ocurrió en la pueblanueva
«Ahora sí que las ha cagado»: se enfrenta a 14 años de cárcel por degollar a un padre en un merendero tras una discusión
Íker, que tenía 18 años, y un hermano menor de edad persiguieron por un camino a Abraham, de 29, hasta que lo alcanzaron
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«Ahora sí que las ha cagado», amenazó Íker a Abraham mientras lo perseguía a la carrera por un camino desnivelado de tierra en la localidad toledana de La Pueblanueva. Acabó alcanzando al padre de familia -tenía una niña de 2-, al que degolló en el suelo con un trozo de vidrio. El homicida, natural del pueblo y autor confeso, tenía 18 años. Su víctima, que llevaba un tiempo viviendo en el municipio, era 11 años mayor. Pero no estaban solos. En la escena del crimen, un hermano de Íker, menor de edad, que ya ha sido juzgado, aunque no ha trascendido la sentencia.
El martes, un jurado popular podrá escuchar a Íker. Se enfrenta a una pena inicial de 14 años solicitada por la Fiscalía por un delito de asesinato, aunque con dos circunstancias atenuantes: la confesión y la reparación parcial del daño.
Los hechos se desencadenan el 16 de junio de 2021, cuando faltan minutos para las diez de la noche en un pequeño pueblo de 2.200 habitantes, a 20 kilómetros de Talavera de la Reina. Abraham llega a bordo de un patinete eléctrico al merendero de 'Los Caños', una zona de recreo en un sendero de Gran Recorrido (GR), y se dirige a la mesa donde está Íker. Discuten. Íker propina un puñetazo en la cara a Abraham, quien tras trastabillarse sale huyendo.
«Ahora sí que las ha cagado», grita Íker, según el Ministerio Público, mientras corre detrás de él por un camino de tierra y con desnivel. Abraham resbala y cae, lo que permite a Íker alcanzarlo. Al forcejeo entre ellos se suma el hermano del procesado, menor de edad. Íker da varios puñetazos a Abraham y su hermano, una patada en el costado. Pero no solo eso. Coge del suelo un objeto con el borde romo, no cortante y contundente, con el que propina un fuerte golpe en la cara y en la cabeza a Abraham, según sostiene la fiscal del caso.
Abraham pierde la conciencia. El golpe del hermano menor de Íker le ha hundido un ojo y le ha provocado un traumatismo craneoencefálico. Por tanto, el joven de 29 años no puede defenderse. Sin embargo, Íker agarra un trozo de vidrio que hay en las inmediaciones y le asesta dos cortes consecutivos en el cuello, de 10 y 5 centímetros de longitud, con lo que secciona completamente una arteria. Abraham muere mientras Íker y su hermano huyen.
Poco antes de las diez y media, cuatro jóvenes que van a realizar botellón ven el patinete eléctrico y piensan en llevárselo si nadie lo reclama. Pero a una de las chicas del grupo le hace daño una sandalia y decide irse a casa. Cuando regresa, observa a una persona entre los hierbajos y le da con su pie: «Oye, ¿te pasa algo?», pregunta pensando que está borracha. Como no responde, la muchacha enciende la linterna de su teléfono móvil y ve a Abraham degollado. Asustada, alerta a sus acompañantes, dos chicos y una amiga, que avisan enseguida a los servicios de emergencias.
Íker llama por teléfono a la Guardia Civil y admite ser el autor. Ingresa dos días más tarde en prisión y su hermano menor también es detenido. Posteriormente, Íker vuelve a reconocer los hechos en un escrito, se muestra arrepentido y abona 30.000 euros en concepto de indemnización, aunque la Fiscalía solicita 246.000 para la niña de Abraham, que tiene 2 años cuando su padre muere asesinado.
«Íker es un chico que no domina su genio», dice por entonces una vecina sobre el detenido, quien desde este martes será juzgado en la sala noble de la Audiencia Provincial de Toledo por un tribunal popular.
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