Una actualización del mito de Edipo, un poderoso artefacto metacinematográfico y un melodrama futurista
'Música', de Angela Schanelec; 'Las cuatro hijas', de Kaouther Ben Hania, y 'The Beast', de Bertrand Bonello, propuestas del día en la Sección Oficial de la Seminci
La Seminci hace hueco al cine como mecanismo interdimensional, un instituto como metáfora del mundo y el poder del amor
![Fotograma de la película de Sección Oficial ‘Las cuatro hijas’, de Kaouther Ben Hania](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/10/25/SEMINCIEDIO-R0LmN3R2sGazltBhFhxgpIM-1200x840@abc.jpg)
La 68 Semana Internacional de Cine de Valladolid ha superado su ecuador con tres películas muy dispares, que fueron recibidas de forma desigual por el público. Con gelidez y notorias protestas se recibió 'Música', la aproximación de la cineasta alemana Angela Schanelec al mito de Edipo, considerada por el director de Programación del certamen, Javier H. Estrada, como «uno de los pilares» sobre los que han querido construir este año la Sección Oficial. La mayor ovación del día fue para 'Las cuatro hijas', de la tunecina Kaouther Ben Hania, un explosivo artefacto metacinematográfico que recrea el terrible drama de una mujer que vio cómo sus dos hijas mayores eran captadas por el ISIS. Y con disparidad de opiniones fue acogida 'The Beast', primera incursión de Bertrand Bonello en el Festival de Valladolid, que despliega un melodrama futurista con viajes en el tiempo y en el espacio para lanzar incisivos interrogantes sobre el terremoto que podría suponer la irrupción de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas, informa Ical.
'Edipo rey', de Sófocles, le sirve a la cineasta alemana Angela Schanelec de punto de partida para 'Música', su trabajo más reciente, galardonado con el Oso de Plata al mejor guion en la Berlinale. Con una cadencia muy especial, el film arranca con un plano de unas montañas griegas absorbidas por la bruma. La niebla llega y lo devora todo, hasta que asistimos al alumbramiento de un bebé llamado Jon, que es acogido y adoptado sin haber podido conocer a su padre ni a su madre. Tras un accidente fatal, se enamora de Iro, una funcionaria de prisiones, que le abrirá las puertas de un nuevo mundo con sus grabaciones de música clásica, mientras el joven va perdiendo paulatinamente la vista.
«Siempre que empiezo a escribir un guion, siento el deseo o la necesidad de orientarme a partir de una narrativa preexistente. En este caso no sé muy bien cómo se me ocurrió la idea de trabajar en torno a un mito, pero recuerdo que vi una puesta en escena hace varios años de Edipo que regresaba a mi memoria una y otra vez. Empecé a escribir en torno a ello y sentí mucha libertad para continuar por la senda que quería», detalló Angela Schanelec en Valladolid.
En declaraciones recogidas por Ical, inquirida sobre cómo trabaja con el reparto, la directora señaló que nunca les pide que se documenten y exploren sobre sus personajes, sino reunirse con ellos para «intentar descubrir quiénes son, cómo se manejan, cómo hablan, intento comprender qué es lo que puedo esperar de ellos, y si eso cuadra con mis necesidades». «Luego durante el rodaje no hacemos aproximaciones psicológicas a los personajes ni mucho menos, más bien se trata de definir movimientos muy precisos», comentó.
Más allá del cine
Como un tornado, arrasando todo a su paso, ha irrumpido en la competición 'Las cuatro hijas', la nueva película de la tunecina Kaouther Ben Hania, galardonada hace seis años en Seminci con el premio de la juventud de Punto de Encuentro por 'Beauty and the Dogs', su segundo largometraje de ficción. En esta ocasión despliega un brutal artefacto narrativo metacinematográfico para recrear la historia de Olfa y sus cuatro hijas, una mujer que vio como sus dos descendientes mayores abandonaron el hogar familiar para integrarse en el Estado Islámico.
