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El año en que Salamanca se citó con Rodin, Lou Reed... y su «autoestima»
«La capitalidad supuso una gran transformación en gestión cultural, en imagen y en infraestructuras», subraya el que fuera coordinador del Consorcio, Enrique Cabero
![Momento de la colocación de Balzac de Rodin en la Plaza Mayor de Salamanca](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2022/03/03/rodin-U30924424946FC--1248x698@abc.jpg)
Ni el ‘Balzac’ ni ‘Los burgueses de Calais’ habían salido de París hasta la capitalidad cultural de Salamanca. Las esculturas de Rodin instaladas en plena Plaza Mayor y en el patio de las Escuelas Menores, junto a otro medio centenar de obras del artista francés ... que inauguraron la sala de Santo Domingo, anticipaban a comienzos de 2002 que aquel iba a ser un año especial para la ciudad del Tormes.
Luego llegarían otras muchas exposiciones de calado, entre ellas la de pinturas del Renacimiento portugués y Grão Vasco o ‘Comer o no comer’... Destacadas producciones escénicas: ‘La ópera de cuatro cuartos’, de Bertolt Brecht y Kurt Weill; ‘Luces de bohemia’, de Valle-Inclán, o ‘Muelle oeste’, de Bernard Maria Koltès... Coproducciones cinematográficas: ‘Octavia’, de Basilio Martín Patino, y el documental ‘De Salamanca a ninguna parte’, de Chema de la Peña, además de la restauración de ‘La bejarana’, de Eusebio Fernández Ardavín... Conciertos de una Patti Smith que entonces no se prodigaba por Europa, Lou Reed, Van Morrison, The Waterboys, Status Quo, The Cranberries, Suzanne Vega, Dulce Pontes, John Cale, Madredeus, Philip Glass, Rodrigo Leão, Radiohead, Suede, Maria João Pires, Montserrat Caballé, José Carreras...
Existía el peligro de que todo aquello fuese «solo un paréntesis» de doce meses, pero «se crearon inercias» que han mantenido vivo parte de aquel legado veinte años después. «Salamanca lo aprovechó bien. Fue una gran oportunidad para una ciudad vinculada a la cultura, al patrimonio histórico, a la Universidad, y supuso una gran transformación en lo que se refiere a la gestión cultural, a la imagen y a las infraestructuras culturales», resume el que fuera coordinador del Consorcio Salamanca 2002, Enrique Cabero.
Tras la designación junto a Brujas como Capital Europea de la Cultura en mayo de 1998, el Consorcio -creado en septiembre de 1999 e integrado por el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León, la Administración General del Estado, la Universidad de Salamanca y Caja Duero- había diseñado un programa con más de mil cien actividades para el gran año. Un lustro antes nadie hubiese sospechado que aquello podría salir adelante.
Antes del evento, la ciudad llegó a tener un solo teatro abierto, el Juan del Enzina de la Usal
Hubo un momento, recuerda Cabero, en el que tan solo funcionaba un teatro en la ciudad: el Juan del Enzina, de la Universidad; no pudo remodelarse para el evento para no cerrar el único escenario en activo por entonces.
Se levantaron el Centro de las Artes Escénicas y de la Música (CAEM), el museo Domus Artium 2002 (DA2), el Pabellón Multiusos Sánchez Paraíso y el Centro de Arte Salamanca (DA2), además de reconstruirse el Teatro Liceo, todo ello con una inversión por encima de los 61 millones de euros invertidos en el programa municipal denominado «Edificios 2002», en el que colaboraron la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Cultura.
![Basilio Martín Patino, durante el rodaje de 'Octavia', coproducida por el Consorcio Salamanca 2002](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2022/03/03/patino-kCEF--510x349@abc.jpg)
Al margen de las administraciones, la Universidad rehabilitó la Hospedería de Fonseca, en la que creó la sala de exposiciones, el auditorio (aunque este no abrió hasta 2003) y la Sala Menor; Caja Duero rehízo su teatro y la iniciativa privada «dotó a la ciudad de 22 nuevos hoteles» que posteriormente permitirían a Salamanca «crecer como ciudad de congresos», señala Enrique Cabero.
La otra gran transformación, apunta el actual presidente del CES, se dio en la propia gestión cultural: «El Consorcio se creó para la capitalidad, pero dado el volumen de edificios, de ciclos, de actividad, en 2003 se puso en marcha la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, promovida y financiada por el Ayuntamiento, pero de cuyo patronato forman parte la Universidad de Salamanca, la Pontificia y la Junta de Castilla y León, manteniendo esa colaboración institucional que se consolidó durante la capitalidad. También sustituyó al Consorcio una sociedad para la gestión y promoción turística».
La posterior celebración de los 250 años de la Plaza Mayor o los 800 de la Universidad bebieron de aquella experiencia, asegura Cabero, quien ve también el rastro de 2002 en otras iniciativas como la intervención en las ruinas del convento de San Agustín o el futuro Centro Internacional de la Lengua Española. «Se han ido enlazando nuevos proyectos que de alguna manera encuentran como referente la capitalidad, porque dio a la ciudad autoestima en el sentido de que demostró ser capaz de gestionar grandes eventos».
La clave de ese éxito, subraya el coordinador del Consorcio, tuvo también mucho que ver con «la implicación de la ciudadanía»: «contó con grandes consensos en el ámbito político, pero también en el ámbito social y eso hizo que los ciudadanos se convirtieran en los grandes promotores y embajadores, que es algo que no se ha dado siempre en otras capitales europeas de la cultura y genera un valor añadido».
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