Las dos «mitades» de Cidadanos
La definitiva renovación de la estructura de la formación naranja certifica la división en dos bloques en Castilla y León: el «oficial» de Villarroel y el de los altos cargos en torno a Igea
Francisco Igea y Gemma Villarroel
Olvido parece que no, y perdón, aún no se sabe. Los partidos tienen memoria y sus dirigentes, más. También los «nuevos», aunque su historia sea menos dilatada, y quizá por eso los recuerdos están más vivos. Y eso parece que ocurre en Ciudadanos . ... La elección de la nueva líder del partido naranja ha ido más allá de aupar a Inés Arrimadas como sustituta de quien había sido su único presidente, Albert Rivera. Con efecto directo en Castilla y León, donde han movido los peones sobre su tablero intern o. No en vano, de esta Comunidad salió el rival de quien, en principio, se preveía como única aspirante y sustituta natural para situarse al frente: Francisco Igea.
Con un modelo de partido diferente y un debate que llegó a subir de tono entre ambos y sus apoyos, Igea y los suyos se quedan en esta nueva era fuera de la estructura orgánica de Cs en Castilla y León . Y eso pese a ser el miembro del partido con mayor peso ejecutivo como vicepresidente, portavoz y consejero del Gobierno en la coalición que ostenta junto al Partido Popular. Ya se había salido por voluntad propia el pasado enero. En mitad de la refriega precongresual dimitió como responsable de Programas en la Comunidad por no compartir la designación de cargos «vacantes» por parte de la gestora que tomó las riendas de la formación mientras estaba «descabezada». Con él salieron varios de sus afines, que comparten carné naranja y también labores en el Ejecutivo.
Y del «envido» de la salida para expresar su malestar con los movimientos de la gestora, al «órdago» lanzado por varios cargos y miembros de Cs para que más allá de hablar, Igea diera el paso y se presentara. Tardó en desvelar el sí definitivo, pero lo hizo. Perdió. Y ahora Igea sigue sin puesto en el organigrama de un Ciudadanos que también ha cambiado de líder en Castilla y León y sigue siendo «bicéfalo» . Con dos cabezas y hasta cuerpo completo bien diferenciados. Por un lado, el partido propiamente dicho, el «aparato», con la leonesa Gemma Villarroel como nueva coordinadora y máxima responsable, en sustitución de Luis Fuentes . Por otro, los altos cargos de la Junta, liderados por Igea, con puesto en el Gobierno autonómico, pero no en el organigrama interno. Él mismo, que ha prometido «lealtad» al partido, reconoció que no se sentiría «cómodo» en una estructura con unos planteamientos que no comparte y por eso optó a las primarias.
Fieles
Igea no es el único que se ha quedado fuera de la estructura de la formación naranja. Ninguno de los consejeros de Cs con carné de partido ha entrado . Y tampoco tienen hueco en el «aparato» viceconsejeros y ni directores generales que en el Gobierno autonómico están cerca de Igea y que dieron su apoyo al vicepresidente en las primarias internas.
Una de sus más fieles, la titular de Empleo, Ana Carlota Amigo –en aquella época portavoz de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León– tampoco sale en la «foto» del partido que ahora encabeza quien fuera su compañera como concejal en el Ayuntamiento de León en la anterior legislatura, en la que la formación naranja debutó en la política municipal leonesa.
La nueva máxima responsable insiste en que «no existe» la división y su afán es acabar con la sensación de «ruptura»
Y fuera del aparto otros nombres como David Martín, viceconsejero de Empleo y apuesta de Igea para tomar el mando del departamento tras la precipitada dimisión de Germán Barrios. También el director general de Ordenación del Territorio, Antonio Calonge;el secretario general de la consejería del vicepresidente, José Miguel García...
«Ellos están donde tienen que estar, para solucionar los problemas, que son muchos y graves» , afirmó Villarroel nada más acceder a su nueva responsabilidad para justificar la ausencia de Igea y el resto de cargos de Cs que se quedan fuera del aparato. La «ardua tarea» de su «importante» responsabilidad para hacer frente a la crisis motivada por el Covid-19 fue el argumento esgrimido para sustentar su postura.
Aunque sin ser preguntada, Villarroel comenzó agradeciendo el «apoyo a Paco Igea», quien también mostró su respaldo a la nueva responsable del partido. «Eliminar esa sensación de ruptura» que pueda percibir la ciudadanía en el seno de su partido, porque cree que «no existe» en realidad, entre los principales retos de la nueva dirigente naranja. Aunque los últimos nombramientos –los coordinadores provinciales– han servido para recalcar que los afines a Igea tampoco logran cuota de poder intern a. Y quienes sí estuvieron del lado de Arrimadas suben en el escalafón.
Claro que I gea también se ha rodeado en la Junta de sus más afines . Con cuatro consejerías para la formación naranja –una que ostenta él– ha «colocado» a sus alfiles en el tablero a su alrededor. De los últimos movimientos, trasladar de las Cortes al Gobierno regional a Ana Carlota Amigo tras la abrupta marcha de Germán Barrios. Y, de paso, Amigo ha «poblado» la Consejería de «igeístas», barriendo a casi todo el equipo del que se había rodeado su predecesor. Con el movimiento, David Castaño ahora es el portavoz del Grupo Parlamentario en el que domina el bando «oficial», con el presidente de las Cortes, Luis Fuente, incluido.
El origen
Las dos mitades en que se divide Ciudadanos en Castilla y León. Como «Igeístas» y «Arrimadistas» dos bloques que, si bien de cara a la galería no han visibilizado en estos tiempos –pandemia del Covid-19 por medio– sus diferencias, los movimientos en la reestructuración culminada hace unos días con las designaciones en las provincias vienen a confirmar las distancias. Y no son nuevas. Las primarias son el último sonoro capítulo, pero los ecos de las discrepancias reverberan de lejos –en un partido de corta trayectoria– y chocan en las mismas paredes.
La «muralla» divisoria de unos bandos que prácticamente han mantenido los mismos «combatientes» se comenzaron a levantar en febrero de 2019, cuando Rivera intentó aupar a la expopular Silvia Clemente como candidata a la Presidencia de la Junta para las elecciones de mayo de ese año. Aún retumbaba el portazo al PP cuando Clemente hizo su incursión naranja. Y ahí ya Igea –diputado en el Congreso– emergió como crítico. Se presentó a las primarias, dio la vuelta al resultado del proceso del pucherazo y las «divisiones» que parten en dos Ciudadanos quedaron marcadas.