Annas, el joven para el que piden entre 20 y 25 años de cárcel por el brutal crimen de Santiago, 'el Abuelo', para robarle droga
Su novia por entonces, que tenía 17 años cuando ocurrieron los hechos en Ugena, ya fue condenada como cómplice por asesinato y robo con violencia
Golpearon brutalmente a la víctima con una linterna táser, con la que también le dieron descargas eléctricas hasta dejársela dentro de su boca
El cruel asesinato de un jubilado en Ugena: condenada una menor como cómplice a un año de internamiento y 40.000 euros
![Modelo similar a la linterna con la que mataron a Santiago](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/14/linterna-Rbv6EbPeKwDf7DAoB7nritL-1200x840@abc.jpg)
Todavía no hay fecha para el juicio con jurado contra Annas, el joven español acusado del asesinato de Santiago, 'el Abuelo', al que golpearon brutalmente con una linterna táser, con la que también le infligieron descargas eléctricas hasta que se la dejaron dentro de su boca. Sucedió dentro de la vivienda del hombre, un jubilado de 67 años y pequeño traficante de drogas, en el pequeño municipio toledano de Ugena hace casi tres años, el 23 de febrero de 2021.
Lo que sí se conoce son los escritos de las acusaciones en un crimen que, desde hace cuatro meses, ya tiene una responsable condenada por este espeluznante asesinato y robo con violencia. Es Marta, española y novia de Annas cuando ocurrieron los hechos, que tenía entonces 17 años y que el pasado 3 de febrero cumplió veinte.
En octubre, el juez de menores de Toledo le impuso una pena de un año de internamiento cerrado, seguido de dos más de libertad vigilada. También el pago, ya abonado por sus padres, de 40.000 euros a los cuatro hijos de Santiago, que era viudo. «Se considera que la medida solicitada por el Ministerio Fiscal es, no sólo proporcionada a la infracción cometida, sino en especial adecuada a la edad actual y las circunstancias personales de la menor», señalaba José Ramón Bernácer en su sentencia, como ya informó ABC.
En líneas generales, los relatos del Ministerio Público y de la acusación particular contra Annas son semejantes, al igual que la calificación de asesinato y robo con violencia, aunque no la solicitud de penas. Mientras la Fiscalía pide 20 años de prisión, el abogado de la familia, Eduardo López, reclama 25 para el encartado, apodado ‘el Lanas’. Este joven de ascendencia marroquí, ahora con 25 años, se encuentra en libertad y tiene la obligación de firmar en un juzgado todas las semanas.
En cuanto a la responsabilidad civil, la acusación particular pide 80.000 euros para los cuatro hijos; una cifra que el Ministerio Público rebaja a la mitad, 40.000, en un caso con un cuarto protagonista: Redouan, un marroquí acusado del delito de encubrimiento y para el que piden un año de cárcel, se sentará junto a Annas el día que comience el juicio en la Audiencia Provincial de Toledo.
El jurado popular escuchará entonces una secuencia de hechos que arrancarán en un piso de la plaza Mayor de Ugena. En el primero izquierda del número 11-1, Jesús de los Ríos Díaz vivía solo desde hacía unos tres años y medio, aunque todo el mundo lo conocía por 'Santiago', incluso el alcalde.
En este inmueble, donde luego moriría despiadadamente, se dedicaba a la venta a pequeña escala de las sustancias estupefacientes que guardaba en el piso. Entre sus clientes estaban Annas y Marta, según narran la Fiscalía y el letrado Eduardo López en sus respectivos escritos.
Trece días antes de su asesinato, el 10, Santiago había ingresado en el hospital madrileño de Parla al sufrir un ictus isquémico agudo. Fue dado de alta el 16, pero con secuelas. Por eso debía ir a rehabilitación y sus familiares más cercanos se encargaban de ello. «Tenía una pensión de 600 euros y la complementaba con lo que sacaba de la droga. Aunque nosotros siempre le regañábamos, él hacía lo que quería», contaban a ABC sobre Santiago, que se apoyaba en un bastón desde su salida del hospital.
El plan
La primera noche de vuelta a su casa, Annas se presentó en el piso de Santiago y hubo un altercado entre los dos, según las acusaciones, que no aclaran el motivo. Como consecuencia de ese incidente, el hombre «cogió miedo» a Annas y se lo contó a su amigo Marcos.
Pero siete días después, sobre las dos y media de la madrugada, se produjo el funesto desenlace. El joven, de 22 años, y su novia entraron sin problemas en el portal, que estaba siempre abierto, y llegaron al piso de Santiago. Allí ejecutaron un plan, según las acusaciones: Marta llamó al timbre de la vivienda mientras Annas se ocultaba.
Santiago abrió la puerta, dejó pasar a la chica y se dirigió a su dormitorio, se supone que imaginando que iba a comprar droga. Esto fue aprovechado por Marta y Annas para agarrarlo por la espalda «de forma sorpresiva e inesperada». Con una linterna táser, propiedad de la víctima, lo golpearon «con inusitada saña en la parte posterior de la cabeza» hasta que Santiago cayó al suelo. Y siguieron atizándole al tiempo que le daban descargas eléctricas con el dispositivo en la cara y en la boca. «Al contacto con la saliva», explica el abogado Eduardo López, «le ocasionaron fibrilación ventricular con parada cardíaca».
Pero no pararon. Se aseguraron el «éxito» de su letal acción metiéndole la linterna en la boca, lo que le ocasionó la rotura del frenillo de la lengua, que quedó «retraída y enrollada, ocluyendo, por completo, el orificio faríngeo». El dispositivo táser era de la marca, modelo Heavy Duty Stun Gun 1108 Type. Tenía una longitud de 24 centímetros, un diámetro de 4,5 en un extremo y de tres centímetros en el opuesto.
Annas y Marta registraron el dormitorio de Santiago y se llevaron el monedero que utilizaba para guardar la droga, además de una escopeta de caza que había en el piso. Luego huyeron en el vehículo de Annas hasta la finca Hípica Las Conchas, a cuatro kilómetros y medio.
Allí se vieron con Redouan sobre las cinco y media de la madrugada. Le pidieron ropa para Annas, ya que la suya estaba totalmente ensangrentada. Redouan accedió y se quedó también con la escopeta, que estaba envuelta en una manta y que metió en una bolsa de papel.
Posteriormente, Redouan entregó el arma y las prendas ensangrentadas de Annas a un tercero para que se deshiciera de ello. Sin embargo, la escopeta fue hallada bajo un árbol en el camino de Serranillos y la ropa, en la vecina localidad de Carranque. Estaba dentro de una bolsa en un contenedor de basura de la calle Serranillos, a 700 metros de la casa de Annas y muy próximo a la vivienda de Marta. Cuatro meses después, la Guardia Civil de Toledo los detenía acusados del brutal asesinato de Santiago, a sólo tres kilómetros del piso donde mataron sin compasión al 'Abuelo'.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete