Alfonso, el empleado infiel de la funeraria: acepta dos años de cárcel por quedarse con 232.310 euros
Cobró indebidamente 79 servicios y 115 coronas en pueblos de los Montes de Toledo durante tres años, pero no ingresó el dinero en su empresa. Una queja de un cliente destapó el caso y el trabajador fue despedido
Un avezado estafador se hace pasar por el dueño de un piso en el casco viejo de Toledo para apropiarse de una fianza de 540 euros
![Alfonso, esta mañana en la Audiencia Provincial de Toledo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/01/10/acusado1-RvScDFXJbkeCNot9n9dkxMK-1200x840@abc.jpg)
La queja de un usuario de los servicios funerarios de Sefuval S. L. destapó el negocio ilícito que Alfonso, un empleado infiel, tenía a espaldas de esta empresa radicada en Navalcarnero (Madrid). Gerente de esta mercantil en la provincia de Toledo desde hacía siete años, había cobrado unas coronas que el cliente no había recibido y la protesta llegó a la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha.
Sefuval abrió entonces una investigación interna, que descubrió un enorme engaño: Alfonso se había quedado con 232.310,34 euros correspondientes al cobro de 115 coronas y 79 servicios prestados durante tres años, entre 2009 y 2012, en municipios de los Montes de Toledo.
Fue despedido en mayo de 2013, pero el juicio no se celebró hasta este miércoles en la Audiencia Provincial de Toledo, casi once años después. El reo acudió con su tercer abogado en este procedimiento. «No va a escribir nada porque hemos llegado a un acuerdo», advirtió con aparente desdén al periodista delante de su letrada antes de comenzar la sesión.
Además del acusado, estaban convocados diez testigos, algunos llegados desde Cuenca según contaban, aunque finalmente ninguno tuvo que declarar. Alfonso, que se jugaba cinco años de cárcel, aceptó dos por un delito continuado de apropiación indebida. Se comprometió además a devolver a la empresa los 232.310,34 euros que le escamoteó y a pagar una multa de 1.440 euros, algo que quedará ahora recogido en una sentencia.
Pausadamente, el presidente del tribunal, Juan Ramón Brigidano, le leyó en voz alta el acuerdo antes de preguntar a Alfonso si estaba conforme. El reo, que deberá pagar igualmente las costas del procedimiento, asintió.
Nada más concluir la vista, que duró siete minutos, Alfonso se levantó de la silla, bajó del estrado y se dirigió a los dos periodistas sentados en los primeros bancos de la sala. «No quiero que se publiquen fotografías porque me pueden perjudicar», pidió el encartado, vestido con ropa oscura. Acababa de reconocer la autoría de los hechos que le habían llevado al palacio de Justicia: había traicionado la confianza de su empresa.
Fue contratado en 2006 para realizar labores de encargado en la provincia de Toledo, ya que Sefuval quería expandirse en la comarca de los Montes de Toledo. Abrió varios tanatorios para prestar servicios funerarios y Alfonso tramitaba la documentación administrativa y cobraba el enterramiento, la incineración o el traslado de los fallecidos, además del servicio de coronas fúnebres. Era «usual», según la Fiscalía, que no incluyera el cobro de las coronas en la factura que entrega a los clientes con el sello de la empresa. Pero les apremiaba el pago en efectivo para no dejar rastro del dinero, como confirmó a ABC un vecino de Polán que no testificó.
Alfonso comenzó trabajando desde Navalcarnero para luego hacerlo desde Navahermosa, en los Montes de Toledo. Tenía autonomía suficiente para realizar todas las gestiones, pero no ingresaba todo el dinero que cobraba en las cuentas bancarias de la empresa. Así la estuvo engañando hasta que una queja de un usuario hizo saltar el tramado de Alfonso, quien fue despedido en mayo de 2013.
Sefuval adaptó esta medida después de averiguar que su trabajador desleal vendió en 2009 dieciocho coronas por un importe de 3.430 euros, además de prestar veinte servicios funerarios sin consentimiento de la empresa por un total de 54.006,82 euros. En 2010, otras 18 coronas (3.830 euros) y veintiún servicios por 69.139,62 euros; en 2011, otras 54 coronas (11.831 euros) y 17 servicios por 50.467,90 euros; y al año siguiente, 25 coronas (5.330 euros) y otros 21 servicios por 61.987,97 euros.
—¿Está conforme con la pena? —le preguntó el presidente del tribunal.
—Sí —contestó Alfonso después de haber reconocido el enriquecimiento injusto de 232.310 euros con 34 céntimos. Pero, ¿qué hizo con el dinero?
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete