Don Felipe afirma que «terminar con el terrorismo es un imperativo moral»
El dolor que provoca «redobla nuestra determinación de borrarlo de la faz de la tierra»

Su Alteza Real el Príncipe de Asturias proclamó ayer, en la jornada inaugural del VI Congreso de Víctimas del Terrorismo, que «la historia de dolor de cada una de ellas refuerza nuestro más absoluto rechazo al terrorismo, al tiempo que redobla nuestra determinación de combatirlo para borrarlo de la faz de la tierra».
Con su presencia, los Príncipes quisieron «rendir un sentido tributo de respeto y afecto a cuantos perdieron la vida por la sinrazón terrorista y a quienes sobrevivieron a sus atrocidades». Y es que, según recordó Don Felipe, «la lucha contra la barbarie terrorista debe ir siempre acompañada de un apoyo profundo y generoso a las víctimas y sus allegados». En su discurso, recordó la experiencia vivida el pasado año en el congreso celebrado en Medellín, donde «palpamos la intensidad con la que el dolor generado durante años por la violencia terrorista sigue dejando su huella indeleble en tantos miles de personas y familias colombianas», pero, al mismo tiempo, «sentimos también la fuerte esperanza con la que se vive tanto la lucha constante contra sus acciones y sus justificaciones, como el avance exitoso hacia su erradicación definitiva. Deseo que todos compartimos y con el que estamos comprometidos».
«El terrorismo -dijo- es una de las más deleznables expresiones del totalitarismo, del odio y de la intolerancia. No me cansaré de repetirlo. Es profundamente inhumano, cobarde y siempre injustificable, atenta contra los más elementales derechos humanos, empezando por la vida, la libertad y la integridad física y moral. Y, además, destroza familias y deja brutales secuelas. Es el mayor enemigo de la democracia y la paz».
«La historia de dolor de cada una de ellas -señaló el Príncipe- refuerza nuestro más absoluto rechazo al terrorismo, al tiempo que redobla nuestra determinación de combatirlo para borrarlo de la faz de la tierra. El papel de las víctimas resulta fundamental, pues su testimonio de dignidad personal se convierte en referente moral para todos». Don Felipe se refirió al carácter trasnacional del terrorismo, lo que «requiere también de respuestas de carácter internacional que vertebren la unidad de todos para combatirlo». Todo ello porque «ya nadie, ningún país puede permitirse mirar a otro lado y evitar comprometerse a ayudar, a compartir el esfuerzo y el riesgo, porque ninguno puede sentirse seriamente libre de sufrir sus ataques directos o sus consecuencias».
Por ello, añadió, «hoy está fuera de toda duda que debemos actuar coordinada y concertadamente, con firmeza, inteligencia y visión de conjunto, tanto en el entorno más cercano de las calles de nuestras ciudades y pueblos como en los lugares más alejados, para enfrentar con mayor eficacia global esta amenaza cuyas diferentes caras, modalidades y pretextos se han interconectado y globalizado de muchas maneras desde hace tiempo». Así pues, concluyó Don Felipe, «terminar con el terrorismo es un imperativo moral para todas las sociedades libres». Finalmente, tuvo un sentido recuerdo para los tres cooperantes españoles secuestrados por Al Qaida.
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