Historia de un tatuaje: «Sobreviví a un impacto de bala y estoy luchando por la vida»
Román David Gómez Maestre, guardia civil amante del rock y el heavy, quedó en silla de ruedas en 2013, después de que un atracador le descerrajara un tiro en Yuncos. Este mes será premiado como ejemplo de superación gracias al deporte
Román nunca había llevado un tatuaje, aunque siempre había tenido ganas de hacerse uno. Pero las agujas le daban pavor y miraba para otro lado cuando le sacaban sangre. Hasta que perdió el miedo en el hospital, «donde me pinchaban cada dos por tres». Allí fue a parar este guardia civil, ahora en fase de retirado, por culpa de un delincuente que le descerrajó un tiro en un atraco en un supermercado de Yuncos (Toledo). La bala entró por el cuello, alcanzando su médula espinal.
Era el 5 de octubre de 2013, sábado; una fecha también marcada a tinta en el maltrecho cuerpo de Román, concretamente en su musculado brazo derecho. Porque ese día cambió su vida: en un chasquido, pasó de caminar a moverse sobre una silla de ruedas. Hacía veinte días que había cumplido 37 años.
El juicio por este «accidente», como él lo llama, se desarrolló en mayo de 2017 y, tiempo después, Román David Gómez Maestre se tatuó por primera vez. Su paso por el Hospital Virgen de la Salud de Toledo, ya cerrado, y el Hospital Nacional de Parapléjicos, también en esta ciudad, le había quitado el temor a las agujas. «El primer tatuaje es el que llevo en el brazo izquierdo. Es el emblema de la Guardia Civil, una espada y el haz de lictores, con una frase en latín debajo que llevan mucho los marines americanos, 'semper fidelis' (siempre fiel)». Y se explica: «Para mí era una ilusión aprobar y pertenecer a la Guardia Civil, era una vocación. El haber servido a la Guardia Civil tenía que llevarlo tatuado».
El autor de ese dibujo se llama Alberto, de Kamikaze Tattoo, el mismo que realizó después el tatuaje que da pie a estas líneas, el que lleva marcado en su fornido brazo derecho y que supuso casi cuatro horas de trabajo. «Yo iba con la idea de algo que representara que había sobrevivido a la muerte, a un impacto de bala, y que estoy aquí luchando por la vida», comienza a relatar. «Como me gusta el rock y el heavy, le dije que quería hacerme una calavera mordiendo una bala y que la calavera, que representa la muerte, debía llevar una boina de la Guardia Civil. La bala sería de nueve milímetros, como la que me impactó en el cuello, y tendría color, como la boina, para que resaltaran».
Alberto mejoró el esbozo, que tardaron días en diseñarlo. Para que no quedara simplón, añadieron la pistola que el agente llevaba el 5 de octubre de 2013, una beretta, su arma reglamentaria. Además, en su empuñadura aparecen las siglas CXR ('Corre X Román'), la carrera benéfica que le organizaron sus compañeros en el benemérito cuerpo. «Fue el día más feliz de mi vida, para mí y para mi familia, después de lo que me pasó», recuerda.
![Imagen principal - Arriba, en una terapia virtual inmersiva para ayudar a rehabilitar los miembros superiores. En las otras dos imágenes, el primer tatuaje en el momento actual (un selfi del propio Román) y el día que se hizo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/01/roman2-U10447664515FYP-758x470@abc.jpeg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, en una terapia virtual inmersiva para ayudar a rehabilitar los miembros superiores. En las otras dos imágenes, el primer tatuaje en el momento actual (un selfi del propio Román) y el día que se hizo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/01/roman-U22034302886erw-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, en una terapia virtual inmersiva para ayudar a rehabilitar los miembros superiores. En las otras dos imágenes, el primer tatuaje en el momento actual (un selfi del propio Román) y el día que se hizo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/01/roman3-U72418778366XHj-278x329@abc.jpg)
En un primer momento, se quiso hacer el tatuaje en la parte izquierda del cuello, donde le impactó la bala que lo dejó en silla de ruedas. Pero, casi diez años después, todavía le duele esa zona cada vez que le presionan. «Por eso lo descarté y me lo hice en el brazo derecho», al que añadió la fecha del «accidente» siguiendo el consejo de su amigo Óscar, conocido por 'Macius', guardia civil y militar, como Román.
Su tatuador sumó unos casquillos de bala al 'atrezzo' y quiso agregar la imagen de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, pero no lo consiguió. «Soy católico y devoto de la virgen, pero me pareció demasiado», cuenta Román, para un brazo que no estaba tan musculado como lo tiene ahora por culpa del deporte: practica rugby en silla de ruedas con su equipo 'Quijote' de Yuncos, aunque entrena en la cercana localidad de Illescas.
Román vive a 40 kilómetros, en Villasequilla, y la alcaldesa de su pueblo, Elena Fernández, lo propuso para ser premiado este año en la Gala del Deporte de la Diputación de Toledo, que se celebrará el 31 de marzo. «Le dije que yo no había ganado medallas -evoca-, aunque me lo van a dar por ser un ejemplo de superación con lo que me ha aportado el deporte».
Recogerá el premio sin los nombres de sus sobrinas tatuados en cada antebrazo, su próximo objetivo. Miriam y Ainhoa, todavía muy pequeñas, ya tendrán tiempo para comprender por qué su tío, el hombre que tenía miedo a las agujas, se quedó en silla de ruedas.
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