ANDALUCIA
El día que el Parlamento andaluz votó la independencia del Sahara
Un referéndum celebrado en octubre de 2001 en la Cámara andaluza provocó un grave incidente diplomático con Marruecos
El Polisario afirma que España actúa al margen del derecho internacional

Hay políticos socialistas de la época que todavía no aciertan a explicar cómo fue posible aquello. Lo achacan al escaso interés que mostraba Manuel Chaves por la actividad parlamentaria -era notorio su desdén por la entonces jefa de la oposición, Teófila Martínez - ... y porque la existencia de una Consejería de Relaciones con el Parlamento , gestionada por el Partido Andalucista -socio de Gobierno del PSOE en aquella legislatura- provocó una desconexión general de San Telmo con la Cámara. La cuestión es que nadie prestó atención a aquella ocurrencia y nadie supo medir las consecuencias que podía tener en las delicadas relaciones con el Reino de Marruecos.
En octubre de 2001 la Plataforma Cívica Andaluza de Apoyo al Referéndum Libre en el Sahara organizó durante dos semanas votaciones en distintos puntos de la Comunidad en favor de la independencia del pueblo saharaui. La sorpresa fue que el Parlamento acogió aquel simulacro de referéndum y se formó la marimorena: el Gobierno marroquí protestó airadamente y llamó a consultas a su embajador en Madrid; el propio presidente Chaves tuvo que salir a la palestra para pedir disculpas por el «error» y tratar de sofocar un incidente diplomático de primer orden.
¿Cómo surgió aquel dislate? La propuesta del referéndum fue aprobada en el intergrupo Paz en el Sahara, un órgano parlamentario menor integrado por todos los partidos representados en la Cámara regional y los sindicatos, y que presidía la diputada de IU-CA Concha Caballero , principal impulsora de la iniciativa. En el PSOE culparon a su representante en éste órgano, la diputada malagueña Inmaculada Gálvez , de dejarse «colar un gol». La consulta se realizó aprovechando la coincidencia con un pleno, y se preguntaba a los participantes sobre dos aspectos: exigir a los gobiernos autonómicos y nacional que apoyen el referéndum en el Sahara y el reconocimiento de la Delegación del Frente Polisario «en el Estado español como único y legítimo representante del Pueblo Saharaui». Votaron casi 400 personas con apoyo abrumador a las medidas. Aunque la mayoría de los participantes fueron trabajadores del Parlamento, público del pleno y periodistas, también pasaron políticos por la mesa electoral. Según señaló entonces Concha Caballero votó «casi un tercio de la Cámara», aunque otras fuentes afirman que solo participaron cinco diputados y un consejero del Gobierno, el de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña.
Sea como fuere, la divulgación de la noticia provocó un enfado descomunal en Marruecos , donde se percibe con nitidez la señal televisiva de Canal Sur. Rabat llamó al embajador a consultas «indefinidamente», y Manuel Chaves tuvo que hacer unas declaraciones en las que consideraba «un error» la celebración de un referéndum, al que calificó de «acto de publicidad de una determinada posición pro-saharaui. El Parlamento no está para este tipo de actividades», sentenció.
Una visita incómoda
Lo cierto es que el Parlamento andaluz siempre ha tenido cierta relación con la causa saharaui, a instancias de los partidos de izquierda. Diputados de IUCA han portado en el salón de plenos camisetas con la bandera del Sahara o lemas reivindicativos , y desde la misma Cámara se han organizado visitas a los campos de Tinduf a las que ha acudido una representación oficial integrada por diputados.
La visita más polémica, sin embargo, no se llegó a realizar. En septiembre de 2014 la entonces presidenta de la Junta, Susana Díaz, se entrevistó durante 25 minutos con el rey Mohamed VI en Tetuán, un logro notable para una dirigente que preparaba ya su salto a la política nacional. Al poco de su regreso, el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, anunció un viaje al Sahara para comprobar la inversión de la Junta de Andalucía en cooperación internacional en esta zona. El plan de Valderas provocó la indignación de Susana Díaz y una crisis entre los dos socios de gobierno, PSOE e IU. Díaz prohibió literalmente a su vicepresidente girar una visita que echaría por tierra el acercamiento de la dirigente andaluza con la corte alauí. En el horizonte estaba, además, una cumbre programada en el mes de febrero entre empresarios andaluces y marroquíes, acordada en la visita oficial de la presidenta. Valderas hizo caso omiso a la advertencia y mantuvo públicamente su «voluntad y compromiso» de visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. Tras varios días de tensión, el vicepresidente tiró la toalla.
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