El juzgado escaparate abierto hace un mes que no tiene calabozos, ni sala de vistas ni intimidad
El de primera instancia e instrucción número 8 de Illescas funciona desde el 1 de abril en un local alquilado que fue un banco. El 23 de mayo tendrá su primera guardia
CSIF denuncia el estado de las instalaciones judiciales de Illescas y reclama un palacio de Justicia
![Un funcionario del juzgado a través de uno de los dos ventanales](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/04/juzgado-Rn9LvLRaXPvQpbLU6W47eTI-1200x840@diario_abc.jpg)
Antes fue una sucursal bancaria y ahora es un juzgado, aunque desde fuera no lo parezca. Es el último que el Ministerio de Justicia ha abierto en la localidad toledana de Illescas, uno de los municipios donde se tramitan más procedimientos judiciales en España y que sigue creciendo en la conflictiva comarca de La Sagra, lindando con la Comunidad de Madrid.
Desde la calle se ve perfectamente todo lo que se hace dentro de este local alquilado. Ni cortinas, ni estores ni unos vinilos pegados en los cristales de sus dos grandes ventanales a modo de escaparates. No hay intimidad para los funcionarios ni para los usuarios. «Entras y cualquiera que te vea desde fuera puede pensar que estás investigado por algo», ponen como ejemplo, pues el juzgado está en la calle Real, la arteria principal en pleno centro de este pueblo con más de 31.000 habitantes.
Incluso algunos paisanos todavía entran preguntando si pueden sacar dinero porque creen que sigue siendo un banco. Y eso que en la puerta, el único acceso que tiene, hay un folio pegado con cuatro trozos de cinta adhesiva en el que se lee: Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 8.
![El folio pegado con cinta adhesiva en la única puerta de acceso](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/05/cartel-U32027153534ZOr-760x427@diario_abc.jpg)
Aunque es lo que es desde el 1 de abril, no tiene calabozos ni sala de vistas, y el sótano donde estuvo la caja fuerte del banco tiene humedades y no está ahora para destinarlo a archivo. «Un juzgado de atrezo», lo llaman algunos. Porque los forenses tampoco tienen una habitación para examinar a las víctimas, que necesitan intimidad. Ni el juzgado cuenta con un espacio donde un vehículo policial con detenidos pueda aparcar en la calle, pertrechada con pivotes para que los automóviles no ocupen las aceras. Bueno..., en la plaza de las Cadenas, a 100 metros, hay un estacionamiento reservado para carga y descarga, además de otro para personas con movilidad reducida.
El 23 de mayo, estreno
El 3 de abril tendría que haber comenzado su primera guardia, de ocho días, pero no pudo ser porque no había funcionarios suficientes, ni siquiera un juez asignado. Ya sí los tiene y, por turno, el 23 de mayo se estrenará en el servicio de guardia, si no hay contratiempos de última hora.
Como tendrán que compartir instalaciones con otros juzgados con calabozos y salas de vistas, comenzará entonces el trasiego de la comitiva judicial por la calle: el juez, el secretario, el auxilio judicial y el tramitador, de un lado a otro cuando la situación lo requiera. «Quítate de la mesa, que me pongo yo», dicen gráficamente que ocurrirá. Los problemas no llegarán los fines de semana ni festivos, sino los días laborales, con todo el plantel en sus puestos de trabajo en cada juzgado. Y simplifican: «Esto es cutre».
Este sórdido panorama, más propio de un guion de Rafael Azcona y Luis García Berlanga, no es ni mucho menos nuevo en Illescas, donde la dispersión de sus juzgados, la falta de espacio y el deterioro agravado de algunos inmuebles son tres de sus problemas más acuciantes y endémicos. Solo hay cuatro juzgados con calabozos y otro tanto sucede con las salas de vistas, por lo que el movimiento de funcionarios por la calle no es puntual.
Está en redacción el proyecto para construir una especie de palacio de la Justicia. Pero «no estará antes de cinco años», calcula un funcionario poco optimista
También es verdad que algunos no tienen que salir de las instalaciones, como sucede en el edificio donde están el 4 y el 5. Pero sí deben esperar a que la sala de audiencias esté libre para poder usarla. Como la comparten, todo depende del trabajo que tengan y, por tanto, hay que tirar de agenda para cuadrar las vistas.
Pero la cosa se ha complicado últimamente porque los funcionarios del 2, a ochenta metros, llevan un tiempo usando la sala. El motivo de peso es que tienen cerrada la suya desde hace dos meses para evitar desgracias. «Por tanto, ahora solo hay tres salas para ocho juzgados», se lamentan, mientras que otros critican que el ministerio haya desaprovechado alquilar otros edificios en mejores condiciones.
De traca es lo de los juzgados de primera instancia e instrucción 2 y 3, «los de toda la vida». El sindicato CSIF ha reclamado repetidas veces el traslado inmediato por la preocupante situación del viejo inmueble, propiedad del ministerio, que tiene parte clausurada. «Se cae», afirman sin ambages, además de que no cumple la ley de accesibilidad y los funcionarios trabajan apiñados entre papeles. Pero no son los únicos.
Actualmente, está en redacción el proyecto para construir una especie de palacio de la Justicia en el polígono Boadilla de Arriba, donde el ministerio pretende reunir los juzgados, aunque no hay una fecha para este anhelo. Y, cuando se pregunta a los funcionarios, no destilan optimismo precisamente. «No estará antes de cinco años», calcula uno, que habla por su experiencia en Illescas. Por lo menos, él no tiene que exponerse cada día a la vista de todos como les sucede a los del 8, el juzgado escaparate.
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