Don Juan Carlos vuelve a Sangenjo con menos exposición pública que en el viaje anterior
Disfrutará de cuatro días de regatas y amigos en su segunda estancia en España desde 2020
Don Juan Carlos y Carlos III no mantuvieron ningún encuentro en Londres
Don Juan Carlos ha vuelto a elegir Sangenjo como puerto base de su segunda visita a España desde que, a principios de agosto de 2020, fijó su residencia en Abu Dabi (Emiratos Árabes). Pero su estancia en la localidad gallega, a la que ha llegado este miércoles tras aterrizar en el aeropuerto de Vigo procedente de Londres, pretende ser esta vez más discreta y con menos exposición pública que la de mayo de 2022. Ni exhibirse, ni esconderse. Por ahora, sus primeras horas en tierras gallegas, donde permanecerá hasta el domingo, apuntan en esa dirección.
Después de su escala en Londres, donde el lunes cenó con amigos y el martes acudió al estadio de Stamford Bridge para ser testigo de cómo el Real Madrid se imponía al Chelsea en la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League, Don Juan Carlos aterrizó este miércoles en un avión privado en el aeropuerto vigués de Peinador pasadas las 13.50h, una hora más tarde de lo previsto.
A pie de pista, junto a un equipo de seguridad, le esperaba con su coche Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico de Sangejo y habitual anfitrión del padre del Rey en tierras gallegas. Igual que había hecho once meses antes, Campos llevó a Don Juan Carlos en su propio vehículo hasta su domicilio, a unos 60 kilómetros del aeropuerto: un discreto chalé junto a la playa de Nanín, con privilegiadas vistas a la ría de Pontevedra. El cuartel general de Don Juan Carlos en Galicia, situado a no más de dos kilómetros del club náutico donde le espera su Bribón, adaptado a sus problemas de movilidad, que participará este fin de semana en el Campeonato de España de 6M. Sangenjo había sido también el lugar elegido por Don Juan Carlos para pasar sus últimos días en España a principios de agosto de 2020, antes de instalarse en los Emiratos Árabes Unidos.
Este miércoles, a su llegada al chalé de Campos, pasadas ya las 14.30 horas, se podían percibir algunos detalles que auguran una menor exposición mediática estos días que en su visita de mayo de 2022: la presencia de simpatizantes y curiosos fue bastante menos nutrida y la actitud de Don Juan Carlos fue también menos efusiva que en su anterior visita; discreto fue también el dispositivo de seguridad diseñado para la ocasión.
Eso sí, igual que hace once meses, decenas de periodistas y reporteros gráficos se concentraron desde primera hora a las puertas del domicilio de Campos a la espera de la llegada del padre del Rey. Ese parece ser el único punto de coincidencia, algo que se escapa al deseo de Juan Carlos I.
Desde el asiento de copiloto del todoterreno de Campos, Don Juan Carlos dejó entrever un rostro serio y cansado después del vuelo. Cuando el vehículo puso el intermitente y redujo la marcha para girar hacia el callejón que desemboca en el chalé del presidente del club náutico, el padre del Rey respondió con la mano al saludo de una docena de vecinos y curiosos que inmortalizaban el momento con las cámaras de sus teléfonos móviles.
Pero el coche de Campos no se detuvo completamente ante los simpatizantes y las cámaras. Y Don Juan Caros tampoco bajó la ventanilla ni hizo declaración alguna a los medios de comunicación.
Este miércoles por la tarde, según explicaron a ABC fuentes cercanas, la intención del padre de Don Felipe era la de descansar. Juan Carlos I disfrutará estos cuatro días del mar, de las regatas y de su grupo de amigos habitual en sus escapadas a tierras gallegas.
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