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VIVIR TOLEDO

Las cabinas telefónicas en las calles de Toledo (1967-2022)

En 1967 se colocaron las cuatro primeras. Fuera de las murallas tan solo en la calle Honda

La expansión y el ocaso de las cabinas telefónicas, en imágenes

Una de las primeras cabinas instaladas fue junto al Teatro Rojas, en la plaza Mayor, rodeada habitualmente de carretillas y cajas de mercancías. Foto de Gabriel Carvajal Chinchón fechada en 1976. Archivo Municipal de Toledo
Rafael del Cerro Malagón

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El 19 de abril de 2024 se cumple un siglo del origen de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), monopolio creado con un capital de un millón de pesetas y como accionista mayoritario la International Telephone & Telegraph (ITT). En 1945 el Estado nacionalizó el 79,6% de la empresa que, en 1990, fue privatizada con el nombre de Telefónica SA, siendo la única operadora hasta 1997. Seguidamente, el antiguo monopolio fue modificado e inició su expansión internacional. Lejos quedaba la telefonía nacida en el siglo XIX, en Estados Unidos, gracias al invento de Antonio Meucci (1854) que sería patentado por Alexander Graham Bell en 1876.

En España, en 1877, se fechan las primeras experiencias ceñidas a científicos e inversores pioneros en Barcelona y Madrid. En 1882, el Estado consideró a la telefonía como un servicio público mediante concesiones para explotar redes locales. En 1890, al reorganizarse las licencias, la de Toledo, se adjudicó a Benigno Balbín Campomanes, que la administró hasta 1914. No obstante, el empuje empresarial se debió a la influyente familia González-Alegre, concretamente, a Isabel González-Alegre y Fanjul, creando el Centro de Teléfonos de Toledo en el callejón de San Ginés y dos locutorios públicos: frente a la Estación del tren y en Barrio Rey, 8. Los primeros abonados fueron las instituciones civiles, religiosas, militares, la Fábrica de Armas, negocios y pudientes particulares con una cuta mensual de 7,50 pesetas. También se gestionó la telefonía de Ajofrín, Argés, Bargas, Burguillos, Cobisa, Gálvez, Olías y Polán.

Sin embargo, desde 1894, la Compañía Peninsular de Teléfonos compraba sociedades locales, entre ellas la de Toledo, en 1914, ubicando la central en la calle de la Plata. En 1924 fue absorbida por la flamante Compañía Telefónica Nacional de España. El 5 de julio de 1936 la ciudad estrenó el servicio automático, sin operadoras, con una conferencia entre el alcalde de Toledo, Guillermo Perezagua, y su homólogo de Toledo de Ohio, Roy C. Start. En 1948 se reformó el edificio con un evocador patio toledano y, en 1997, tras largos años de actividad, quedó vacío el inmueble y pronto también agonizarían las cabinas repartidas en la ciudad.

Las primeras 34 cabinas

En 1963 surgieron en España las primeras destinadas a llamadas urbanas en las calles de Madrid y Barcelona, por cierto, equipadas con un ejemplar en papel de la guía telefónica local. El mismo año, la CTNE levantaba en Toledo una nueva central técnica (Toledo-Vega) en la avenida de la Reconquista que entonces reunía solamente siete bloques construidos entre 1944 y 1953 y el colegio de la Virgen del Carmen (1956). Sin embargo, la presencia de las cabinas en la ciudad tardaría en visualizarse.

