TOLEDO
Gabriel Castaño: «CiBRA ha crecido por el trabajo y esfuerzo de un gran equipo y por el apoyo del público»
festival de cine
El director celebra el «éxito» de público al lograr completar el aforo en todas las actividades programadas. El reto para 2025 ampliar los espacios y consolidar el apoyo económico
El CiBRA sube el telón con un minuto de silencio y el recuerdo por todas las víctimas de la DANA
El director del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA), Gabriel Castaño (Madrid, 1978) repasa en esta entrevista la trayectoria de un festival que acaba de finalizar, con un balance «bastante positivo y que ha superado las expectativas iniciales». En sus 16 años de existencia se ha convertido en todo un reclamo para los amantes del séptimo arte, que durante más de diez disfrutan de un programa que ofrece preestrenos, presentaciones de libros, encuentros literarios con grandes escritores, música y jornadas de cine, dedicada a los más jóvenes. Gabriel, ajeno a ocupar el primer plano, cede todo el protagonismo a un equipo de cerca de 15 personas que han ayudado a que el CiBRA sea hoy un festival potente, querido y apoyado por todos los ciudadanos.
Gabriel Castaño se siente pueblano y toledano, ya que ha vivido desde los dos años entre estas dos ciudades. «Mi vida transcurre entre la carretera de La Puebla y Toledo», responde. Quizá, como reconoce este locutor de radio y productor de cine, fue por ese camino donde comenzó a gestarse un evento que ha adquirido una enorme magnitud, convirtiéndose en reclamo para las grandes estrellas de cine y autores consagrados que, año tras año, se acercan a Toledo para disfrutar de la gala del Festival de Cine y la Palabra. Este año ha quedado patente en las fotos que ya componen la historia de CiBRA.
—¿Qué balance puede hacer de la XVI edición del Festival del Cine y la Palabra CiBRA, que acaba de terminar?
—Es un balance muy positivo porque los números son fantásticos. Todo lo que se hace se llena y las localidades se agotan rápidamente, pero también es muy satisfactorio por la gente, llena las salas. Es decir, el público sale muy contento porque ha tenido la oportunidad, por ejemplo, de ver películas que no han llegado a salas comerciales. Acuden a las presentaciones de libros, que como en el caso de Leonardo Padura, se ha presentado antes en Toledo que en Madrid, También Sonsoles Onega presentó su novela, Premio Planeta, en Castilla La Mancha. Claro que hay un pero y es que se necesitan quizás más butacas para poder ver todo lo que ofrecemos. Se agotan las entradas rápido. Eso hay que ver cómo solucionarlo para que la gente pueda disfrutar del festival.
—Dentro del programa que ofrecido esta última edición, ¿con qué se queda el director del CiBRA?
—Es muy difícil porque al final lo haces todo con mucho cariño. Cuando los objetivos se cumplen te quedas satisfecho. Por ejemplo, hay cosas que parecen más pequeñas pero son más grandes. El MiniCiBRA, que este año ha acogido a más de 10.000 niños. Por ejemplo, el caso de la localidad de Marjaliza, de la que se desplazaron a Toledo cinco niños y dos profesores. Verlos que entraban a una sala, para ver una película por primera vez, es algo que nos satisface mucho por facilitar que se haga realidad.
Más espacios amplios
—¿Difícil elegir algo en concreto?
—Es difícil. Tengo que destacar la presencia de grandes rostros del cine y la literatura que han pasado por el festival y que han hecho las delicias de los espectadores. No sabría con qué quedarme porque creo que todas las actividades que hacemos y que preparamos tienen una intención, que no es otra que llevar el cine y la literatura a todos los ciudadanos.
—¿Ha pensado en una solución para la falta de espacio en algunas de las salas que son sede del festival?
