Guerra en Ucrania
«Los niños no son conscientes de que la guerra se pueda alargar»
Los nueve menores del grupo que estaba en El Tiemblo pasan su primera semana en Valladolid: son los primeros niños y adolescentes ucranianos tutelados por Castilla y León
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![Familia ha puesto a nueve menores ucranianos que estaban en Castilla y León cuando estalló la guerra a cargo de la ONG Accem](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2022/03/14/tiemblo-U402507083444YiB--1248x698@abc.jpg)
Desde el comienzo de la invasión rusa, la llegada de ucranianos a Castilla y León plantea dos escenarios posibles: que vengan refugiados (familias) o que los que busquen hogar sean niños y adolescentes solos. De momento, sin padres o adultos legalmente responsables, sólo estarían nueve ... menores ucranianos, en guarda provisional , aquellos del grupo al que la guerra sorprendió haciendo orientación deportiva en El Tiemblo (Ávila) . Tras hablar con sus familias, éstas les pidieron que no volvieran, y decidieron que por ahora dejarán en manos de la Junta su tutela, así que su situación podría definirse como «híbrida». Sin embargo, ilustra cómo actúa el sistema con pequeños y jóvenes que son víctimas colaterales de la guerra.
La Consejería de Familia ha puesto a estos nueve menores -de entre siete y diecisiete años- a cargo de la ONG Accem, con una vasta experiencia y centros tanto de refugiados como de menores. El grupo se ha instalado en uno del primer tipo para mantenerse en el mismo edificio que su monitora o que la familia que viajaba con ellos, pero vive en «espacios separados» y con dinámicas de «centro-hogar». «Consideramos que era importante no desvincularles de los adultos que conocían, dadas las circunstancias sobrevenidas», explica el responsable de Accem en Castilla y León, Daniel Duque Virseda, que cuenta que los menores hablan casi a diario con sus padres. «Están un poco desubicados, lógicamente. Tienen ganas de volver a casa, claro, con sus familias, y no son conscientes de que el conflicto se va a alargar más de lo que nos gustaría a todos», confiesa.
Sin embargo, ya están recibiendo clases de español o ayuda psicológica para trabajar sobre sus expectativas y posibilidades, con profesionales «atentos» 24 horas. Aunque se espera que en un futuro puedan reunirse con sus allegados, se les alienta a aprovechar «las oportunidades de este lugar seguro» y se barajan opciones de formación, tanto para los que están en edad de escolarización obligatoria como para los que no. Duque cuenta que, incluso sin el idioma, podrían estar en el colegio en un mes, aunque no entiendan todo. Tiempos parecidos se han trabajado con niños de familias sirias o afganas. «Son como esponjas, pero el objetivo último es normalizar su día a día, aunque no comprendan del todo esa clase de matemáticas», comenta.
También ‘en casa’ se busca esa normalidad. El funcionamiento de los centros de menores suele agruparles en hogares de diez: «Intentamos que el lugar donde viven sea como la casa de cualquiera: con espacios compartidos, un salón con TV, habitaciones para cada dos... allí comen juntos o se reparten tareas», detalla Duque. «Como son deportistas, se cuidan, mantienen horarios y saben que tienen que dormir, están respondiendo muy bien a las dinámicas que les proponemos», añade. Este es, prácticamente, su primer fin de semana después del ‘aterrizaje’, así que aún no se han organizado apenas nada, pero suelen proponerse visitas a museos y otras actividades que les ayuden a explorar su entorno y a integrarse. Ya habría conversaciones con la Federación de Orientación de Castilla y León por si los jóvenes pueden recuperar ese deporte que tanto les gusta y les ha unido.
En líneas generales, ni Familia ni la ONG se atreven a hacer predicciones sobre cuántos menores podrían llegar , pero prometen atenderlos. «Se espera que la mayoría vengan con sus madres o con otros familiares», reconocen fuentes de la Consejería, lo que les transformaría en refugiados. Pero por si acaso, Accem tiene el centro de Valladolid donde vive la ‘expedición’ de El Tiemblo, y también recursos en León, Segovia, Ávila, Salamanca, Burgos y Soria. Simplemente no se desvelan los enclaves para «no exponerlos mucho» y que vivan más «tranquilos». «Si algo se le puede pedir a la ciudadanía es que normalicen su llegada cuando pase el impacto inicial», recuerda Duque.
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