Toros
Jorge Molina, sobradamente preparado para la alternativa
El torrijeño, de 24 años, ha sido líder del escalafón de novilleros en 2023, toreando cuatro tardes en Madrid. Desde su debut con caballos suma 57 festejos. «Soy consciente de que soy un privilegiado»
![Molina, con dos orejas en Villaseca, donde ganó el premio a la mejor faena](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/11/21/jorge-molina-villaseca_20231121142403-R0wgM5zYWLIjiJnPipXuYrL-1200x840@abc.jpg)
Se abre paso el frío y Jorge Molina (Torrijos, 1999), que no ha parado de entrenar, dice que «algún día ayudo a mi padre en el trabajo porque creo que es importante conocer la dureza y saber que, como no triunfe, me tocará. Así que me sirve para curtirme». Su padre tiene una empresa de ventanas de aluminio y Jorge las carga. El peso de la responsabilidad. Cualquiera que lo vea pensará que ese chaval no puede ser el líder de los novilleros, que este año firmó más contratos que nadie (26) y que, sobradamente preparado, el próximo tomará la alternativa. Una soñada sería en el Corpus de Toledo (en 2024 cae el 30 de mayo). «Se está hablando de varios sitios, pero cerrado no hay ninguno», asegura.
Viene Molina, que en realidad se apellida Rodríguez Palomo, de Málaga, donde ha recogido lo que sembró en agosto: el II Trofeo Biznaga Taurina al mejor novillero de la feria. Además, en Villaseca de la Sagra se hizo acreedor de la mejor faena tras desorejar a un animal de Montealto y en 2022 ganó el certamen 'Alfarero de Oro', cortando tres despojos de un lote de Cebada Gado. Cinco años atrás, también en Villaseca, había logrado el 'Alfarero de Plata' para novilleros sin picadores. Ahí se fijó en él José María Alonso, taurino toledano, y desde luego que ha cumplido como apoderado. Festejos no han faltado.
«Soy consciente de que soy un privilegiado. A Madrid llegué preparado, cuando ahora lo normal es ir con tres o cuatro novilladas», afirma. Inició el curso, allá por febrero, en los Carnavales de Ciudad Rodrigo y por su cabeza sólo pasaba la presentación en el ruedo de la capital en pleno San Isidro. «Confiaba mucho en que cambiaría mi rumbo», insiste. Aunque «no fue un triunfo rotundo, cuando me duché tenía esa sensación de que lo había dado todo y sabía que iba a volver».
Y volvió hasta otras tres veces, dos en verano y una en la Feria de Otoño. En total, cuatro paseíllos en Las Ventas. «La tarde del estreno la viví con incertidumbre y, al mismo tiempo, iba con mucha ilusión. A continuación, me llamaron para ir a las nocturnas, donde primero perdí las orejas, o al menos una, por la espada, pero me clasifiqué para la final y di la cara. Y la última fue la peor porque la novillada no sirvió, le faltaba raza y no pude ni arriesgar», desgrana.
Ferias y variedad ganadera
Desde que debutara en Ampuero (Cantabria) el verano antes de la pandemia, el torrijeño ha toreado 57 festejos picados, un montón para los tiempos actuales: tres en 2019, ninguno en 2020, ocho en 2021, 20 en 2022 y 26 este año. Ha pisado todas las ferias (Peralta, Calasparra, Arganda del Rey, Arnedo, Algemesí o la mencionada Villaseca) y ha lidiado variedad de ganaderías (Adolfo Martín, Hoyo de la Gitana, Monteviejo, Condessa de Sobral, Baltasar Ibán...). En definitiva, ha hecho los deberes.
Ahora toca saltar de escalafón y adentrarse en la jungla de los matadores, con la vieja guardia en retirada y una nueva generación batiéndose el cobre por meter cabeza en los carteles de postín. A eso aspira Molina, que llega arreando.
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