Día «infernal» en la prisión de Ocaña I por un apagón de 12 horas a 38 grados: incomunicados, ni cámaras de seguridad ni ventiladores
El grupo electrógeno, que data de los 80, no funcionó. «Un apagón así pone en peligro la vida y la integridad física de los funcionarios y de los internos», denuncia el sindicato Acaip-UGT
Agreden a un médico en el centro penitenciario de Ocaña I
Cárcel de Ocaña I
«Todo lo que va con luz no funcionó durante más de doce horas. Ni programas informáticos, ni los sistemas de alarma, ni cámaras de seguridad; ni aire acondicionado en las cabinas de los funcionarios, ni los presos pudieron usar sus ventiladores en las celdas». ... Lo cuenta a ABC Mar Téllez Martínez, funcionaria y delegada del sindicado Acaip-UGT en Ocaña I.
En esta cárcel toledana, donde hay unos 400 reclusos, el miércoles estuvieron sin luz por una avería en el suministro eléctrico. Se prolongó desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde, aunque los primeros cortes comenzaron sobre las tres de la madrugada. «Un apagón así pone en peligro la vida y la integridad física de los trabajadores penitenciarios y de los internos», advierte Téllez sobre este día «infernal».
Como no funcionó el grupo electrógeno, que data de los años 80, estuvieron también incomunicados por teléfono. Tampoco pudieron realizar actividades ni los talleres penitenciarios. La panadería propia del centro permaneció parada, por lo que pidieron pan a una fábrica de otra localidad. Igualmente se pararon las cámaras frigoríficas y tuvieron que improvisar otros menús para que comieran los reclusos, entre los que repartieron los helados almacenados para que no se echaran a perder.
Como los internos no pudieron comprar en el economato, incluso debieron de surtirlos de tabaco a los que fuman. «Hacía muchísima calor y había que evitar que la gente se pusiera nerviosa», continúa Téllez, porque la temperatura en la calle llegó a los 38 grados.
Al menos los internos sí pudieron salir de sus celdas, ya que todavía se abren con llave y no están automatizadas, pero no pudieron recibir las visitas programadas.
Téllez resalta la profesionalidad de sus compañeros de servicio, que «de forma eficiente y satisfactoria evitaron incidentes». «No fue una situación fácil», afirma la delegada sindical, que se acercó a la prisión al conocer el apagón aunque no le tocaba trabajar. «Fueron momentos de una gran confusión -asegura-, porque los internos lógicamente demandaban información, pero nadie nos explicó qué estaba pasando ni cuándo se iba a solucionar».
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Acaip pide que se abra una investigación para que se aclare lo que ha sucedido. Porque en los últimos meses también ha habido pequeños apagones y Téllez recuerda que en 2015 hubo una avería eléctrica de una gran magnitud. Su sindicato ha solicitado a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias un nuevo grupo electrógeno, pero siguen esperando.