Mariano García Ruipérez deja el Archivo Municipal de Toledo para trabajar en el Archivo de la Villa de Madrid
Tomará posesión en su nuevo destino el 24 de febrero y deja su puesto actual por «motivos familiares»
Un premio para el mejor archivero municipal
Después de 33 años al frente del Archivo Municipal de Toledo, Mariano García Ruipérez abandonará en unos días su cargo para tomar posesión como jefe de departamento de la Unidad Técnica del Archivo de la Villa de Madrid, situado en el centro cultural Conde Duque, desde donde le han requerido para prestar sus servicios. Su incorporación al archivo madrileño será el 24 de febrero.
En declaraciones a ABC, el querido y eficiente archivero, impulsor de la web más potente de los archivos de España y reconocido y alabado en el ámbito archivístico nacional e internacional, ha señalado que el motivo de su traslado no es por razones profesionales sino personales, ya que toda su familia vive en Madrid y quisiera estar junto a ella estos últimos años de vida laboral, aunque «me hubiera gustado jubilarme en Toledo», ha dicho. En el mes de junio cumplirá 65 años.
Apasionado de su profesión como pocos, y pese haber sacado a la luz importantísimos archivos y documentos en su trayectoria profesional, García Ruipérez afirma que el trabajo por el que más le gustaría ser recordado en Toledo es «haber hecho un libro sobre el mazapán«.
En cuanto a su nuevo destino, lo califica como «un reto«, ya que el Archivo Municipal de Madrid multiplica por treinta, en cuanto a habitantes, al de Toledo, aunque no en importancia, »porque cada archivo es único«. »La historia de Toledo es maravillosa y lo absurdo es no mostrarla al mundo«, añade emocionado.
Entre los documentos o imágenes que él elegiría como de mayor logro, dedicación o trabajo, él lo tiene claro: «la foto de mis hijos» (tiene tres), y en cuanto a qué se lleva de la ciudad de Toledo dice: «todo, me llevo todo en la cabeza; tan solo soy una gota más en la Historia de esta ciudad patrimonio, y soy feliz si por la noche termino cansado porque sé que habré hecho mi trabajo como debo y habré ayudado a todo aquel que lo necesite. Yo amo a las personas. Colecciono tortugas, que son como los archiveros; estamos moviéndonos siempre y nadie nos ve«.
Por su interés, reproducimos de forma íntegra la carta que Mariano García Ruipérez ha enviado a sus compañeros del Ayuntamiento de Toledo Aahora que se marcha de Toledo:
Carta de despedida del archivero municipal de Toledo
La decisión no ha sido fácil. Máxime cuando solo me quedan unos meses para llegar a mi edad de jubilación. Mi intención siempre ha sido la de continuar unos años más porque en el Archivo soy muy feliz y creo que todavía puedo seguir siendo útil a mi ciudad.
A veces recuerdo la primera vez que con apenas veinte años acudí a este Archivo para investigar sobre la Real Compañía de Comercio y Fábricas de Toledo, objeto de mi tesina de licenciatura. Nunca pensé entonces que algún día llegaría a ser el responsable de la organización de esos y otros documentos que conforman un patrimonio único y excepcional. Como el que custodian todos los archivos.
Creo que he sido la persona más afortunada del mundo al poder estar al frente del Archivo Municipal de Toledo durante más de treinta y tres años. Parece que fue ayer cuando tomé posesión en el despacho del alcalde un frío día de diciembre de 1991. Estaba muy nervioso. Y el secretario, allí presente, afirmó que eso era bueno porque reflejaba mi responsabilidad. Venía desde la ciudad hermana de Talavera de la Reina en donde había dirigido su Archivo durante tres años y medio. Fue una experiencia increíble y gratificante. Los talaveranos me dieron infinitas muestras de cariño en ese breve periodo de tiempo.