—Lo ideal sería contar con un gran auditorio, pero también hay que valorar los diferentes espacios. Quizá conseguir que se reabra la sala de Unicaja (antiguo Liberbank) y contar con salas que tengan más capacidad. También hay que valorar duplicar pases. Es algo que hemos probado alguna vez y que ha funcionado bien. Podría ser una alternativa. Creo que por ahí pasa la solución. Tener más salas, programar dos pases y contar con espacios más grandes. Eso sería fantástico.
—Hizo alusión anteriormente al MiniCiBRA, ¿qué programación tuvo este apartado dedicado a los jóvenes?
—Para los niños de Primaria hemos incluido filmes de animación. También hacemos una programación en inglés y francés, que suele funcionar muy bien y que los centros educativos lo agradecen mucho. Cada vez se va apuntando más gente. Como tenemos un control, los más pequeños suelen ser de la provincia y de pueblos que no tienen cine, y que vienen por primera vez al cine. En la ciudad se mueven más los de Secundaria. Este ciclo se ha proyectado en el centro Comercial Luz del Tajo y, en Torrijos, en cines Redux.
—La presencia de grandes escritores que han acercado en Toledo y La Puebla de Montalbán, ¿eso demuestra el apoyo de autores a este festival?
—Intentamos hacer un equilibrio entre autores locales y grandes nombres nacionales e internacionales como Leonardo Padura. Este año hemos tenido a Luis Landero, José María Cabeza y los próximos días, haremos la presentación de Macarena Alonso, que no se pudo hacer en el marco del festival. Intentamos mezclar e ir ampliando esas opciones literarias porque al final tiene que equilibrarse. Este año nos ha quedado muy redondo.
Precios asequibles
—El programa de este año, con más de 60 actividades, requiere de mucha dispersión. ¿En algún momento se ha planteado que haya una sede principal de CiBRA?
—Normalmente tenemos la Puebla de Montalbán y Toledo. La Puebla, como el corazón donde todo surgió y en la que damos una opción a una población que no tiene cine. En La Puebla pasamos en la sección oficial, cintas de guiones adaptados y los mejores títulos ya estrenados porque es lo que la gente demanda. En Toledo, lo que hacemos es poner las mismas dos secciones, pero con preestrenos. Ese equilibrio funciona muy bien. Repartimos bien y llegamos a todos los sitios. Es verdad que para cumplir con este objetivo debemos tener los escenarios idóneos y de más capacidad, aunque no todos los sitios están preparados para acoger depende de qué eventos.
—Un elemento importante del festival es que los precios son muy asequibles. ¿La colaboración de las instituciones -que apoyan CiBRA-, permite mantener estos precios?
—Para nosotros uno de nuestros handicaps es la parte económica. Es decir, vamos creciendo pero necesitamos crecer más. Ahora mismo tenemos un proyecto sobredimensionado para la gente que estamos. La mayor parte del equipo trabaja por amor al arte. Siempre nos planteamos que la cultura debe ser accesible, que no se trata de regalarlo ni ponerlo gratis, lo que sí debe estar es al alcance de todo los ciudadanos. Estamos siguiendo la línea del Cineclub municipal de Toledo y por ahora intentamos aguantar. Pero de alguna manera debemos lograr más recursos para seguir creciendo. No solo desde el esfuerzo sino también desde la parte económica. Siempre he hablado de un motor híbrido, donde la ilusión mueva todo, pero por otro lado, falta esa parte económica que debe crecer para intentar conseguir los objetivos y mantenerlos. Hay que encontrar ese equilibrio. En eso estamos. Por ahora, la verdad es que la satisfacción hace que eso se quede un poco apartado, pero en cuanto cerremos este año y nos planteamos el año que viene, hay que no solo mantener la ayuda pública, sino conseguir apoyo privado que parece va más despacio.
—Un proyecto de esta envergadura tiene sus propias necesidades, ¿qué le preocupa como director y a las personas que trabajan en el festival?
