Vicente Ángel Pérez - Corazón de León
García Yebra
«Era un sabio con los pies asentados, un erudito que nunca olvidó su pasado y, sobre todo, una persona cuya bonhomía fue reconocida por cuantos lo trataron»
Nació en un pueblecito por nombre Lombillo de los Barrios, cerca, pero tan lejos entonces, de la Ponferrada capitalina del Bierzo; nació el 28 de abril de 1917 y murió el 10 de diciembre de 2010. Noventa y tres años de vida vivida, sufrida, trabajada, y, también, disfrutada por el cariño familiar y los reconocimientos que le llegaron por su infatigable dedicación al estudio y a la enseñanza de la lengua; por su gran aportación a la cultura de una España tan necesitada entonces y ahora de faros intelectuales.
Valentín García Yebra llevaba su humilde cuna y su tierra berciana en el alma; escribía sobre ellas como lo hacía sobre Aristóteles. Era un sabio con los pies asentados, un erudito que nunca olvidó su pasado y, sobre todo, una persona cuya bonhomía fue reconocida por cuantos lo trataron. ¡Qué lección para quienes van por el mundillo cultureta de «santones» y «perdonavidas»! García Yebra «iba» de donde venía, de la humildad y del trabajo; duro trabajo intelectual, sí, para lograr no el éxito popular y mediático, como ahora pretenden los modernos «intelectuales», sino para fijar, limpiar y dar esplendor a la lengua española. Pocos miembros de la Real Academia Española de las últimas décadas se han merecido un sillón como el de Yebra. Ahora, los «modernos» académicos van de «guays» y propugnan el «todo vale» en la ortografía.
¿A qué espera el Ayuntamiento de Ponferrada para darle el nombre de García Yebra a la Casa de la Cultura? Su familia lleva tiempo pidiéndolo (y se supone que no habrá vecino que se oponga), así como adecuar una sala para albergar la biblioteca personal del sabio de Lombillo. ¡Qué lujo albergar las lecturas de un erudito que en 1944 se doctoró en Filología Clásica con una tesis sobre «Las traducciones latinas de la metafísica de Aristóteles» y que ha traducido libros del alemán, francés, inglés y portugués con un rigor reconocido internacionalmente! ¡Señor, lo que habrá leído este hombre en su larga vida! ¡Qué biblioteca, qué tesoro!
La familia de García Yebra ha heredado la virtud de la generosidad y quiere ceder tal tesoro a la Ponferrada y al Bierzo que el filólogo y académico siempre llevó en el alma. Las hijas y el Instituto de Estudios Bercianos están pidiendo firmas para que el Ayuntamiento tenga a bien rotular la Casa de la Cultura con el nombre del insigne García Yebra y acoger su preciada biblioteca. No son firmas para un indulto, sino para el reconocimiento debido a un hijo de la tierra y la oportunidad de que sus vecinos puedan disfrutar y aprender de un legado de extraordinario valor cultural.
Ya está tardando la corporación municipal en dar el visto bueno. Y, por cierto, tal vez los responsables de la cultura de la Junta de Castilla y León podrían echar una mano o, al menos, una firma, que es gratis.
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