Eran muchos los retos a los que me tenía que enfrentar en mi nuevo destino. En especial el de convertir el Archivo en un servicio público que fuera útil a las oficinas municipales y a los toledanos y que ayudara a difundir la historia de nuestra ciudad, con la ayuda de las nuevas tecnologías. En todos estos años mis esfuerzos han ido encaminados en esa dirección. Siempre me he considerado un privilegiado al ser el intermediario entre las personas que nos visitan y su deseo de información. Los ciudadanos vienen al Archivo porque quieren saber. Y cada pregunta, cada búsqueda, es un nuevo reto que me motiva para mejorar en mi deseo de ayudar a los demás.
Las distintas corporaciones municipales, con independencia de su posicionamiento ideológico, me han apoyado a desarrollar mis funciones al frente del Archivo. Todas han entendido nuestro papel y nos han dotado de los recursos personales y económicos que han considerado oportunos. Por supuesto que podríamos haber hecho más con mejores medios. Pero entiendo también que hay otras muchas necesidades. Los fondos documentales y las colecciones custodiadas, y especialmente la adquirida a Luis Alba, han de ayudar a difundir el conocimiento de nuestra historia por todo el mundo. Hemos conseguido que el Archivo Municipal de Toledo sea uno de los que más presencia tiene en Internet, con recursos de todo tipo, porque nuestra ciudad es patrimonio de todos, no solo de los toledanos. Esta idea ha marcado mi actividad al frente del Archivo a lo largo de los años. Mis sucesores seguirán teniendo muchísimo trabajo que podrán realizar con el apoyo constante del Ayuntamiento. Lo realizado hasta ahora es muy poco si consideramos lo que queda por hacer.
Un camino que no he recorrido solo. En todos estos años he tenido la fortuna de contar con personas comprometidas trabajando en el Archivo, que han mejorado mis ideas. Mi gratitud hacia ellas es inmensa. Me conocen y saben que lo digo de corazón. Uno vale lo que vale su equipo y en mi caso esa premisa se confirma totalmente. Gracias a ellos, al personal de los distintos planes de empleo y a los alumnos en prácticas de la Facultad de Humanidades y de otros centros universitarios, se han sacado adelante muchos proyectos de organización, descripción y difusión. El bello edificio en donde se ubica el Archivo, para evitar su deterioro, requiere el continuo cuidado y atención de trabajadores de distintos oficios, dependientes del Ayuntamiento o de empresas contratadas. A todos, mi más sincero agradecimiento, que transmito también a los técnicos especializados en restauración, digitalización, informática… que han formado parte, y lo seguirán haciendo, de esta gran familia del Archivo Municipal. No me olvido de mis compañeros del Ayuntamiento, de los que cada día generan documentos que tarde o temprano llegarán al Archivo. De ellos he aprendido mucho. Y eso es lo más importante, porque todos somos necesarios. Aprovecho, también, ahora para mostrar mis consideraciones a la Real Fundación de Toledo, a la Asociación Tulaytula y a la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos del Casco Histórico por sus reconocimientos públicos al trabajo que hemos venido desarrollando durante todo este tiempo.
Los años vividos como archivero municipal en Talavera y Toledo, intensos y dichosos, me han permitido conocer a personas excepcionales. Me acuerdo de todos. Ahora que me marcho quiero mencionar especialmente a los amigos que no podré abrazar: Roque Lorite Cánovas, Isabel Recuero Gómez, Luis Vivar de Mateo, José Pedro Muñoz Herrera y Javier Barbadillo Alonso. Haber tenido la fortuna de conocerlos, de aprender de ellos, de reír con ellos… fue una suerte inmensa. No los olvido. Sigo necesitándolos.
Ahora se inicia una nueva etapa en mi vida. Vuelvo con mi familia, residente en Madrid desde hace más de una década. Y allí todavía voy a seguir trabajando en lo único que sé. Los años de prórroga de mi actividad profesional los voy a desarrollar al frente del Archivo de Villa a partir del día 24 de febrero. Pero, aunque ejerza como archivero municipal de la capital de España, no por ello dejaré de ser un toledano orgulloso de sus orígenes que escribió en un libro sobre la historia del mazapán.
Mariano García Ruipérez
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