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Empresas

Alternativas a Compostilla

El Bierzo albergará la primera planta de reciclaje de baterías de coches eléctricos promovida por Endesa

El proyecto se enmarca en el plan para buscar alternativas al cierre de la central térmica de Compostilla ICAL

Diego L. González

La comarca del Bierzo (León) albergará la primera planta de reciclaje de baterías para coches eléctricos en la Península Ibérica, un proyecto impulsado por Endesa, en el marco de un programa que quiere ofrecer alternativas económicas para este territorio, afectado por el cierre de la central térmica de Compostilla II, en la localidad de Cubillos del Sil, al lado de Ponferrada. El objetivo es crear «una instalación de reciclaje líder en la Península Ibérica», en palabras de Miguel Temboury, director general de Endesa Noroeste, quien también destaca que se trata de una «clara apuesta por el desarrollo sostenible y la protección medioambiental, a través de la economía circular».

Con una inversión global de trece millones y la intención de crear alrededor de 50 nuevos puestos de trabajo directos y otros indirectos que todavía no se han cuantificado, la planta contará con instalaciones en las que se adaptarán, para su reutilización, las baterías que admitan esa operación. Las demás, según la información difundida por Endesa, serán «descargadas eléctricamente, desmontadas y sometidas a un proceso de separación y trituración» que permitirá reciclar materiales como plásticos, aluminio y cobre, además de recuperar «el black-mass, metales estratégicos, de gran valor en Europa, como el cobalto y el níquel, esenciales para la fabricación de nuevas baterías».

Este proyecto es fruto de una alianza entre la compañía eléctrica y la empresa Urbaser que, a través de una filial, Sertengo, gestionará la recogida de baterías eléctricas en veinte puntos de España y Portugal. A partir de ahí, también se encargará de su almacenamiento temporal seguro y su posterior transporte a Cubillos del Sil. En el horizonte temporal se ha señalado el plazo de finales del año 2023, para poder iniciar las operaciones. No obstante, meses antes ya está previsto comenzar con la actividad logística, para empezar a disponer de baterías. Se estima que la planta berciana tendrá capacidad para el tratamiento anual de ocho mil toneladas de baterías eléctricas. Miguel Temboury no dejó pasar esta nueva ocasión para destacar que esta iniciativa «contribuye al relanzamiento de la comarca del Bierzo» y para insistir en el interés de Endesa por «revitalizar el territorio» en el que nació la empresa.

El proyecto de la planta de reciclaje de baterías de coches eléctricos nace al amparo del Plan Futur-E de Endesa, con el que se buscan alternativas al cierre de la Unidad de Producción Térmica de Compostilla, y que ha sido avalado por el Ministerio de Transición Ecológica y la Junta de Castilla y León, con el apoyo técnico de la Universidad de León, y con aspiración de obtener ayudas de los fondos de recuperación de España y de la Unión Europea. Y es la primera de las siete propuestas seleccionadas para «dar una nueva vida» al emplazamiento de la vieja central térmica. Son iniciativas que superan los 260 millones de euros de inversión y que contemplan la creación de 160 nuevos puestos de trabajo.

El anuncio de Endesa se realizaba en un momento de cierta rabia y crispación en las antiguas cuencas carboneras de Castilla y León, ante la posibilidad de que se vuelvan a encender las calderas de la térmica de As Pontes, en Galicia, para recuperar la producción de energía eléctrica con carbón de importación, cuando las centrales de León y de Palencia están paradas o en fase, más o menos avanzada, de desmantelamiento. De hecho, el complejo de Compostilla está sin actividad desde el año pasado y en pleno proceso de demolición.

«Limosna envenenada»

Frente a esas expectativas de Endesa, su proyecto se ha encontrado con las críticas de Coalición por El Bierzo, partido local que gobierna junto a PSOE y Podemos en el Ayuntamiento de Ponferrada. Los bercianistas hablan de «limosna envenenada» y

advierten sobre riesgos de contaminación que puede provocar esta actividad, cerca del pantano de Bárcena, desde donde se abastece de agua para consumo en las principales poblaciones de la comarca y para riego de cientos de hectáreas de frutales. Los bercianistas afirman que es «muy decepcionante», en palabras de Iván Alonso, su secretario general, quien ironiza señalando que si fuera un proyecto generador de riqueza y empleo, estarían «peleándose por él ciudades donde hay fábricas de coches».

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