Las primeras solicitudes ante el Ayuntamiento fueron en 1967, siendo estudiadas por la Comisión de Arte y Cultura y el arquitecto municipal, pues la corporación opinaba que las cabinas deberían entonar «con el peculiar artístico de esta Imperial Ciudad», por lo que se solicitaba a la CTNE reconsiderar el aspecto, además de notificarlo a la Dirección General de Bellas Artes. Se sugería cambiarlas por «vitrinas adosadas a las paredes ejecutadas en rejería toledana o bien en celosía de madera con vidrio interior». Nada de aquello prosperó y en el mismo año comenzaron las obras necesarias en las plazas de Juego de Pelota, Honda, Don Fernando y Barrio Nuevo. En 1969 se autorizaron más cabinas en las plazas de la Merced, Mayor, Padilla, San Justo y Santa Isabel. A ellas se unieron otras en las calles Real del Arrabal, Santo Tomé, paseos de San Cristóbal y de la Rosa, avenida General Villalba y carretera de Navalpino.

Estrenada la década de los setenta se vieron más en el callejón del Lucio, frente a la puerta del Casino, en el paseo de Merchán y en la avenida y plaza del barrio de Santa Bárbara. En 1972 llegaron a las calles de Santa Fe, Chile, Lisboa, Puente del Arzobispo, General Martí y al paseo del Miradero. En 1973 se habilitaron dos cabinas, una para conferencias urbanas y otra para las interurbanas, delante de la propia central de la avenida de la Reconquista. En 1974 las licencias se solicitaron para las plazas de Zocodover, San Vicente, del Conde, del Ayuntamiento y Juan de Mariana, además de otras en Santo Tomé y en la Estación de ferrocarril. Por entonces se anotaban 34 cabinas creadas en toda la ciudad que reunía 53.000 habitantes.

Expansión y ocaso

Sin embargo, en el naciente Polígono Industrial, en 1974, la CTNE aún no había edificado allí la central técnica Toledo-Tajo. Lo haría en 1978. Los residentes del joven barrio vieron, a mediados de 1976, las dos primeras cabinas interurbanas y tres urbanas para paliar la falta de teléfonos en los domicilios particulares. La situación, junto a la falta de otros servicios, acentuó la crispación vecinal unida a frecuentes averías de las cabinas y a la falta de mantenimiento. Curiosamente, desde 1971, funcionaba en la zona industrial la factoría de Standard Eléctrica, asociada a ITT, la multinacional que participó en la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España en 1924.

En los años ochenta, la ciudad requería a la empresa cabinas apropiadas para personas con discapacidad y el aumento de su número a la vista del aislamiento que sufrían los residentes de nuevas promociones de viviendas desde Buenavista hasta el Polígono Industrial. En 2012, Movistar -marca comercial de Telefónica- contabilizaba en Toledo 89 cabinas, tres veces más de las 28 que, según la ley, correspondían a su población (84.000 habitantes). También se volvió a reabrir en el Consistorio el debate sobre el diseño más apropiado de las cabinas en el recinto monumental, detalle aludido en el Plan Especial del Casco Histórico (2000) al sugerirse un estudio de todos los elementos urbanos, entre ellos las referidas cabinas, para adecuarlos al entorno.

Lo cierto es que esta cuestión la zanjó el auge de la telefonía móvil en detrimento de la fija. En 1990 había en toda España 42.000 cabinas. En 1995 Telefónica iniciaba la telefonía móvil digital, reduciéndose su número a 15.000 en 2020. Según la empresa, cada una de ellas registraba una llamada semanal de promedio. En la ciudad de Toledo pervivían poco más de cuarenta y no en buen estado, desconocemos si aún queda algún vestigio, pues la Ley General de Telecomunicaciones de 2019, al excluir a las cabinas del servicio universal obligatorio, señalaba su final en 2022.

Las cabinas son ya reliquias de una época técnicamente cerrada, conservadas, dicen, en almacenes solo como recurso de atrezzo. Esto trae a la memoria la inquietante escena del mediometraje La cabina, de Antonio Mercero (1972), protagonizado por José Luis López Vázquez, con usuarios encerrados y momificados en cada una de ellas.

SOBRE EL AUTOR
RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN

Maestro, profesor de Secundaria e inspector de Educación. Doctor en Historia del Arte. Investigador especializado en la fotohistoria e imagen de la ciudad Toledo

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