—Somos muchas personas. En mayor o menor medida algunos trabajamos más durante todo el año. Otros se incorporan cuando va llegando el festival. La verdad es que esa es la alegría del proyecto, que aunque cada año se va comportando de una forma más profesional, de puertas para adentro sigue siendo muy familiar, con todo lo positivo que tiene. Es que lo haces todo con una sonrisa de oreja a oreja, pero también con lo negativo porque al final vas más corto de recursos. Estamos muy contentos y no queremos que cambie. Queremos seguir incorporando a profesionales para que nos ayuden, pero manteniendo esa parte familiar. Como te decía, sí que me preocupa que el proyecto está sobredimensionado en cuanto a esa parte de atrás que está como cogida por hilos, intentando sujetarlo todo como podemos para que salga bien de puertas para adelante. Hay veces que te sientes inseguro precisamente porque no sabes si tienes los recursos suficientes, para que eso salga bien. Necesitamos tener una estabilidad que haga que el proyecto se pueda mantener.
—¿Quién garantiza esa seguridad para que el festival siga creciendo?
—Estoy muy agradecido a las administraciones públicas por su apoyo porque noto que se lo creen de verdad. Pero nuestra obligación es que si queremos seguir creciendo, es necesario convencerles de que necesitamos cada vez dar un paso más. El crecimiento viene por un lado de las administraciones públicas y, luego por otro lado, las empresas privadas que seguimos trabajando y seguimos sembrando para recopilar más alianzas que nos hagan crecer. En eso estamos. Esa es la labor que hacemos en gran parte del año. Intentar conseguir esos recursos que hagan que te puedas estabilizar y tener una tranquilidad dentro del estrés que puede llevar montar un evento de tantos días y con tanta responsabilidad. Es verdad que si somos capaces de lograrlo, el festival se estabilizará más y hará que cada año el crecimiento sea sostenido.
Poder de convocatoria
—¿Hay que destacar el poder de convocatoria que tiene el CiBRA. ¿Cómo lo consigue?
—Más que mi labor, es un poco el buen trabajo. El proyecto ha ido creciendo en base a hacer las cosas bien e intentando hacerlas atractivas. Creo que la gente también se queda con el programa que se hace con mimo, cuidando los pequeños detalles, intentando aportar cosas diferentes de las que no se ven en otro sitio. Ese ha sido un trabajo de año a año y de un gran equipo que hace el festival. No tengo ningún tipo de capacidad de atracción de nada. Sin un equipo bueno, no se puede hacer nada. No hay nadie que destaque por encima de nadie. A mí me toca dar la cara y muchas veces y me cuesta mucho porque no me veo delante de una cámara o delante de nada. Es verdad que detrás de mí, hay un montón de gente que hace un trabajo excepcional y que son maravillosos. Dedican un tiempo súper valioso al festival y hacen que sea de interés para los ciudadanos y lo disfruten todos los días.
- Finalmente, es conocida su postura respecto a la ciudad del cine en Toledo. Estos días Izquierda Unida ha criticado su apoyo a este proyecto. ¿Qué opinión le merece?
-Recientemente estuve con Chema y no me comentó nada. La verdad que a mí me llegó un eco de algo en Twitter, pero no quiero entrar en polémica. No tengo todos los datos. Pero si me hablas de cine me parece que es espectacular la opción que se ha dado para la ciudad. Si se hace bien, puede haber un cambio y un giro en Toledo y en la región en relación al cine y la industria del cine. Hasta ahora mucha gente o la mayoría que trabajan con el cine tenían que irse a Madrid. De esta forma, creo que se pueden generar muchas cosas alrededor y que podamos aprovecharnos, siendo Toledo un plato de cine excepcional . Es verdad que por lo que leí o por lo que me dijeron era algo así relacionado con el río Tajo, aunque en el proyecto se va a cuidar mucho la ribera y a limpiar una parte que está muy abandonada. Yo estoy abierto a hablar con cualquier persona y no tengo ningún problema de defender mi opinión en lo que conozco. Me parece que es una gran oportunidad para la gente que se dedica al cine en Toledo y en Castilla-La Mancha.
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