vista por varias vecinas. Una lo observó desde su casa y avisó a la otra para que se acercara a recriminarle su actitud, momento en el que él se alzó la camiseta, guardó su pene y se subió los pantalones. Ambas dieron aviso de lo sucedido a la residencia, que alertó a la hija de la víctima, y ésta denunció los hechos.
No ha quedado probado que llegará a realizarle la felación, de allí que la condena sea en grado de tentativa. Las testigos no llegaron a apreciarlo visualmente y él así lo apuntó en el juicio en el que reconoció que ese mismo mes lo había intentado un par de veces más. «Antes nunca», dijo. No ha vuelto a ver a su mujer, aquella a la que esa tarde de sábado, «desorientada en el espacio y en el tiempo» y sin «posibilidad de reacción», trató de agredir sexualmente.
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