Un curtido atracador de bancos septuagenario se enfrenta a 7 años de cárcel: «No le voy a hacer daño, deme tres mil euros»
Con una carrera delictiva de casi cuatro décadas, José Manuel será juzgado este miércoles por un robo en una sucursal bancaria de Toledo en 2018. Fue detenido semanas después con el apoyo del GEO en el hotel de cuatro estrellas de Getafe donde se alojaba
Atraca una sucursal de Eurocaja Rural en la capital regional con una pistola y la cara descubierta
![Un agente de los GEO durante un ejercicio táctico](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/01/16/GEO-RnzgKsB2OdgN7RtOXe8vdPJ-1200x840@abc.jpg)
José Manuel Espada Prieto, un curtido y peligroso atracador de bancos con más de 35 años de experiencia, está citado este miércoles en la Audiencia Provincial de Toledo para ser juzgado. Este septuagenario, viejo conocido de las fuerzas y cuerpos de seguridad, se juega siete años y seis meses de prisión por un golpe en una sucursal bancaria de Eurocaja Rural en la capital de Castilla-La Mancha. Ocurrió el 23 de abril de 2018 y se llevó un botín de 6.000 euros.
Veinticinco días después, fue detenido por la Policía Nacional con el apoyo del GEO en el hotel de Getafe (Madrid) donde se alojaba. Iba armado y se le arrestó por haber cometido nueve atracos a bancos en menos de un mes, además de estar fugado entonces de la prisión madrileña de Alcalá Meco aprovechando un permiso.
El palo por el que deberá comparecer en el vetusto palacio de Justicia sucedió en el barrio toledano de Santa María de Benquerencia, en la calle del Río Alberche. A las 10:37 del 23 de abril de 2018, lunes, entró en una sucursal de Eurocaja Rural armado y con la cara descubierta. Tranquilo como siempre, aguardó en la fila, delante del mostrador, hasta que le llegó su turno. Según la Fiscalía, José Manuel preguntó a la cajera cuál era el límite de dinero en metálico que podía entregarle. «Tres mil euros», respondió ella.
Inesperadamente, el atracador bordeó el mostrador y se colocó al lado de la empleada, a la que apuntaba con una pistola que ocultaba entre sus ropas para que ni otros empleados ni clientes se dieran cuenta. Era una semiautomática del calibre 9 mm de la popular marca Makárov, el arma auxiliar militar estándar de las fuerzas armadas de la Unión Soviética de 1951 a 1991. «No le voy a hacer daño, deme tres mil euros», conminó a la trabajadora.
La mujer entregó primero 3.000 euros y luego otros 3.000. Con este botín, José Manuel se largó de la oficina sin que, en efecto, otros trabajadores y clientes se percataran de lo que acaba de suceder: un golpe de apenas dos minutos de duración.
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Sin embargo, el crédito a este veterano delincuente se le volvió a terminar el 18 de mayo, viernes, a 65 kilómetros de Toledo. Estaba escondido en un hotel de cuatro estrellas, de la cadena B&B, junto a la carretera A-42. Como en otras detenciones anteriores había abierto fuego contra los agentes, la Policía Nacional contó con el apoyo del GEO, el Grupo Especial de Operaciones. Como sospechaban los investigadores, José Manuel estaba armado cuando lo arrestaron. Tenía a mano la pistola con la que había atracado la sucursal de Toledo y trece cartuchos del calibre 9, una munición que podía disparar su Makárov. Además del atraco de Toledo, le atribuían otros ocho en menos de treinta días en Madrid y Alicante.
Con numerosas sentencias condenatorias a sus espaldas, José Manuel siempre actuaba solo, con el rostro descubierto y con una serenidad pasmosa. Este miércoles, el septuagenario atracador comparecerá en la sala noble de la Audiencia de Toledo.
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