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Miguel Andrades, un gigante entre los bravos miuras de Añover de Tajo

El jerezano, que vino a comerse el mundo, cortó tres orejas. Al sexto se le dio una justa vuelta al ruedo

Los saltillos, tan serios, merecían espadas más afiladas en Añover de Tajo

Andrades puso banderillas junto a las tablas, arriesgando mucho ABC
Juan Antonio Pérez

Juan Antonio Pérez

Añover de Tajo

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Impresionaba ver a Miguel Andrades, que andará por el 1,65, si es que llega, entre los miuras, esos animales gigantes de una casta que no es Vistahermosa, de un comportamiento que no es sota, caballo y rey, diferentes a lo que sale cada tarde por chiqueros, negros, cárdenos o colorados, pero poniendo los pitones a la altura del pecho de los novilleros y pidiéndolos el carné para ver si es verdad que quieren ser alguien o se están engañando a sí mismos, que no a nadie más.

Andrades, pelo engominado y patillas como Juan José Padilla, ambos de Jerez de la Frontera, estampa de torero antiguo, de grana y oro como los valientes, se ganará la vida con dignidad en este durísimo oficio si se mantiene a la altura de Añover de Tajo, adonde acudió con el deseo de comerse el mundo y salió en hombros, con tres orejas y el corbatín de aquella manera, tal fue el derroche de ganas.

Y eso que su lote no fue fácil. Huevero, el sexto, era un novillo bravo como pocos, que se ensañó con el burladero al pisar la arena y se arrancó al caballo, ni siquiera colocado, en cuanto advirtió su presencia. Aún iría dos veces más de lejos, acorralando al jaco contra las tablas. Galopó en banderillas y Andrades, que también pone banderillas y las pone con gracia, no se amilanó. La duda estaba en si tan encastado animal desbordaría al novillero en el tercio final. Pues nones. Hubo muletazos mejores y enganchones, pero Andrades se quedó siempre en el sitio y se tiró a matar o morir. Acertó a la segunda tras pinchar en todo lo alto y recogió una oreja, mientras a Huevero se le daba una justa vuelta al ruedo.

El jerezano ya le había cortado las dos orejas a su primer miura pese a un bajonazo perdonable por lo visto durante la lidia. Demostró torería con el capote, lo condujo a la suerte de varas con garbosas chicuelinas, puso tres pares de banderillas que merecieron la ovación del respetable y ejecutó una faena plena de pundonor en la que al novillo no le quedó otra que embestir a fuerza de meterse en su terreno.

Por su parte, Kevin de Luis y Miguel Zazo, sin apreturas, llegarían al hotel con el traje impoluto. Cualquiera no puede ser torero.

La ficha

Plaza de toros del tío venancio. Sábado, 26 de agosto de 2023. Segunda de la Feria de San Bartolomé de Añover de Tajo. Más de media entrada. Novillos de Miura, bien presentados, encastados. A Huevero, el sexto, muy bravo, se le premió con la vuelta al ruedo.

- Kevin de Luis, de grosella y oro. Dos pinchazos y bajonazo (silencio). En el cuarto, casi entera y dos descabellos (silencio).

- Miguel Zazo, de gris plomo y oro. Estocada atravesada y 5 descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, pinchazo, otro hondo y 8 descabellos (silencio tras aviso).

- Miguel Andrades, de grana y oro. Bajonazo (dos orejas). En el sexto, pinchazo, estocada y dos descabellos (oreja).

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