incendios forestales
Solos ante el fuego: «Llamé más de 30 veces, nadie vino a ayudarnos»
Lina Brendle se despertó de madrugada con su casa ya envuelta en fuego, con una manguera y baldes de agua trató de evitar la destrucción
Jaque técnico al incendio de La Palma, que se prepara para una subida de temperaturas

Lina Brendle se despertó de madrugada por los ladridos de su perro, al salir a ver qué pasaba se vio envuelta en humo y fuego. La casa familiar ya era pasto de las llamas y con una manguera y baldes de agua trató de ... evitar lo irremediable. «Llamé más de 30 veces para pedir ayuda, no vino nadie».
Poco a poco a su lucha desesperada y sola contra el incendio declarado en Puntagorda, La Palma, se le unieron los vecinos de la zona, que con mangueras y cubos de agua, con herramientas para hacer surcos en el terrenos trataron de contener el avance imparable de las llamas. Un poco más tarde, aparecieron también «algunas personas de la BRIF que no estaban oficialmente de guardia ya que tenían el día libre pero quisieron ayudar».
Llamada tras llamada, «me decían que los bomberos estaban de camino» pero por allí no apareció nadie, «menos los vecinos del pueblo y algunos voluntarios de la BRIF que no fueron por llamadas oficiales sino por un contacto interno que recibió una llamada y al ser el hermano de mi pareja, aparecieron para ver si se podía salvar algo«.
Si no hubiese sido por la alarma de su perro «no lo cuento», señala, ella estaba sola y durmiendo cuando el fuego se abría paso sin control al pueblo de Puntagorda. La casa «hay que tirarla, no queda nada, se cayó el techo y está completamente destruida«, lamenta, esta casa familiar fue renovada por completo hace apenas tres meses, por dentro y por fuera. »27 años de trabajo que se esfumaron en una hora y media«, cuando las llamas estaban ya dentro de la casa la dieron por perdida, y junto a sus vecinos y sin apoyo profesional lograron salvar otra vivienda más pequeña de la familia y algunas de las casas de sus vecinos.
«Estaba la casa del vecino en llamas, todo el terreno alrededor de la casa, empecé a llamar a los vecinos para que me ayudasen, estaba totalmente sola, mi padre estaba de vacaciones«. Frustración, desesperación, el cansancio mental y físico y mucho miedo, el incendio declarado en Puntagorda, La Palma, le ha dado un nuevo golpe a la Isla Bonita.
«Luchábamos para salvar las casas pero también nuestras vidas», ya que recuerda el terror vivido, «era muy peligroso». El fuego se movió hacia Tijarafe, y pidió ayuda por si regresaban las llamas, tampoco tuvo respuesta de los servicios de emergencia.
El fuego venía sin freno del parque recreativo, a apenas 500 metros de la casa, «enseguida avanzó, había mucho viento y las chispas caían por todos lados por segundo». La casa de arriba, la de su familia, está perdida, pero lograron salvar una más pequeña, «al menos tenemos un techo». No solo fue la pelea de madrugada, fueron «más de 6 horas aterrorizados por si volvía a cambiar el viento, y más de 24 con la incertidumbre por si el incendio volvía».

«El peor día de mi vida»
Lina se confiesa en shock, «estamos fatal, es agotador, la angustia y el miedo». Han entrado en la casa pero nada vale, «no se puede hacer nada, se puede caer por completo lo poco que queda», dentro se perdieron también todos los recuerdos en el incendio.
Su padre Humberto Brendle ya ha regresado a la isla, «delante mía trata de estar bien, pero yo sé que está fatal, esta casa la hizo desde cero hace 27 años, era su sueño». En estos días, no ha ni comido ni dormido, y ahora solo pide que les ayuden. El alcalde de Puntagorda ya se ha puesto en contacto con ellos, pero no han tenido ninguna llamada de ninguna otra administración. «Los vecinos nos están ayudando, han sido todos muy solidarios», aunque confiesa que la ayuda que necesitan ahora es económica y confía en que no la vuelvan a dejar sola, esta vez con la reconstrucción.
Ahora, con su casa calcinada de fondo se esmeran en limpiar la zona y tirar los escombros y habilitar los accesos.«Ahora mismo agradezco muchísimo todos los mensajes de apoyo y tengo confianza en que la administración va a responder». Ella y su familia no sufrió el volcán de forma directa, aunque sí amigos y personas cercanas, y como en todos los rincones de La Palma, su recuerdo sobrevuela. «Espero que las ayudan lleguen y no como a los del volcán, que aún hay gente esperando la ayuda económica».
«Yo confío, soy una persona positiva». y «tenemos un techo por el momento y seguiremos adelante».
El origen del fuego se ha localizado en la LP-1, en la zona de El Fayal y aunque aún se investigan las causas, la hipótesis más plausible es la de una imprudencia por la quema de un contenedor. «Esa gente que ha provocado esto, que reflexione, que recapacite y pague por lo que ha hecho», porque «han destrozado las vidas de muchas personas».
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