Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Historias para no dormir

Si las calles -y los sindicatos- se le revuelven a Pedro Sánchez da más miedo que el precio de la gasolina, el de la leña, que quedarse sin un gasoducto a las puertas de la Navidad

A ver quién le dice a Pedro que si se le revuelve la calle a la izquierda es que España está mal. Que una avenida llena de manifestantes con el trabajo al cuello -o sin él- no hay CIS, ni Tezanos, que la convierta en ... una marcha reclamando que la derecha pida perdón porque todos sabemos que Roma no la tomaron los bárbaros aquellos, si no estos. Porque los bárbaros de Odoacro, da igual como lo hayan contado los historiadores, eran simpatizantes del PP y de Vox.

Me hizo gracia de pequeño aquella frase que dice que cuando Estados Unidos estornuda es que el mundo está resfriado. Entonces me imaginaba a todos los americanos estornudando a la vez como en un musical, rollo ‘La la land’. Ahora pienso en Biden fingiendo estornudos -discretamente no le metan un hisopo por la nariz- a ver si aquello sigue siendo cierto. Da igual si Estados Unidos tiene los píes fríos, lo que sí es verdad todavía es que la situación tiene que estar muy negra para que en España al PSOE se le vaya la calle de las manos.

España es una exageración de sí misma, un hiperventilar -pero con gracia-, un estrés pretraumático. Todo es drama por si no llega a pasar nada después, pero viendo estos días a Pablo Casado en la calle con los agricultores y respaldando las protestas de los demás sectores suena como a lectura del Apocalipsis. «Llegarán cuatro hombres de negro de Bruselas y al PP le aplaudirán en la calle», que escribió san Juan en Patmos.

Y uno, ante esto, no sabe si comprar latas de conservas por si ocurre lo del apagón o por si a Pedro Sánchez le da por aguantar hasta 2024 en La Moncloa. Si las calles -y los sindicatos- se le revuelven a Pedro Sánchez da más miedo que el precio de la gasolina, el de la leña, que quedarse sin un gasoducto a las puertas de la Navidad. Más miedo incluso que unas primarias del PP de Madrid o que Iceta bailando ‘Noche de Paz’. Es una historia para no dormir de aquellas de Chicho Ibáñez Serrador… que queden polvorones y no ginebra en los supermercados.

Uno preferiría el monstruo de las siete cabezas a que al PSOE se le subleven las calles. Aunque, visto así, Moncloa es un monstruo de veintitrés cabezas, presidente y vicepresidentas incluidos, y aquí seguimos.

Si al partido socialista le sacude UNICEF explicando que en España un veintisiete coma cuatro por ciento de los críos vive sobre el alambre de la pobreza, y a eso se le añade que no hacen más que rebajarnos las perspectivas de crecimiento para el próximo año y que al presidente ahora se le sulfuran los trabajadores en Cádiz, en Madrid, en el campo y hasta en la administración, ya no se sabe que es mejor: si invertir en oro o en papel higiénico.

Pedro sigue a lo suyo porque desde el Falcon parecen pocos y son pequeños todos los problemas. Si hay gente en las calles, será que hacen cola para felicitarle la Navidad.

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