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Las térmicas de Compostilla, La Robla y Velilla echan el cierre tras medio siglo de vida

Endesa anuncia proyectos renovables por 600 millones para suplir la actividad en El Bierzo

Trabajadores, concentrados ayer frente a la central térmica de Compostilla II ICAL

M. GAJATE

La historia del carbón cierra hoy su último capítulo en las provincias de León y Palencia. Tras la clausura de los tajos hace año medio, ha llegado la fecha prevista en el calendario para parar la actividad de las centrales térmicas de Compostilla, La Robla y Velilla. Su maquinaría dejará de trabajar más de medio siglo después de que entraran en funcionamiento: la primera, en 1961, la segunda, en 1970 y la tercera en 1964, dejando atrás aquellas décadas en las que los trabajadores del sector minero se contaban por decenas de miles, para dar paso a una nueva etapa de transición ecológica marcada por fuentes de energía no contaminantes.

En el año 2018, la Unión Europea marcaba unos nuevos requisitos de emisione s para poder seguir quemando carbón en las centrales. Las nuevas reglas del juego exigían a las eléctricas importantes inversiones. Ese mismo año, el 1 de diciembre, se desconectaba de la red la planta de Anllares (en Páramo del Sil). Naturgy no asumía desde el primer momento ese desembolso en estas instalaciones y en este mes de junio comenzó su desmantelamiento tan sólo unos días antes de que le sigan los pasos otras siete térmicas del país, que sin haberse acometido en ellas las actuaciones pertinentes este 1 de julio incumplirían la normativa para seguir en activo.

Con su cierre, el carbón será prácticamente historia en una tierra en la que esta actividad ha afectado recientemente a miles de empleos directos e indirectos, primero con el cierre de la minería en 2018 y posteriormente con el cambio de política energética y un descenso considerable de la producción en las centrales a medida que ganaban terreno las fuentes renovables y aumentaban las restricciones. El pasado año, a mediados de diciembre España generó por primera vez toda su electricidad en varios días sin recurrir al carbón.

Con el cierre ya irreversible, Endesa anunció ayer una inversión de 600 millones para reemplazar la clausura de Compostilla a través de proyectos de energía solar y eólica que serán promovidos en la zona en los próximos años. Una iniciativa en la misma dirección a la anunciada hace unas semanas por Iberdrola en Velilla y que es una de las líneas de actuación que promueve la Junta. Así lo reflejó ayer el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, que solicitó en una carta a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, «la necesidad de aprovechar las infraestructuras para nuevos proyectos generadores de energía», además de la atracción de actividad que compense «el empleo destruido» y el desarrollo de empresas locales con el apoyo de las eléctricas y la colaboración público-privada.

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