Jesús Rodenas, la voz radiofónica de un ciego
Periodista de 24 años, tiene un contrato de formación en Radio Castilla-La Mancha
'De hoy, no pasa': el reencuentro de dos viejos amigos
![Jesús Rodenas, en un estudio de Radio Castilla-La Mancha durante la entrevista](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/09/14/jesus-R3jshEMlnoNByqMye3ejHuK-1200x840@diario_abc.jpg)
Jesús Rodenas (llana, sin tilde en la e) se ríe hasta de su sombra. La charla es en un estudio de Radio Castilla-La Mancha, donde este jovenzuelo de 24 años cumplidos en agosto llegó a primeros de año, el lunes 19 de febrero, con un contrato de formación bajo el brazo. Desde entonces, este ciego bromista y currante hace las funciones de un redactor del ente público: hace entrevistas e informaciones para redactar piezas y leerlas en directo o grabadas, dependiendo del momento.
No tiene perro guía «porque no me gustan los perros», y siempre va a acompañado de su bastón blanco y de su línea braille, un dispositivo que se conecta al teléfono o al ordenador, con una síntesis de voz de por medio que le permite interpretar lo que lee el lector. Lo oye a una velocidad que a uno le parece supersónica y no entiende nada, pero Jesús ni se inmuta. «Es nuestra forma de oírlo y estamos tan acostumbrados que vamos cada vez más rápido».
Nació prematuro, a los seis meses, y cuenta que vivió su particular 'Ruta del Bakalao': un recorrido por las discotecas más populares de la Carretera del Saler de Valencia durante la década de 1980 y la primera mitad de los años 90.
De la localidad albacetense de Barrax, Jesús viajó y visitó nada más nacer más hospitales en tres meses que muchas personas en toda su vida. Lo llevaron en ambulancia a La Fe de Valencia, luego en helicóptero a Madrid y finalmente a Albacete. «Menos mal que no te enteras», suelta entre risas. Y además tuvieron que atarlo de pies y manos en Albacete, según le han contado, porque no paraba de moverse y de arrancarse los cables. Enganchado a máquinas como luego se enganchó a la radio.
Vino al mundo con una ceguera total, pero no genética. Tuvo desprendimiento de retina en sus expresivos ojos azules. En el colegio contó con el apoyo de la ONCE para las personas afiliadas. «En la época en la que nací ya se apostaba por la educación integrada, inclusiva en el aula con el resto de compañeros. Y se me dio bastante bien», recuerda Jesús, a quien los libros le llegaban en verano para ir avanzando antes de comenzar el curso en septiembre.
Estudió la primaria en el colegio público Benjamín Palencia de su pueblo, luego la secundaria en el concertado Santo Ángel de Albacete y el bachillerato en el IES Parque Lineal. «No fui al colegio de la ONCE porque, por suerte, no me hizo falta al estar mi entorno integrado y concienciado con mi ceguera, además de desarrollar mi autonomía».
Lo explica después de guasearse describiendo perfectamente, como el que ve a una distancia kilométrica, una camiseta blanca que viste su compañero Javier Mateo con un conejo impreso. «Sí, fue un farol», admite delante de un micrófono que, obviamente, no está funcionando.
Jesús fue un buen estudiante en la primaria, donde se defendió muy bien en Lengua y Conocimiento del Medio, pero no tanto en Matemáticas. «Al ser algunas veces los cálculos tan gráficos, era más difícil tocarlos en el papel en braille en la máquina Perkins», un artefacto que se emplea por los ciegos para escritura, lectura y aprender matemática desde temprana edad. «Los ciegos tendemos a que no nos gusten las matemáticas y se nos resistan un poco -desarrolla- porque son muy gráficas. Hay ciegos a los que seguramente les gustan, pero a mí se me hizo cuesta arriba sobre todo en la ESO». Pero las sacó adelante, como hizo con la EVAU, que también aprobó, «aunque no tiré por matemáticas ni mucho menos».
Calambrazos
Hablando de pasión, lo de Jesús es la radio. «Siempre me gustó. Desde que tengo uso de razón, iba con el casete por toda la casa enchufándolo hasta que me llevaba algún que otro calambrazo», y vuelve a carcajearse. Siempre tuvo una radio pequeña, pero no recuerda cuántas rompió. «Desde que tenía siete años, salía a una por año. Era el regalo de Reyes, pero si se jodía antes, el del verano», rememora entre risas mientras le brillan sus ojos azules. «A mí me gustaba sobre todo las radios pachangueras, las de la comarca de La Manchuela que llegaban a mi pueblo, porque siempre me llamó la atención esa forma fresca de hacer radio».
Estudió periodismo en la Universidad de Murcia. «Sin problemas, con el servicio de apoyo de atención a la diversidad, a la discapacidad», aunque Jesús también se buscó la vida en libros, que los convertía en formato PDF y una papelería se lo facilitaba en un pendrive para que lo pudiera leer en el ordenador con el lector de pantalla.
Se graduó en 2021, ya con prácticas y colaboraciones en las alforjas, y Jesús sigue en la brecha: «Dentro del periodismo, me suele tirar lo social porque lo político es todo igual y el deportivo no me llamó nunca la atención».
Se define como una persona callada y por eso la gente se sorprende cuando lo oyen hablar tanto por la radio. «¡Madre mía, ¿este es Jesús?!», suelen repetir. «Sí, al principio soy callado, pero ponme un micrófono y verás. La gente que me ha conocido y me conoce se alegra porque ven que estoy haciendo lo que me gusta. Y mucha gente se sorprende para bien»
En febrero terminará en Radio Castilla-La Mancha, donde no ha descubierto el amor, y todavía no tiene claro dónde va a acabar: «Me gustaría en algo que tenga que ver con la comunicación, no precisamente con radio. Hay que ser realista: no va a ser fácil, imposible en algunos casos, porque sabemos cómo están los medios. No descarto estar en alguna empresa dirigiendo la comunicación, tanto de notas de prensa como redes sociales o relaciones con los medios».
Y cierra el micro con un mensaje, sobre todo para la gente con más edad: «Si se te presenta una discapacidad, con las adaptaciones necesarias y la ayuda que te puedan ofrecer desde la ONCE o la gente de tu entorno, hay que ponerse metas y al menos intentarlo. Aunque al principio parezca un poco complicado».
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