Ángel Toledo, un chelero tras el guión de Pasapalabra: «La mayor exigencia del concursante ha subido el nivel del rosco»
Tras la aparición de términos locales como 'serijo', ansía hacer lo propio con 'amorgolla' o 'pitorra'
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Ángel Toledo, madrileño de nacimiento pero de Villafranca de los Caballeros en casi todo lo demás, es propietario de dos de las diez manos que están detrás del guión de Pasapalabra, programa a punto de cumplir un cuarto de siglo y en el que el chelero desempeña su labor desde hace siete años incardinado en un equipo que completan Roberto Angulo, Abelardo Ortolá y José Manuel Tafalla, además de Borja Pérez a la coordinación.
Con motivo del Día Internacional del Guionista que se cumple este 5 de enero, Ángel Toledo abre el plató de Atresmedia desde donde cada día se abre una ventana a más de tres millones de espectadores y relata parte de su día a día.
En un programa como el que lidera la audiencia vespertina, los procesos «están muy automatizados» para que el engranaje funcione, y todas las pruebas nacen de la mesa de un equipo completo de cuatro guionistas con su coordinación.
Parte de la clave del éxito, tal y como reconoce, pasa por la complicidad entre todos los obreros del guión. «Todos nos conocemos desde hace tiempo y somos una familia».
Unas pruebas que no solo se diseñan para que los concursantes se pongan a prueba, sino que además tiene que respetar la premisa del programa de hacer que los espectadores se sumen al juego.
«Es fundamental que la gente pueda participar desde casa. Siempre intentan contestar y también hay preguntas pensadas para que la gente pueda ser partícipe», relata el toledano.
La intención del guion es siempre «que las pruebas estén equilibradas y que todos tengan las mismas oportunidades», una exigencia a su trabajo que obliga a que «todo esté muy medido».
La «suerte» de contar con Roberto Leal
Y como hilo conductor de todo el trabajo diario, el presentador del programa, Roberto Leal. «Tenemos mucha suerte con él. Es un fenómeno y eso lo tenemos en cuenta a la hora de escribir las preguntas. Un programa de televisión está preparado para que el presentador pueda leer y que el concursante entienda. Todo está medido, y después Roberto le da su punto de naturalidad».
De entro todas las pruebas, el rosco representa la joya de la corona, y aunque Ángel Toledo asegura que todas las pruebas reciben la misma dosis de cariño, «por tradición y por repercusión, es la prueba fuerte».
«Es la prueba más técnica, la que lleva más tiempo y en la que los concursantes están cada vez más especializados», asegura, para a continuación decir que el nivel actual de los concursantes «no tiene nada que ver con el rosco que se hacía hace diez años».
Y es que, básicamente, «los concursantes de hoy en día son mucho más exigentes, se preparan más«, y eso obliga a elevar el nivel de la prueba señera de los concursos de la televisión española.
Con todo, defiende que idear, perfilar y ejecutar el guión del rosco es complicado, lo que hace que cuando algún concursante lo consigue, la «fascinación» es lo que inunda el plató. «Cuando alguien lo consigue, a nosotros nos alegra mucho».
Un rosco que deja escenas habituales de episodios donde un concursante se queda en 24 respuestas, lo que lleva a todo el equipo «a un momento de emoción y de nervios».
Las licencias del guionista
Como todo trabajo artesano, el equipo de guión se reserva en ocasiones la posibilidad de colar sus particulares 'huevos de pascua' en las preguntas, siempre siguiendo el rigor como premisa.
«Alguna vez sí que hemos metido palabras que se usan en mi pueblo, como 'serijo'«, término que en la definición del rosco hacía alusión a 'Asiento cilíndrico de esparto o anea'.
Eso sí, siempre con la condición de que se trate de términos recogidos en el volumen de la Real Academia. «Espero que la RAE incluya otros términos para poder utilizarlos», bromea, aludiendo a términos como 'amorgollar' o 'pitorra'.
El trabajo diario siempre apunta al objetivo de conseguir guiones «redondos», lo cual no está exento de «cierta presión» en un programa que en 2025 enfilará su primer cuarto de siglo en sus diferentes etapas.
Aunque «no hay vetos» a la hora de redondear la llave maestra de cada programa, todo el equipo «es consciente de que el programa es para toda la familia» y que siempre pretende «aportar cultura» a la franja vespertina de Antena 3.
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