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«El público aplaude la música contemporánea por educación» Luis Thau Schaffer_Maestro de Viola de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León

«El público aplaude la música contemporánea por educación» Luis Thau Schaffer_Maestro de Viola de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León

F. BLANCO

Luis Thau Schaffer mira fotos de músicos con los que ha tocado

POR FÉLIX IGLESIAS

VALLADOLID. -Para mí que un músico no se puede jubilar.

-La jubilación es sólo administrativa. Es verdad que me he ganado la vida con la música, pero se nace músico y se muere músico. De hecho, no se vive de la música sino que se vive para la música. Yo vivo en la música las 24 horas del día. yo vivo en 3x4. A partir de ahora, sin una vida laboral reglada, es tiempo para seguir asesorando, reunirse con otros jubilados, seguir haciendo música.

-Vamos que no estaba deseando jubilarse, como sí quieren millones de trabajadores.

-Me lo tomo como una nueva etapa. Ya no hay horarios tras 49 temporadas haciéndolo, y que han sido todo un privilegio. Ésta una de las pocas profesiones en las que la actividad es diaria, haya ensayos, concierto o trabajo individual; nunca se para, aunque el cambio es la rutina del horario. De hecho, incluso físicamente hay que trabajar los músculos que intervienen cuando se toca un instrumento. Además, en mi caso, mi mujer también es música. De todos modos, aunque parezca mentira, tenemos otras aficiones.

-Usted llegó en 1988 a la Orquesta Sinfónica Ciudad de Valladolid y está en la de Castilla y León desde su fundación. ¿Díganos cuánto ha cambiado el panorama musical desde entonces cuando apenas había orquestas sinfónicas en España?

-Hemos avanzado una barbaridad, aunque aún nos falta mucho trecho cuando se pasan los Pirineos. Durante diez años di clases en el Conservatorio de Valladolid y los profesores intentamos imbuir la mentalidad musical a los alumnos por encima de sacar músicos. En la historia de España, los reyes nunca han apoyado a los músicos. Tras el alto nivel del Renacimiento con Luis Tomás de Victoria y Francisco Guerrero, después hay un bache enorme. Ya con la democracia en el siglo XX se está intentando recuperar el tiempo perdido poco a poco. De hecho, en la Orquesta Sinfónica de Castilla y León la presencia de músicos españoles cada vez es mayor.

-¿Y cómo ha cambiado el público?

-Igualmente. Hace unos años un periodista dijo que el público español había aprendido a no aplaudir entre movimientos, que no deja de ser una broma. El público ha avanzado una barbaridad.

-En sus primeros años como profesional trabajó en el Teatro Colón de Buenos Aires, una de las cumbres mundiales de la música.

-Argentina, como otros muchos países sudamericanos, es una nación de convulsiones constantes, pero dentro del Teatro Colón era un templo que no tenía nada que ver con las tensiones de fuera. La organización, la programación, todo era una maquinaria perfecta. Muchas veces mi mujer y yo nos preguntamos si empezamos con el listón demasiado alto. Es verdad que es algo que siempre tenemos presente, como nostalgia y a gala. Entonces había cuatro orquestas en Buenos Aires, pero siempre quise estar en el Teatro Colón, aunque fuese para tocar en el foso con las óperas. Fíjese cuál era su prestigioso que se retransmitían en directo por radio todos los conciertos, incluso se hacían burradas como transmitir los ballets por radio. Pero claro, en uno de mis primeros conciertos, con 18 añitos, toque con Karl Richter o con el flautista Jean-Pierre Rampal. Eso era el Colón para un músico.

-¿Qué les motivo emigrar a España?

-La decadencia de la maquinaria hasta entonces perfecta del Teatro Colón, y a pesar de que mi mujer y yo teníamos plazas fijas y con un porvenir sin problemas. Pero era tal la decadencia que con el apoyo de nuestro hija, decididos venir a España, el único país que a pesar de nuestra edad, entonces yo tenía 45 años, nos acogió. Pero fue renunciar a todo lo que tenía en Argentina. Además, al poco de llegar desapareció la Orquesta Ciudad de Valladolid, pero luego tuvimos la suerte de hacer una buena oposición para la de Castilla y León.

-En todos estos años con que directores y músicos con los que ha actuado se queda.

-Puedo hacer una relación de los que coincidí en Buenos Aires y en Valladolid, como son el compositor y ahora también director Krzysztof Penderecki, la mezzosoprano Teresa Berganza, el compositor Ernesto Halffter o la pianista Alicia Larrocha, por mencionar algunos.

-¿Cómo músico que época de la música prefiere, quizá el barroco, ahora tan en boga, la contemporánea, que no acaba de enganchar al público?

-Como intérprete interpreto las partituras, pues no sabemos, en general como lo interpretarían los compositores. Así la llamada interpretación historicista la considero más comercial que histórica. En cuanto a la música contemporánea creo que se trata de meter en el paquete de la creatividad lo que sólo es improvisación, y que la gente aplaude por educación.

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