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Deportes

María José Pérez, cuando correr el maratón es la mejor terapia

Reportaje

La atleta de Carrión de Calatrava, que en verano lo veía todo negro y pesaba 12 kilos más, hizo su debut en la distancia el domingo en Valencia y consiguió una proeza: la mínima para los Juegos Olímpicos

El Maratón Valencia bate nuevos récords: 26.251 corredores en meta y 60.000 euros para la Casa Ronald McDonald

María José Pérez en Valencia, donde corrió en 2:26:42 el maratón ABC
Juan Antonio Pérez

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Quien se lo iba a decir en verano a María José Pérez (Carrión de Calatrava, 1992), cuando todo era negro, pesaba 12 kilos más y básicamente corría por salud, cuando volver a competir no entraba en sus planes y ya no digamos cualquier posibilidad real de clasificarse para los próximos Juegos Olímpicos, que sonaban a película de ciencia ficción. Y, sin embargo, cuatro meses después ahí está: con la marca mínima para París 2024. Con sus flamantes 2:26:42 en maratón, que es lo mismo que correr 42 kilómetros y 195 metros a un ritmo inferior a 3:30 el kilómetro. Una locura, y a quien no se lo parezca que se ponga las zapatillas y pruebe a intentarlo.

Lo consiguió el pasado domingo en Valencia, donde Juan Roig, el dueño de Mercadona, se ha empeñado en que la de su ciudad sea la mejor carrera del mundo y no pinta que vaya a parar. De momento, ya ha prometido que dará un millón de euros a la primera persona que baje de dos horas en esta distancia. María José fue una de los 560 atletas que en Valencia emplearon menos de dos horas y media, quedó trigésima entre las mujeres, quinta entre las españolas. Y todo en su debut. Otra barbaridad.

«Increíblemente no me duelen las piernas. Tenía un poco de rigidez, pero ni agujetas ni ninguna sobrecarga fuera de lo habitual. El maratón se asocia a algo titánico, a dolores, y yo la verdad es que estoy bien. El lunes no corrí, estaba un poco cansada porque la noche antes de la carrera no había dormido mucho, pero el resto de días sí», afirma en conversación telefónica con ABC, todavía con la resaca emocional de lo vivido el domingo.

La manchega reconoce que «la preparación me parece el doble de dura que la competición, donde salí tan concentrada y teníamos tan medidos los ritmos que, salvo algún contratiempo, todo iba a salir bien». Eso sí, el típico muro del maratón, que quienes lo han sufrido aseguran que se manifiesta en torno al kilómetro 30, «a mí me vino más tarde». «Lo más difícil fueron los últimos seis o siete kilómetros. Pasé de ir súper bien, todo controlado, a que se me hiciese muy dura la parte final. Además, en el 37, tenía el último avituallamiento con un gel, no lo cogí y la cagué, hablando mal», relata, añadiendo que «si tengo que valorar el conjunto, creo que si vas preparada no es para tanto».

«Analizando los fallos, podría haber bajado de 2:26, pero no voy a ser tan autoexigente. El deporte es injusto la mayoría de las veces, pero esta vez ha sido justo conmigo. Nunca puede ser perfecto, pero ha sido el debut soñado», insiste. Y recuerda que empezó a motivarse en agosto, cuando el grupo de triatletas entrenado por Roberto Cejuela en Alicante, la ciudad en la que ahora reside, hizo una concentración en altura en Sierra Nevada y allá que se unió. «El maratón de Valencia era, un poco, un objetivo para salir del bucle negativo, aunque la realidad es que lo he preparado en seis semanas: dos semanas pasé de 200 kilómetros, otras dos hice 180 y otras dos entre 130 y 150», cuenta.

«Si no disfruto, lo dejaré»

El 2019 fue el año que lo cambió todo. Un coche la atropelló mientras calentaba fuera de la pista del Centro de Alto Rendimiento de Madrid y, pese a que no fue un accidente traumático, «me dejó secuelas». «A raíz de eso tuve una hernia que me afectó al nervio ciático», aclara. Entonces hacía 3.000 metros obstáculos, forzó con la idea de intentar clasificarse para los Juegos y no sólo no lo consiguió, sino que llegó la lesión mental. Se sentía «nini». Pensaba: «No estoy corriendo y encima tampoco me he sacado el grado de Medicina».

La situación, por suerte, ha mejorado muchísimo. Aún le faltan «ocho o nueve» asignaturas para terminar la carrera y de cabeza «estoy bien, me siento muy estable, pero sigo con el psicólogo, mis citas con el psiquiatra...». La prioridad es esa y «si no disfruto corriendo, lo dejaré». En el horizonte se vislumbra el maratón de Sevilla, fijado para el 18 de febrero y que también servirá como campeonato de España para elegir a las maratonianas que irán a los Juegos. María José ya no duda: «Con este debut y, sobre todo, con mi progresión entrenando, donde me lo he pasado bien, sí que me veo capacitada para ganarme la plaza».

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