Alejandro J. García Nistal - Noción personal
Predicar con el ejemplo
«En Castilla y León estamos asistiendo según se han ido conformando las candidaturas al Congreso y al Senado a una especie de reválida»
En los estados más primitivos de la democracia, una vez superados los Consejos de ancianos o de senectud, éstos servían para que los líderes de pueblos, ciudades y naciones tuvieran donde aconsejarse, debatir y pasar su aprobación o no sobre ciertas decisiones. En la historia política de Grecia y Roma, base de nuestra cultura, ese conjunto de figuras derivarían a otros tipos de gobiernos donde la democracia en estado puro fue sufriendo una paulatina degradación.
En todo caso, hoy, pedimos a nuestros representantes públicos no sólo ciertas capacidades para gestionar nuestro destino, sino también suponemos una honradez que nos haga confiar en sus buenas intenciones depositando nuestros votos y voluntad en ellos.
En Castilla y León estamos asistiendo según se han ido conformando las candidaturas al Congreso y al Senado a una especie de reválida. Tanto desde los propios órganos internos de los partidos políticos, como de la opinión pública por medio de la prensa regional.
En el Partido Popular han despertado mucho interés y dado lo trascendente de sus históricas figuras, el abandono de la política del que lo fue todo en Ávila, Antolín Sanz. El eterno presidente se ha despedido en una clara señal de que en esa provincia se abre un ciclo de renovación total del PP. Por otro lado, en el PP leonés, Alfredo Prada, leonés con carrera política en Madrid vivió toda una tragicomedia que le ha llevado a quedarse fuera por vez primera de la «pomada». Otro síntoma de cambio provincial post Isabel.
Pero ¿qué decir del dirigente podemita acusado tiempo atrás feos asuntos sexuales? O para más inri, el líder indiscutible de Ciudadanos en la provincia de León, Sadat Maraña. En esto de mentir en los CV la trayectoria es larga. Desde aquellos sonados copieteos de tesis doctorales de un ministro alemán con dimisión inmediata parece que el ego anula la razón y sensatez.
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