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La «concienciación» ciudadana impulsa el auxilio a la fauna silvestre

Aumentan los ejemplares que llegan a los centros de recuperación de especies, entre los que las aves suponen ocho de cada diez animales en apuros

El osezno recogido en León con quemaduras en sus patas gana peso y evoluciona de forma «positiva»

Suárez-Quiñones devuelve a la libertad a un milano negro herido hace un mes en Valladolid IVÁN TOMÉ

M. GAJATE

VALLADOLID

Agotado, débil, herido y atrapado en una acequia. Así fue hallado hace un mes en un pueblo de Valladolid un milano negro que ayer recuperaba su libertad en las mejores condiciones. Lo hacía tras su paso por 'rehabilitación' en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de Valladolid al que cada día llegan ejemplares en apuros a los que se trata de sus lesiones y se les ayuda a aclimatarse para poder volver a su hábitat, cuando se considera que son capaces de sobrevivir por su cuenta. Tras cuatro semanas, la citada ave fue anillada y soltada hacia un vuelo firme, directo a buscar comida y una colonia –su especie no es solitaria– antes de comenzar su migración para eludir el frío en zonas más cálidas.

En lo que va de año 2.300 ejemplares han pasado ya por las instalaciones del CRAS de Valladolid, uno de los tres centros de estas características en Castilla y León junto con el de Burgos y Segovia, a los que en los próximos años se sumará un cuarto en León en la finca de Valsemana en la que Medio Ambiente cuenta ya con unas punteras instalaciones para la reproducción y cría del urogallo y del estudio del corzo, además de unas parcelas para la aclimatación de osos que requieren de una intervención y pasan allí una temperada antes de volver a sus 'hogares'. Asimismo, hay otras dos instalaciones en Soria y Zamora para la recepción de especies que puedan requerir ayuda.

La cifra de ejemplares atendidos ha ido en aumento. De hecho, el responsable en el centro vallisoletano, Álvaro Soto, explicaba ayer que de momento son ya 500 entradas más que el año pasado, una situación que atribuyó a una mayor «concienciación» ciudadana cuando se topa con un animal herido. De hecho, mientras hablaba a la puerta del centro durante una visita del consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación el Territorio, Juan Carlos Suárez Quiñones, una mujer y un hombre franqueaban las puertas del CRAS con un avión común en sus manos que se había topado en su camino y al que querían dar una salida.

Las aves suponen un 80% de los huéspedes del CRAS de Valladolid IVÁN TOMÉ

Las aves, especialmente los pollos, son los principales huéspedes del CRAS y más en años como este 2024 en el que una húmeda primavera ha favorecido un «buen periodo de cría». Ocho de cada diez entran, así, en mano, pero se van volando. La mayoría llegan con agentes medioambientales pero, cada vez más, también los traen particulares. Aparecen lejos de sus colonias en un campo de cultivo, tienen problemas porque se han caído pronto de un nido al que no saben volver, han sido electrocutados o han recibido un golpe de una pala eólica, han sido presas de cebos o han resultado intoxicado con veneno. Según llegan se les hace un chequeo para ver en qué condiciones están, se les cura si es preciso y se les somete a una «ceba forzosa» para garantizar una buena alimentación antes de comprobar que pueden volver a ser libres.

Para ello, por ejemplo, a las rapaces se les pone a prueba con presas vivas, no sea que se acostumbren al plato puesto y no sean capaces de vivir por sí mismas. Además, un «voladero elíptico» supone una suerte de aeródromo a su medida para que practiquen su regreso a las alturas. Cuando están listos, se les anilla para poder trazar sus pasos y se les deja ir. Normalmente se hace en campo abierto por parte de un agente medioambiental, pero ayer la suelta se hizo desde el propio CRAS, donde el milano tomó altura aupado por Suárez-Quiñones para desaparecer sin mirar atrás.

El centro recibe también numerosos mamíferos a lo largo del año y muchas víctimas de accidentes viarios. Los tejones son los más comunes, pero también entre los damnificados por el asfalto destacan especies protegidas como los lobos y algunas aves como el buitre. De media, si no requieren cirugía, tienen una estancia de tres semanas. Si son pollos, hasta que las plumas afloran. En otros casos llegan ya muertos, pero aún así se trabaja con ellos con necropsias que aclaren qué les llevó a esa situación para contribuir a identificar las amenazas de la fauna.

Desde la Junta de Castilla y León se ha programado una inversión de cinco millones de euros en este tipo de centros en la Comunidad, de los cuales 1,7 millones se destinarán la creación un nuevo CRAS en León –cuyas obras prevé Quiñones que se inicien en breve– y el resto para la mejora de las otras cinco instalaciones existentes entre los centros de Recepción de Soria y Zamora y los de Recuperación de Valladolid, Burgos y Segovia y por los que de forma global pasan un 7.000 ejemplares al año.

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