Aragonès asume un «muy mal resultado» y asegura que ERC no seguirá en el Govern
El presidente de la Generalitat dice que la «estrategia de polarizacion» del PSC y Junts ha sido la ganadora de las elecciones
Salvador Illa gana tras el batacazo independentista
![Pere Aragonès, con Oriol Junqueras detrás, durante su comparecencia la noche electoral](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/05/12/aragonesnocheelectoral-RsovGIcbrmfcZ6FzQr8CiwK-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando el partido que gobierna un territorio pierde algo más de la tercera parte de sus escaños, unos siete puntos porcentuales de voto y pasa de empatar en cabeza a ser tercero, a mucha diferencia de los dos primeros, ha sido una mala noche. ... Y precisamente esa expresión, «mala noche», fue la que empleó ayer la portavoz de ERC, Raquel Sans, poco minutos después del cierre de los colegios electorales, cuando la certeza que se tenía era sólo demoscópica.
Los independentistas decidieron ponerse la venda antes que la herida. Y cuando cerca de las once de la noche el desde este lunes presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, y el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, comparecieron fuertemente ovacionados por la militancia republicana en la antigua estación norte de trenes de Barcelona, hoy reconvertida en espacio de eventos, tampoco hubo paños calientes. «Hemos tenido un mal resultado, incluso un muy mal resultado», sentenció, tras pasar de 33 a 20 escaños, perdiendo representantes en todas las provincias catalanas. Siete en Barcelona y dos en cada una de las tres restantes. Todo un batacazo.
Pero además, Aragonès descartó que su partido siga en el Govern. «Estaremos donde nos han situado los ciudadanos, que es en la oposición», señaló sin ambages. Y lo hizo después de proclamar al PSC y Junts per Catalunya como «ganadores» de la noche. Aunque no sin una velada crítica a ambos: «La oposición al Govern republicano y de izquierdas ha ganado. La polarización ha ganado», sentenció. Según el breve diagnóstico que ofreció, en una intervención que comenzó y terminó con estruendosos aplausos de la militancia y los dirigentes republicanos, que le arroparon además en el escenario donde pronunció sus palabras, la apuesta por «resolver con diálogo el conflicto político no ha sido bien valorada. Ahora se abre una nueva etapa en Cataluña».
Dentro de esa admisión del fracaso electoral, Aragonès aseveró que «no hemos sido capaces de revertir la tendencia que se inició en las municipales y luego en las generales», en referencia a los comicios de mayo y julio del año pasado, que ya dejaron claro que no corrían buenos tiempos para la formación independentista.
Igualmente, anunció una «reflexión» en los próximos días en su partido en los órganos correspondientes. No sin antes agradecer a la «militancia republicana» la campaña realizada y a los votantes su apoyo en las urnas, pese al retroceso en las mismas. «Visca Catalunya y visca ERC», concluyó su discurso antes de bajar del escenario, justo cuando la pantalla gigante colocada en la zona de prensa proyectaba ya el discurso en la noche electoral de Carles Puigdemont.
Después del veredicto de las urnas, no hay mayoría para repetir, como en 2021, un ejecutivo autonómico independentista –del que con el tiempo se saldría Junts– pero sí para algún tipo de coalición o acuerdo con los partidos de la izquierda, los socialistas catalanes y los comunes. En ese sentido, el recuento fue oscilando, hasta que finalmente la suma de PSC, ERC y los comunes alcanzó los 68 escaños que otorgan la mayoría absoluta, después de haber estado en 67 buena parte de la noche, hasta que el PSC arrebató a Junts un representante.
En esta situación, varios dirigentes republicanos consultados decían que en esta ocasión lo que sería largo no es la noche electoral, propiamente, sino la semana posterior a la cita con las urnas, o incluso más allá. Dado además, recordaban, la incidencia que cualquier acuerdo puede tener también en el futuro de la gobernabilidad en toda España. Sin embargo, las palabras tajantes de Aragonès la noche de este domingo parecen cerrar cualquier debate. O al menos el más importante, el de si ERC seguirá gobernando.
Aragonès cierra así su etapa como presidente catalán, que inició en 2020 tras la inhabilitación de su antecesor, Quim Torra, y que siguió tras las elecciones de 2021 en coalición con Junts hasta que los de Puigdemont abandonaron el Govern. Luego llegó la entente con el PSC, truncada cuando los comunes tumbaron los presupuestos. Ahora ERC, con Junqueras aún al frente, afronta una dura resaca electoral.
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