Fuentes contra Fuentes

Tener vocación de presidente consiste en justificarse cuando nadie te está preguntando, que es lo que le ocurre a Luis Fuentes con tan sólo cinco procuradores. Digo más, Luis Fuentes se justifica hasta cuando es él quién pregunta a Herrera, como en el pleno de ayer por la tarde. Más que una sesión de control al Gobierno parecía una sesión de control de Luis Fuentes a Luis Fuentes.

El portavoz de Ciudadanos, en vez de con Herrera, habla consigo mismo como recordándose quién es; que es una acotación que tal vez también lleva apuntada en los papeles. Le preguntó al presidente de la Junta qué planes tenía para los próximos dos años de legislatura y no conforme -y por si acaso- le vendió lo suyo… Y un seguro. Ser socio de gobierno y oposición al mismo tiempo le vuelve a uno la cabeza loca. No hay quien recrimine los fallos al Ejecutivo sin darse cuenta de que por omisión también son los propios. Y no hay quién se felicite unilateralmente por los éxitos sin reconocer, aún sin querer, que también son mérito del gobierno al que apoyan. Pero Fuentes ayer hizo de las Cortes un mercado y montó en su turno el tenderete y vendió las bondades de los de Ciudadanos, que son cinco.

Con los micrófonos de las bancadas en el hemiciclo se tienen las mismas tentaciones que las orquestas que en verano van de pueblo en pueblo y repiten en cada puerto el mismo repertorio de grandes éxitos.

Querer ser presidente es hacerse las preguntas uno mismo. O ir a hablar de una cosa y acabar hablando de lo contrario. Y a Fuentes le apetecía ayer por la tarde vender los éxitos de Ciudadanos en la comunidad que algunos hay, eso es innegable. Aunque quizá sean pocos teniendo en cuenta que es el socio que permite un gobierno, consiente unos presupuestos y todo así en adelante.

Para ser presidente hace falta justificarse. Y algunos procuradores más.