David Campos sueña en silencio
Guardián de la plaza de Casarrubios del Monte, afronta su décima temporada como novillero entre la incertidumbre de no saber si volverá a vestirse de luces y la esperanza de una llamada que cambie su destino
Idas y venidas de un transportista de toros bravos
![David Campos entrando al carretón en la plaza de Casarrubios](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/27/david-campos1-RBQFSZ7H4ESYYDgXXuq8bCO-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando se habla del toreo, nuestra mente tiende a trasladarse a esos escenarios épicos y de gloria que derivan de las grandes tardes de toros. Un paradigma ideal de fama y riqueza al que un alto porcentaje de los aspirantes no se acercan ni por asomo. El toreo, en cambio, se basa en una simbiosis perfecta entre el sacrificio y la suerte que no suele darse y que al final acaba con las ilusiones de la mayoría de los novilleros.
El caso de David Campos es bastante peculiar. Natural de Cedillo del Condado y afincado en Mocejón, compagina su empleo en una fábrica de cristalería y ventanas con sus labores como 'perro guardián' de la plaza de toros de Casarrubios del Monte, donde pasa prácticamente todas las tardes del año ejercitándose y acondicionando este coso toledano. «Desde el 2 de enero hasta el último día del año casi siempre estoy aquí entrenando y cultivando mi ilusión. Es muy duro entrenar sin saber si vas a volver a torear, pero no me queda otra alternativa», reconoce.
Tras unos inicios dubitativos entre becerradas y tapias en el campo, debutó como novillero sin picadores en 2014 precisamente en la plaza que le ha visto crecer como torero y donde ha escrito la mayoría de las páginas de su historia taurina. «En Casarrubios he vivido los momentos más felices como torero y también he pasado miedo, pero mi debut de luces lo recuerdo con mucha emoción y cariño a pesar de los años que han pasado», afirma.
David decidió dar otro paso y se estrenó con picadores en 2021 ante la misma afición y con una ganadería que conoce bien, la de Mariano de León. «Fue una tarde que estuve preparando durante todo el verano y en la que tanto yo como mi entorno pasamos miedo, porque sabíamos que la novillada de Mariano era una tía, pero palpar ese miedo me hizo afrontar la tarde liberado y pude sentirme a gusto», rememora.
Sin embargo, otra vez el ostracismo que envuelve a la mayoría de los aspirantes vino en su búsqueda, condenándolo a la escasez de contratos y, en definitiva, a la falta de oportunidades para seguir alimentando su sueño. Aquí destaca al diestro madrileño Javier Cortés como un rayo de esperanza: «Fue una persona muy importante en mi carrera y a la que debo mucho; me hizo ver y sentir el toreo de una forma diferente y, aparte, me ayudó a hacer mucho campo, que también es lo que necesitaba».
Un quite sobresaliente
Entre los largos días de entrenamiento, algunas tapias a la sombra de otros novilleros y llamadas esperanzadoras para poder ir al campo que no se acaban cumpliendo, David ha pasado la mayoría de su trayectoria como profesional taurino aceptando cualquier puesto que se le ofrece. Así ocurrió la pasada temporada en Santa Cruz del Retamar, donde actuó como sobresaliente los dos días de feria y donde fue ovacionado tras una impecable intervención durante un quite. «En Santa Cruz me sentí apoyado por el público cuando me tocó intervenir y espero poder volver este año», dice confiado.
A medio camino entre la frustración y la esperanza, concluye la entrevista con ABC haciendo un firme llamamiento a quienes tienen el poder de darle una oportunidad: «Creo que tanto los ayuntamientos como las empresas de Toledo deberían apostar mucho más por los toreros de la tierra, ya que la labor de cultivar la tauromaquia pasa por cuidar a los toreros locales y apostar más por nosotros».
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