ANálisis
La autoría intelectual del 11-M
Azizi se sirvió de su autoridad y del ánimo de venganza que le unía a exmiembros de la célula de Abu Dahdah que tampoco fueron detenidos
«El 11-M fue una venganza por los golpes de España al yihadismo; Irak, el pretexto»
![Muestra de condolencias el día después del atentado de la estación de trenes de Atocha, en Madrid, 11 de Marzo de 2004](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/09/atocha-condolencias-11m-R5U3LmAVm4yBzyk3rKqznaI-1200x840@diario_abc.jpg)
El proceso que culminó con la matanza en los trenes de Cercanías se inició en diciembre de 2001 en Karachi, donde el marroquí Amer Azizi, huyendo de la Operación Dátil que desmanteló en Madrid la célula de Abu Dahdah, a la cual pertenecía ... como miembro especialmente destacado, decidió instigar una venganza contra España y se confabuló para ello junto a otro importante yihadista de su misma nacionalidad. Este encuentro aparece constatado en un esclarecedor informe del National Counter Terrorism Center (NCTC, por sus siglas en inglés, o Centro Nacional Contra el Terrorismo) de Estados Unidos, fechado en agosto de 2008.
Azizi no pudo ser detenido en la Operación Dátil porque estaba en Irán, en ruta hacia Afganistán. Al poco se incorporó a las estructuras centrales de Al Qaeda en Pakistán, donde era conocido por haber estado en campos de entrenamiento de la organización yihadista. Siguiendo sus órdenes, en marzo de 2002 empezó a configurarse en Madrid la red terrorista del 11-M.
Azizi se sirvió de su autoridad y del ánimo de venganza que le unía a exmiembros de la célula de Abu Dahdah que tampoco fueron detenidos, aunque debido al tratamiento legal y judicial del yihadismo entonces existente. Entre ellos, Serhane ben Abdelmajid Fakhet, el Tunecino, Said Berraj y Jamal Zougam.
Mientras ese núcleo se consolidaba y ampliaba, cooptando entre otros al yihadista argelino Allekema Lamari, excarcelado en junio de 2002 por un dislate judicial, se añadió un componente del Grupo Islámico Combatiente Marroquí. Unos delincuentes radicalizados con experiencia en tráfico de drogas sumaron en el verano de 2003 el tercer y último componente a la red del 11-M.
Azizi logró mantenerse en contacto con sus principales nodos: El Tunecino, ya mencionado; Youssef Belhadj, quien plasmó por escrito la fecha del 11-M, en la localidad belga de Molenbeek donde residía, el 19 de octubre de 2003, un día después de que Osama bin Laden amenazara públicamente a España; y Jamal Ahmidan, El Chino.
En el informe del NCTC se lee: «Azizi estaba bien situado en 2003 -cuando estarían desarrollándose los preparativos de los atentados con bomba en Madrid- para actuar de conducto entre el jefe de operaciones externas Hamza Rabia y otros líderes de Al Qaeda y los activistas en Madrid. A través de Azizi, Al Qaeda contaba con un vehículo para transmitir la aprobación de la operación en Madrid o para proporcionar instrucciones detalladas».
Delincuentes radicalizados con experiencia en tráfico de drogas sumaron en el verano de 2003 el tercer y último componente a la reda
El 17 de septiembre de 2003, la Audiencia Nacional dictó auto de procesamiento contra Azizi. En septiembre de 2006 las autoridades de Estados Unidos informaron por primera vez a las españolas sobre la muerte de Azizi. Esta se produjo a consecuencia de un misil lanzado el 1 de diciembre de 2005 desde un dron estadounidense en el noroeste de Pakistán.
En octubre de 2006, solicitando a cambio datos de pasadas relaciones del marroquí que inquietaban a sus servicios de Inteligencia, ampliaron la información: «En el momento de su muerte, Azizi estaba estrechamente vinculado al entonces jefe de operaciones externas de Al Qaeda, Hamza Rabia. Nuestra valoración actual es que Azizi estaba íntimamente involucrado con Rabia en la planificación de operaciones globales en muchos frentes».
En septiembre de 2007, un mes antes de que se dictara sentencia por los atentados de Madrid, Washington trasladó más evidencia, basada en testimonios de operadores de Al Qaeda capturados en Afganistán y Pakistán unos dos años después del 11-M. Lo hacía con el deseo de que la nueva información fuese, para España, «de ayuda en su investigación en curso sobre los responsables de los atentados de marzo de 2004».
Fernando Reinares es catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador asociado distinguido del Real Instituto Elcano. Autor de 'La venganza de Al Qaeda' y '11-M. Pudo evitarse' (ambos en Galaxia Gutenberg).
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