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Un padre de Zaragoza deja ciego y con una gran discapacidad a su bebé al zarandearlo para que dejara de llorar

El hombre se enfrenta a penas de hasta seis años de cárcel por los hechos

«Uno de los mejores favores que le puede hacer un padre a un hijo es estar bien»

Imagen de archivo de uno de los hospitales de Zaragoza Fabián SImón

A. C.

Madrid

Le molestaba tanto el llanto continuado de su bebé de cuatro meses que lo estuvo zarandeando y golpeándolo a la desesperada para dormirlo y acabó provocándole graves secuelas neurológicas hasta el punto de que el bebé perdió prácticamente la totalidad de la visión en sus dos ojos y tiene una alta discapacidad. El caso está ahora en los juzgados y el hombre se enfrenta a penas de cárcel.

Los hechos sucedieron en Zaragoza en mayo de 2022 cuando el padre, un hombre de 41 años identificado como Gabriel C. B., se quedó una noche con el cuidado de su hijo, un recién nacido de cuatro meses y acabó golpeándolo ante la desesperación de no poderlo dormir. El hombre que ha negado los hechos ante el juez, entraba a trabajar pronto por la mañana y tenía un empleo nuevo.

El hombre no podía dormir por el lloro continuado del pequeño y estuvo golpeándolo y sacudiéndolo hasta provocarle graves secuelas neurológicas que le han dejado un retraso psicomotor madurativo respecto a otros niños de su edad. El menor, que ya tiene más de un año, presenta un 81% de discapacidad y un grado de dependencia II o severa. Tiene, además, ceguera en el ojo derecho y de una elevada pérdida de visión en el izquierdo.

Por su complicado cuadro está recibiendo tratamiento médico y rehabilitación pero los médicos no saben cómo reaccionará el pequeño en un futuro y no saben si puede sufrir alteraciones del habla y el comportamiento o algún tipo de retraso mental.

Un nuevo trabajo

Cuatro días antes de que ocurrieras los hechos el hombre empezó a trabajar como repartidor de pan. Según explica 'El Heraldo de Aragón', tenía que levantarse, por ello, antes de las cinco de la mañana y para gestionar la vida familiar tanto él, como su pareja y la madre de ella se turnaban para cuidar del bebé y de su hermano, un niño de 9 años que la madre había tenido de otra relación.

Esa noche fatídica, la del 20 de mayo de 2022, él estaba a cargo del bebé, que se despertó llorando. Sobre las 2 de la madrugada, el hombre estuvo escribiendo a su mujer quejándose de que el pequeño no paraba de llorar y de que no sabía qué hacer para que se callara porque él tenía que descansar. La mujer le sugirió que lo balanceara, diera un biberón, que lo paseara en la silla de paseo y, sobre todo, que tuviera paciencia.

Los whatsaps de respuesta de él fueron que no podía hacer todo esto ya que tenía que descansar para poder ir a trabajar la mañana siguiente. Sobre las 4.30 horas volvió a escribir a su mujer diciéndole que ya había salido de casa y que el bebé había estado «dando mal hasta el último momento», aunque se había acabado durmiendo cinco minutos antes de que la abuela llegara.

Fue la abuela precisamente la primera en sospechar de los hechos, ya que detectó heridas en el bebé. Ella lo notó «asustado» y con la mirada «perdida hacia atrás» y también se quedó preocupada al ver que estaba apoyado en una toalla empapada de agua. Ella preguntó al niño de 9 años si había visto algo y él le contestó que solo escuchó un fuerte grito del padre diciéndole al bebé «¡ya, cállate!».

Cuando la madre llegó a casa, el bebé presentaba marcas en la cara, cerca del oído, en la nuca y frente y no enfocaba bien la mirada. Por eso acudieron al hospital y allí les confirmaron que tenía graves lesiones provocadas por lo que se conoce como síndrome del lactante zarandeado, llamado también traumatismo craneal por maltrato. El niño tenía además equimosis en ambas mejillas en el pabellón auricular, una lesión en la parte cervical y hematomas internos subdurales, retinopatía hemorrágica bilateral severa y encefalopatía aguda con crisis epilépticas.

El hombre fue detenido ese mismo día y reconoció que propició una bofetada en la cara al menor, que le sujetó uno de sus brazos y que le estuvo zarandeando con fuerza. Entonces quedó en libertad con la prohibición de no acercarse al niño, pero fue citado de nuevo este martes ante el juez y negó los hechos relatados en el auto. Se acogió, además, a su derecho a no declarar y ahora se enfrenta a penas de 6 a 12 años de cárcel por causar las lesiones citadas al bebé.

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