toledo
Rafael Álvarez, 'El Brujo: «Soy un juglar, un contador de historias que habla con el público»
FESTIVAL DE TEATRO
El actor cordobés llega este viernes, 26 de agosto, a La Puebla de Montalbán para recibir el premio 'Celestina' 2022, como reconocimiento a su trayectoria profesional
![Rafael Álvarez, 'El Brujo' en una entrevista reciente](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2022/08/24/rafael-Rp9ohBg3uUPEt07xR39yK4J-1240x768@abc.jpg)
Al preguntar al actor Rafael Álvarez (Lucena, Córdoba, 1950) cuando comenzaron a llamarle «El Brujo», el también dramaturgo responde —entre risas— que fue en aquellos tiempos de estudiante, cuando apasionado por las leyes se matriculó en la Facultad de Derecho en Madrid. Así recuerda que, para no aburrirse de tantos decretos y leyes, compaginaba su vocación teatral haciendo de chamán para recrear escenas de sus autores favoritos, tras noches de juerga, alcohol... y mucha bohemia.
De este modo comienza una charla distendida con Rafael Álvarez, que mientras se dirige al teatro, atiende a ABC desde su coche. Mañana viernes, recogerá en la localidad toledana de La Puebla de Montalbán el premio 'Celestina' 2022 «por su larga y fructífera trayectoria y por su compromiso de recuperar a los clásicos de la literatura». En su XXIV edición, 'El Festival Celestina. La España de Rojas' ha decidido rendir homenaje al actor.
Además de recibir este galardón, 'El Brujo' se subirá a las tablas en la Plaza Mayor del municipio para interpretar 'El lazarillo de Tormes', la obra que supuso un cambio importante en su carrera hace ya 30 años, con la versión que hizo especialmente para él el fallecido actor, dramaturgo y cineasta Fernando Fernán Gómez.
Celestina y Lazarillo
Sus primeras palabras son para manifestar ese «gran orgullo» que siente por recibir este reconocimiento. «Me gusta mucho que en los pueblos pequeños de toda España se valore el teatro clásico español«, señala el artista, que hace ya bastante años decidió convertirse en un juglar contemporáneo, en un contador de historias. »Que el premio se llame 'Celestina' es muy significativo para una persona que hace teatro clásico, como yo. Siempre he estado relacionado con el Siglo de Oro, con los clásicos, el Festival de Teatro de Almagro... Esto significa algo absolutamente entrañable para mí«, afirma.
Además, el público podrá volver a disfrutar de uno de los montajes que más ha representado, 'El lazarillo de Tormes', una pieza que lleva haciendo 32 años y que recoge parte de la cultura española de «todos los tiempos», remarca. «'El Lazarillo' tiene un simbolismo muy fuerte en el teatro español porque habla del carácter de sus gentes, es un espejo de las costumbres y de la sociedad de la época. La gente se lo pasa bien en la función porque contiene mucho humor».
El protagonista de 'Esquilo' señala que los clásicos le han permitido encontrar la luz, ya que tienen un mensaje interior que va más allá del argumento, de las aventuras episódicas que les ocurren a los personajes de las novelas. «En el teatro clásico hay esa mentalidad antigua que conserva unos valores y principios con respecto a la vida y a la civilización, que hoy en día son totalmente contrarios, distintos. Conocerlos es de gran ayuda porque nos recuerdan los valores de aquellos tiempos, que no podemos negar, siguen vigentes en algunos aspectos de nuestra sociedad», asegura el dramaturgo.
El público, la energía
Por eso, reconoce el también intérprete del 'Avaro' de Moliere que volver a La Puebla de Montalbán, tan ligada a Fernando de Rojas, va a ser una «experiencia inolvidable» y la función será diferente porque utiliza siempre la improvisación. «El teatro es diferente en cada sitio y yo juego con esto desde hace muchos años, las representaciones nunca están quietas, están vivas. Y lo que está vivo, está sujeto a un cambio constante», puntualiza.
A la pregunta de si piensa retirarse de los escenarios, Rafael Álvarez no deja lugar a dudas: «No he pensado en eso en absoluto. Me encuentro bien físicamente (risas) y, sobre todo, necesito del escenario».
En esa línea insiste en que enfrentarse al público representa para él una fuente de energía poderosa. «Hago teatro basado en técnicas antiguas, de los juglares, no hay cuarta pared. El público está ahí y es un personaje que no puedo ignorar. Soy un juglar y un contador de historias que habla con el público. Hay un constante intercambio de energía. Es una celebración muy bonita», asegura. «Es un tipo de teatro del que el público sale muy lleno. Y eso algo mágico».
Del futuro prefiere no avanzar mucho. Tan solo un proyecto con la Compañía Nacional de Teatro Clásico para estrenar en 2023 y del cine... «Mejor no me hables, la cosa está muy cutre», critica. «De momento, seguiremos en el teatro, que aunque no estemos en el mejor momento, creo que sigue siendo mi zona de confort», concluye este actor que vive ajeno a los halagos.
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