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Proponen incluir un molino de viento en la bandera de Castilla-La Mancha

Marciano Ortega Molina, cervantista y exalcalde de El Toboso, es el impulsor de esta iniciativa que está recabando numerosos apoyos en change.org y que ha hecho llegar a las autoridades para la reforma del Estatuto de Autonomía

El hombre que devuelve la vida a los 'gigantes' contra los que luchó don Quijote

Molinos de viento de la localidad de Campo de Criptana Laura Gómez
Mariano Cebrián

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«La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra».

Esta famosa frase, que don Quijote le suelta a Sancho al comienzo del capítulo octavo de la primera parte de la novela escrita por Miguel de Cervantes, jamás la podríamos poner en boca del protagonista de otra bonita historia; la que protagoniza Marciano Ortega Molina, un apasionado del principal símbolo manchego que el ingenioso hidalgo de La Mancha confundió con gigantes y a lo que en 2021 dedicó un libro titulado 'Molinos de El Toboso ¡Realidad o ficción! Prólogo o visión de la mayor aventura quijotesca'.

El autor, que para más inri fue entre 2007 y 2015 alcalde de El Toboso -la patria chica de Dulcinea, amor platónico del Caballero de la Triste Figura- ya deslizaba en esa obra una idea que ahora ha tomado forma. Se trata de una petición que ha hecho llegar a las autoridades de Castilla-La Mancha en plena negociación de la reforma del Estatuto de Autonomía, cuyo plazo para presentar enmiendas finalizará el 23 de octubre.

La propuesta de Ortega Molina pasa, ni más ni menos, que por incluir un molino de viento en el rectángulo blanco de la derecha de la bandera de Castilla-La Mancha y, por ende, pase a formar parte el escudo regional. Una iniciativa que recuperó a inicios de este año, con motivo del comienzo de las negociaciones para reformar el Estatuto de Autonomía y que ahora ha tomado forma mediante una recogida de firmas en la plataforma change.org, con la que pretende llegar a los 500 apoyos y ya lleva más de la mitad, a los que se suman los más de 13.000 visualizaciones, aunque él cree que podrían ser muchas más personas.

De forma paralela, este cervantista ha hecho llegar su petición tanto al presidente Emiliano García-Page como al de las Cortes regionales, Pablo Bellido, a los que les insta a aceptar o, por lo menos, tomar nota de su propuesta. «Ver ondear la bandera de Castilla-La Mancha con los dos símbolos de castillo y molino de viento sería ennoblecer la memoria de nuestros antepasados, dar realidad a los emblemas de una tierra y dar orgullo a una región. Nuestros mayores embajadores, Cervantes y Don Quijote, les estarán eternamente agradecidos», afirma.

En el apartado primero del artículo 5 del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, aprobado en 1982, se describe la bandera de la región: «Se compone de un rectángulo dividido verticalmente en dos cuadrados iguales: el primero, junto al mástil, de color rojo carmesí, con un castillo de oro mazonado de sable y aclarado de azur, y el segundo, blanco».

El autor, según apunta el impulsor de esta iniciativa, fue Ramón José Maldonado y Cocat, que en 1980, «dentro del proceso previo que se realiza con una cierta celeridad en aquellos años de preparación, configuración y acomodación al Estado preautonómico, al que se debía dar soluciones rápidas, diseñó esos símbolos que habría necesitado mayor estudio y detalle».

«Es de valor recuperar los molinos de viento, muchos de ellos catalogados como Bien de Interés Cultural, como imagen y gran exponente de nuestra tierra para ennoblecerlo a la misma altura que el castillo», manifiesta el investigador, que recuerda que ya desde 1562 se representaban como integrantes del paisaje manchego. Así, pone como ejemplo el dibujo de Anton Van den Wyngaerde o 'Antonio de las Viña', como se conocía a este paisajista flamenco de la época que recogió algunos de ellos en Belmonte (Cuenca) y Chinchilla de Montearagón (Albacete), o las numerosas apariciones en otras disciplinas artísticas como la fotografía, la literatura o la música.

De momento, la propuesta tan sólo ha recibido el silencio administrativo por parte de las Cortes de regionales y una respuesta dándole gracias por la idea del gabinete de presidencia de la Junta de Comunidades. Sin embargo, Ortega Molina no cejará en su empeño y luchará contra gigantes, que no contra molinos de viento, para llevar, precisamente, a ese símbolo tan manchego a la bandera y al escudo de Castilla-La Mancha.

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