La ausencia en Notre Dame intensifica la ofensiva de Albares contra Zarzuela
Desde Exteriores se trasladó el malestar con la Corona y con Urtasun por no informar de la cita en París
El ministro y el jefe de la Casa del Rey sellan la paz camino de Roma tras una jornada de tensión
Urtasun no acudió a la reapertura de Notre Dame porque estaba en el circo
![El Rey saluda al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, antes de partir viaje a Italia](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/11/rey-albares-ep-kC8C-RUK57f4Rsuk45dDm0ZpOQcK-1200x840@diario_abc.jpg)
La ofensiva del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, contra La Zarzuela se destapó este martes con toda su crudeza. Y lo hizo a cuenta de la no asistencia de los Reyes el pasado sábado a la inauguración en París de la reconstruida catedral de Notre Dame ... . Una circunstancia de la que el ministro no fue informado, como trasladaroncon alto grado de enojo fuentes de su cartera. El malestar se extiende también a un compañero de Gabinete, el responsable de Cultura, Ernest Urtasun (miembro del socio de coalición, Sumar, y diplomático de carrera como Albares) quien también estaba invitado pero decidió no acudir.
La invitación a los Reyes la cursó el presidente francés, Emmanuel Macron, y la de Urtasun su homóloga, la ministra gala Rachida Dati. Ambas «nominales e intransferibles», como subrayó en su rueda de prensa semanal la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, quien expresamente evitó que Albares, que le acompañaba en la comparecencia, tomase la palabra para contestar a la polémica por la ausencia de representantes españoles en un acto que se convirtió en una suerte de cumbre mundial improvisada, sobre todo por la presencia del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien por primera vez desde su victoria en noviembre pisaba suelo europeo. Y también, muy especialmente, por la del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, quien mantuvo un encuentro con Trump. Además de jefes de Estado, a la cita acudieron, invitados igualmente por Macron, jefes de gobierno como la italiana Giorgia Meloni o el premier británico Keir Starmer.
Posiblemente Alegría, quien habló de una «polémica artificial», evitó así una salida de tono en público de Albares contra la Casa del Rey, pero no pudo neutralizar el malestar que poco después se trasladó desde Exteriores, y que el propio ministro, según las mismas fuentes, comunicó personalmente al Rey a bordo del avión que les llevó este martes a Roma, donde Felipe VI y la Reina se encuentran en una visita oficial a Italia que en su última etapa, en Nápoles, no contará con la presencia de Albares.
Exteriores se ocupó de comunicar también su enfado por el hecho de que no sea la primera vez que Zarzuela no le traslada una información de este tipo. En este caso, y siempre según la denuncia de las citadas fuentes del Ministerio, ni sobre la invitación recibida ni sobre el hecho de que los Reyes fueran a ausentarse de la cita en la capital francesa, en la puesta de largo de la célebre catedral que sufrió un grave incendio en 2019. Palabras no mucho mejores que las que se tienen sobre la actitud de Urtasun, quien a cuenta de este episodio aseguró que es a Exteriores a quien corresponde coordinar la acción exterior de España. «No podemos coordinar la política exterior si no se nos informa», señalan desde el Ministerio de Albares.
Albares y Villarino
La Constitución, en su artículo 56, establece que el Rey, como Jefe del Estado que es, «asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales», un precepto de la Carta Magna contra el que parece resistirse la ofensiva de Exteriores, que acumula ya varios conatos, unos que han trascendido, como este último, y otros que no. Como entre diplomáticos parece andar el juego –y si no véase el encontronazo referido entre dos colegas de carrera como Albares y Urtasun– conviene no perder de vista el perfil de Camilo Villarino, desde febrero de este año jefe de la Casa de su Majestad. Es diplomático de carrera como Albares, ocho años mayor que él y ha trabajado en la administración desde hace más de veinte años con gobiernos tanto del Partido Popular (PP) como del PSOE. En junio de 2017 el último ministro de Exteriores de Mariano Rajoy, Alfonso Dastis, le nombró su jefe de gabinete, y se mantuvo en el cargo con los dos primeros jefes de la diplomacia con Pedro Sánchez, Josep Borrell y Arancha González Laya. En el verano de 2021 la llegada de Albares al Palacio de Santa Cruz supuso su defenestración. Y no sólo eso, sino también que se viera frustrada su aspiración de ocupar alguna embajada española de relevancia mundial.
Casi tres años después, la llegada de Villarino a Zarzuela en sustitución de Jaime Alfonsín volvió a ponerle cara a cara con Albares. Y en este 2024 se ha experimentado una ofensiva inédita desde el Gobierno contra la Casa del Rey, quien se ha visto desprovisto en varios viajes internacionales de la asistencia de un miembro del Ejecutivo, como dicta la costumbre.
Desde el Palacio de la Zarzuela no acostumbran a dar explicaciones sobre las razones por las que los Reyes no asisten a determinados actos. Sin embargo, reconocieron que Don Felipe y Doña Letizia no fueron a Notre Dame por razones de agenda y que los Reyes dedicaron la mayor parte del fin de semana a preparar el viaje de Estado a Italia, que comenzaron este martes por la tarde y que terminará mañana en Nápoles.
Paz en las alturas
Precisamente en el vuelo de Madrid a Roma, de dos horas de duración, el jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino, y el ministro Albares sellaron la paz de cara a la galería tras el fuerte desencuentro transmitido horas antes. Así lo hizo saber un portavoz oficial del jefe de la diplomacia española en cuanto el avión pisó tierra: «Por nuestra parte está todo hablado y aclarado y no tenemos más que añadir sobre este asunto».
Desde la Casa del Rey negaron igualmente cualquier desencuentro entre Zarzuela y el Gobierno y explicaron que, días después de que llegase la invitación de Macron al Rey, Felipe VI envió un telegrama al presidente francés a través de la embajada de París, en el que le agradeció personalmente que hubiera contado con él y le deseó lo mejor en la reapertura de Notre Dame. Un evento que ha coincidido con la grave crisis política que vive Francia, tras la caída del primer ministro Michel Barnier, nombrado precisamente por Macron.
La guerra entre diplomáticos desatada por la mañana terminó con una paz en las alturas con lenguaje diplomático, como no podía ser de otra manera. Mucho más cuando hoy el Rey afronta una jornada importante en la capital de la tercera economía de la zona euro. Felipe VI interviene hoy mismo ante una sesión conjunta de la Cámara de los Diputados y el Senado de Italia. Una deferencia institucional que en el país transalpino sólo se ha tenido en dos ocasiones anteriores, precisamente con Juan Carlos I en 1998, y cuatro años después, en 2022, con el entonces Papa Juan Pablo II.
La paz reinará hoy en la delegación española y la sangre no ha llegado al río. Pero el episodio vivido este martes, que durante horas tensionó las costuras entre Zarzuela y el Ministerio con el que, como es lógico, el Rey tiene mayor relación, no es flor de un día ni anecdótico. Al contrario, es el fiel reflejo de una comunicación que no ha fluido adecuadamente, porque no lo hace entre el ministro y el jefe de la Casa del Rey.
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