La historia de Olfa Hamrouni sacudió la actualidad tunecina en 2016. Fue entonces cuando llegó a oídos de la cineasta, que acababa de dirigir su documental 'Zaineb odia la nieve', que tuvo su puesta de largo en Locarno. Desde que conoció el caso, la realizadora sintió que aquello la interpelaba en lo más profundo, y en cuanto conoció a la protagonista se quedó fascinada. «Vi en ella un personaje muy potente para el cine. Era la encarnación de una madre con todas sus contradicciones, sus ambigüedades, sus zonas problemáticas. Su historia, compleja y aterradora, me perseguía y estaba muy interesado en explorarla y comprenderla, aunque no sabía cómo lo iba a hacer», relata en las notas de producción del film.
La cineasta, que no viajó en Valladolid al estar sumida en la campaña de los Oscar (la película, que ganó el premio al mejor documental en Cannes, ha sido elegida por Túnez para representar al país en la carrera por la estatuilla), empezó a tantear entonces diferentes posibilidades de llevar a la gran pantalla un relato tan poderoso, hasta que dio con la tecla.
Ben Hania ha dado forma a un elaboradísimo artefacto narrativo que funciona como un reloj suizo, y pone sobre la mesa las cartas desde el primer plano del film. Tras barajar otras opciones, decidió contratar a dos actrices profesionales para encarnar a las dos hijas que le arrebató el ISIS. Además, para dar vida a la madre protagonista, sienta a su lado delante de cámara a otra actriz, que le sirve para sacar a Olfa del propio personaje que ella misma se había construido en su itinerancia por los medios para contar su drama.
Lo que queda ante la cámara, totalmente desnuda, es la historia de una mujer partida por la mitad. Devastada. Arrasada. Víctima y verdugo que se llevará a la tumba la culpa de no haber sabido liberar a sus hijas de una «maldición» que se transmite «de generación en generación», con las mujeres de los países islámicos. Es esa mirada honda, sin concesiones, que plantea la cineasta, un paso definitivo en el intento de emancipación de las mujeres, un guiño y una mano tendida a las nuevas generaciones para que rompan las cadenas que llevan siglos asfixiándolas, con las dos hijas de Olfa que permanecieron a su lado como brillantes faros en la niebla.
Océanos de tiempo
Por último, en 'The Beast' Bonello despliega un melodrama futurista cuyo alma y motor es la súper estrella Léa Seydoux ('Sin tiempo para morir', 'La vida de Adèle'), acompañada para la ocasión por el británico George MacKay ('1917', 'Captain Fantastic'). Es ella quien carga sobre sus espaldas el peso de una película tremendamente ambiciosa, que transcurre simultáneamente en tres espacios temporales diferentes, inspirados en dos sucesos reales y uno que quién sabe si nos aguarda a la vuelta de la esquina, como la bestia a la que alude el título: la gran inundación de París en 1910, con el Sena arrasando la ciudad; la masacre perpetrada por el joven Elliot Rogers en California en 2014; y un futuro distópico, en 2044, que Bonello imagina con una sociedad deshumanizada, donde las emociones se han convertido en una amenaza y deben ser erradicadas.
En el corazón de la trama aparece anclada una reflexión sobre el tsunami que puede suponer a corto plazo el impacto de la inteligencia artificial en nuestras vidas. Seydoux encarna a Gabrielle, una joven que decide someterse a un tratamiento para purificar su ADN, que la reconectará con sus vidas pasadas para intentar liberarla de sus afectos, que no son sino fantasmas o «traumas heredados» que supuestamente la atenazan. Es entonces cuando irrumpe en su vida Louis (MacKay), un joven con el que siente una estrecha conexión, y que encarna al amor de su vida.
Múltiples capas de representación aguardan al espectador en el nutrido metraje, que arranca con una aspirante a actriz sometida a la 'tortura' de intentar sacar a flote sus emociones ante una pantalla verde croma. Desde el inicio, el rostro de Seydoux (una autentica 'one woman show') se impone desnudo, sin artificios y en planos cortísimos, en un film que dispone mecanismos de abstracción, en los que no faltan gurús, muñecas mecánicas e incluso hipnosis, para intentar sumergir al espectador en su arriesgada propuesta, un tríptico mutante sobre el miedo, lleno de miradas y gestos atormentados, que encierra varias películas en una.
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