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La música del «Taifa de Toledo»

Este es el último trabajo de Eduardo Paniagua, considerado por muchos el arqueólogo de acordes anteriores a los Reyes Católicos

El música Eduardo Paniagua, autor del «Taifa de Toledo» ABC

M. CEBRIÁN

Si cualquiera escucha la música del último trabajo de Eduardo Paniagua, «Taifa de Toledo» (editado con su sello, «Pneuma») , puede adentrarse en los palacios islámicos de la corte del rey Al-Mamun, oler las flores de sus jardines, oír al almuedano llamando a la oración o el agua corriendo por las acequias y fuentes. Unas sensaciones a las que ya nos tiene acostumbrados este arquitecto y músico madrileño, considerado por muchos como el arqueólogo de acordes anteriores a los Reyes Católicos, que a lo largo de su trayectoria nos ha acercado a la música que sonaba en la España medieval.

Este último trabajo de Eduardo Paniagua es una especie de homenaje a un Toledo islámico muy desconocido, y una recopilación de canciones de discos anteriores. Según explica el propio músico a ABC, se trata de nuevas versiones de música instrumental para acercarnos al ambiente musical y cultural del taifa de Toledo en torno a dos personajes que él considera esenciales en el esplendoroso Toledo del siglo XI: el rey Al-Mamun y el científico Azarquiel.

«Conocemos la música de Al-Ándalus porque se conservó en el Magreb gracias a la música clásica andalusí», asegura Paniagua, quien destaca que «la Península Ibérica fue una referencia musical distinta por la fusión de la música hispano-visigótica y la oriental» . En este disco, lo que intenta el músico madrileño es depurar esa tradición musical, junto con músicos españoles y magrebíes, intentando recuperar las notas de laúd que debió de escuchar Al-Mamun en su palacio de Toledo, «como si de una banda sonora de ese tiempo se tratara», sugiere.

De hecho, según el relato de Ibn Yabir, un toledano de aquel tiempo, que fue recogido por el historiador Ibn Hayyan , el rey Al-Mamun construyó un palacio para celebrar la fiesta de la circuncisión de su nieto. En ella habla de salones ricamente decorados. Así, dice: «Los invitados fueron conducidos a un segundo edificio que tenía un gran patio con flores y les hicieron entrar en una habitación que había sido tapizada con brocado persa de Tustar en oro y con cortinajes que pendían de los arcos. A continuación, les condujeron al salón de los perfumes, que estaba situado en lo alto, como mirador sobre el río y que era el más lujoso».

Toda la herencia y la sabiduría andalusí quedó impregnada en Toledo durante la época cristiana gracias a los mudéjares —musulmanes que quedaron aquí durante la época cristiana—. Pero la gran mayoría de sabios y músicos de Al-Ándalus, durante los siglos que duró la Reconquista, tuvieron que marcharse al norte de África y Oriente. Es por eso, según explica Paniagua, que la labor de documentación ha sido difícil, ya que además la música andalusí es de transmisión oral de maestro a discípulo debido a que era difícil de escribir.

Sin embargo, señala el compositor, sí que existían muchos libros teóricos de la música y de poesía de los que se puede extraer cómo era la música andalusí en el siglo XI. En su opinión, no es fácil que aparezcan nuevos documentos que revelen la riqueza musical de ese tiempo, «pero queda mucho por descubrir y difundir» . Y, tal y como reconoce, su sueño sería precisamente llevar a un disco los poemas que se recitaban en la corte acompañados de la música de aquel tiempo, cosa que intentará en sus próximos trabajos.

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