noción personal
Pedro Muñoz, nueva página negra
Me indigna la utilización política del caso, la triste guerra de sexos, el periodismo que utiliza a este tipo de víctimas monopolizando el sufrimiento para hacer caja
Constitución sí, pero no así
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En ese bello rincón de Castilla y León llamado Bierzo, existen personajes singulares en su cotidianeidad que sorprenden a todo aquel que llega de nuevas a esa gran comarca con particular idiosincrasia. Gentes como Prada, el empresario agroalimentario con su particular estilo y modelo de ... empresa, que ha creado escuela en muchos sentidos; políticos rockeros como Estanga, que fuera eterno alcalde de Oencia ya fallecido; el incombustible bercianista Tarsicio Carballo… Muchos y muy particulares personajes arraigados al lugar. Pedro Muñoz, ahora protagonista de un nuevo folletín de la crónica negra española, es otro hombre con una gran particularidad en la sociedad berciana en particular y leonesa en general. El de Toreno, localidad de donde fue alcalde, ha pasado prácticamente por todos los partidos políticos conocidos, salvo por el PSOE. Populista en su discurso, pasional y con dosis de marcado liderazgo, no pasaba desapercibido en las elecciones municipales que se presentaba. Llegó a cogobernar Ponferrada con su Coalición por El Bierzo, precisamente en el tiempo en que conoció y se casó con la que ahora se presenta como su víctima de supuesto intento de homicidio y maltrato, Raquel Díaz. Muñoz en su juventud llegó a ser un deportista famoso por ser campeón nacional de halterofilia, enfermero de profesión y con una locuacidad incontinente fuerte y apasionada.
Nadie duda que en el juicio paralelo, el mediático, Pedro Muñoz está ya condenado. De hecho, las pruebas de unos hechos fatídicos parecen sobradamente evidentes. Sin embargo, quedan por resolver dudas sobre si ese presunto maltrato era continuado o fue puntual. Sorprende el irse a pasar la pandemia la pareja a solas en una aislada casa con un pantano en los montes de Toreno. ¿De forma forzada? Y un sinfín de interrogantes más.
Sin embargo, como periodista, me indigna la utilización política del caso, la triste guerra de sexos, el periodismo que utiliza a este tipo de víctimas monopolizando el sufrimiento para hacer caja y subir audiencias. El circo mediático en torno a este tipo de juicios. La hipocresía de tantos que un día adulaban y ahora reprueban. Pero, sobre todo, que los seres humanos seamos capaces de tales hechos bestiales entre semejantes.
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