Auge, caída y paracaídas de Bendodo

Hubo un momento en que su trayectoria en Madrid parecía un sprint. Año y medio y rumbo a La Moncloa. Estaba en todas las quinielas para ser ministro si se llegaba al Gobierno. Pero cuatro escaños han convertido ese sprint en una carrera de fondo. La primera lectura de ese cambio es, evidente, en término de degradación orgánica. Génova lleva además varios días alimentando la idea de una primera línea de poder en torno a Feijóo conformada por Cuca Gamarra, Miguel Tellado y Carmen Fúnez. Así lo publicó este periódico el pasado sábado. Algo que consumaron con la ratificación de la primera, el sábado, y los movimientos de los segundos, este lunes, y ofreciendo material gráfico para reforzar la idea.

Esa lectura desde el punto de vista de la interpretación periodística y orgánica es evidente. Pero lo cierto es que el reajuste de funciones de Bendodo es, dentro de todas las opciones posibles, la menos lesiva para sus intereses y la que le permite seguir en Génova con funciones en ningún caso anecdóticas. Es más, fuentes de Génova certifican que de los dirigentes que repetirán en su puesto en el Comité de Dirección es el único que tendrá más competencias.

¿Cómo es eso posible? ¿Bendodo ha sido relegado, pero tiene más competencias? Ambas cosas son factibles. Su nuevo puesto viene a subsumir las funciones que hasta ahora desempeñaba Pedro Rollán, que como presidente del Senado abandona la dirección. Además de mantener bajo su estructura las áreas de Evolución Electoral y Tendencias, además de las de Análisis y Planificación Estratégica que ya dependían directamente de él. «Terminará teniendo incluso más gente a su cargo», apuntan desde Génova.

Son varias las fuentes consultadas en el día de ayer que piden prudencia y paciencia a la hora de interpretar que Bendodo ha quedado descabalgado. El día a día clarificará algunas cosas. Insisten además en que, jerárquicamente, sigue teniendo por encima las mismas dos personas: Feijóo y Gamarra. Y que la clave de haber perdido posiciones en el organigrama tiene mucho que ver con la decisión de feminizar el partido. Y que la relación con Fúnez tendrá que ser colaborativa y no competitiva.

«Está muy bien alguien del rango de Elías para la coordinación autonómica. A un presidente no le puede llamar cualquiera», reflexiona un mandatario autonómico. La cuestión es si eso no generará nuevas duplicidades con Gamarra y eventualmente con Fúnez. Ayer en Génova vendían así su nueva posición: «Su puesto tendrá una importancia fundamental en el organigrama del partido, ya que coordinará la política que se desarrolle desde la sede nacional con la que ejerzan las diferentes comunidades en el momento de mayor presencia institucional de la formación».

La clave en esa sensación aparentemente contradictoria entre salir debilitado y fortalecido al mismo tiempo está en que el deterioro de la posición de Bendodo no se ha producido tanto ahora como hace unos meses, cuando se visibilizó que esa coordinación general quedaba algo constreñida entre la secretaría general y la vicesecretaría de Organización. Entre Gamarra y Tellado.

Un importante mandatario popular había quedado una mañana a correr con Bendodo por el Retiro. Pero tuvo que cancelar ese encuentro porque Miguel Tellado, Vicesecretario de Organización, lo reclamaba para desayunar. Todo el mundo en el partido sabía y sabe que para muchas cuestiones Tellado era el número dos.

Cuando Feijóo llegó a la presidencia del partido y designó a Gamarra secretaria general y le pidió que continuase como portavoz en el Congreso, una lectura muy generalizada fue que el puente de mando Galicia-Andalucía gobernaría el PP. Con Bendodo como número dos de facto. Interpretando la continuidad de Gamarra como un movimiento obligado por el peso que iba a tener el parlamento y para situar como número dos a una mujer. Pero esa sensación pronto empezó a resquebrajarse. Hasta generar esa sensación de duplicidades y pérdida de foco. El ciclo electoral y la llegada de Borja Sémper como portavoz de campaña redujo además la exposición de todos. En el caso de Bendodo fue notable.

Es decir la «caída» del dirigente andaluz no se produce ahora, sino los meses previos cuando queda constatado que Gamarra es mucho más secretaria general de lo que algunos pensaban y con Tellado desplegado por los territorios. La decisión que ahora se adopta viene más bien a ser un salto en paracaídas que permite a Bendodo un aterrizaje suave en la nueva estructura. No era voluntad de Feijóo trasladar la sensación de crisis con chivos expiatorios.

En su equipo se dicen satisfechos y aseguran que «jamás» se ha contemplado una vuelta a Andalucía. «No cabía una vuelta atrás. No tiene sentido», insisten. Hace semanas que algunos colaboradores de Bendodo venían trasladando que tendría «más competencias», algo que en última instancia se puede dar por válido. Él sabía desde hace cerca de dos meses que la coordinación general se suprimiría. Y en su entorno destacan que, si bien en la coordinación autonómica tendrá que organizarse con Gamarra, mantiene «una parcela en exclusiva»: la estrategia y el análisis electoral. Una persona que conoce cómo ha sido el trabajo en Génova hasta ahora, destaca además que Tellado va a tener ahora la responsabilidad del interlocución con los grupos en el Congreso.

Y que eso puede acabar dejando con el tiempo más espacio en Génova a Bendodo. «Puede seguir siendo importante en el qué hacer, quizás no en el cómo hacerlo. Pero puede seguir siendo el dos en importancia política», apunta esta fuente. Tiempo al tiempo. A Feijóo le gusta mover la pelota y repartir funciones. «Todo el que estaba en el núcleo duro y ha ayudado tiene su sitio», inciden en Génova. La carrera es larga.