José Bretón: consciente y sin culpa
Tres expertos en medicina legal evalúan los rasgos de personalidad de José Bretón, en la que destacan una evidente psicopatía marcada por los celos, la necesidad de control, la ausencia de afecto y el narcisismo
![José Bretón: consciente y sin culpa](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/201208/29/jose-breton-mato-ninos--644x362.jpg)
Qué pasa por la cabeza de José Bretón para, caso de ser ciertos los nuevos informes científicos, acabar con la vida de sus hijos de dos y seis años, quemar sus cuerpos en una hoguera y permanecer diez meses sin atisbo de culpa o necesidad de confesar el crimen? La pregunta está en boca de todos y, por ahora, sigue sin respuesta, al menos desde la perspectiva de obtener un razonamiento o un motivo que explique el terrible desenlace al que apuntan los expertos científicos que han inspeccionado los restos hallados en Las Quemadillas.
La compleja personalidad de José Bretón fue una de las primeras cuestiones que se pusieron encima de la mesa. Nada más ser detenido como presunto responsable de la desaparición de sus hijos, su abogado, José María Sánchez de Puerta, primero en los pasillos de los juzgados y, posteriormente, ante la nube de cámaras con las que convive desde octubre de 2011, desveló un «clarísimo trastorno bipolar», consecuencia de su experiencia militar en Bosnia.
Sin embargo, esta estrategia inicial de la defensa se ha ido diluyendo en el tiempo ante el peso de una personalidad «eminentemente psicopática», tal y como la definen tres expertos en psicología forense y legal consultados por ABC, José Antonio García Andrade, Francisco González Carmona y Gerardo Rodríguez Herrero.
«Un trastorno bipolar es como una montaña rusa. Una temporada estás eufórico, otra muy deprimido. La actitud y las reacciones de Bretón no han variado un ápice en todo este tiempo. Está enrocado en su versión y ofrece siempre el mismo comportamiento», indica Francisco González Carmona, presidente de la asociación de psiquiatría de Córdoba, que recalca que «una psicopatía no es una enfermedad mental, sino un trastorno de personalidad, asociado a un comportamiento».
«Lo volvería a hacer»
En el contexto de esta psicopatía, el reputado especialista en psiquiatría forense José Antonio García Andrade, con miles de investigaciones a sus espaldas, reconoce que el caso Bretón «es muy poco habitual» e indica que «se trata de una patología de celos y control llevada al extremo. Habría que bucear mucho en su psicobiografía, en sus relaciones sociales y afectivas para poder llegar a una explicación de los hechos que se le imputan».
Pese a las reservas que genera analizar un caso de esta trascendencia desde fuera, los tres expertos consultados coinciden: «Bretón es plenamente consciente de lo que ha hecho y no muestra arrepentimiento». García Andrade va más allá e incluso asegura que «lo volvería a hacer».
La razón para esta afirmación no es otra que «Bretón culmina su venganza en la persona de los hijos de su pareja. Los niños son un medio para lograr un fin: la venganza».
Esta afirmación también se puede encontrar en boca de la madre de los niños, Ruth Ortiz, que en febrero de este año aseguró que «José entendía a nuestros hijos como un obstáculo en nuestra pareja. Él no quería tener hijos y me decía que si los teníamos eran para mí».
La propia Ruth, en su declaración ante el juez, habló de las consecuencias de hacerle daño a su exmarido. «José es vengativo y le hace, como él dice, la vida imposible a quien le hace daño». En este contexto, González Carmona asegura que «el psicópata siempre encuentra excusas y culpables para sus actos -en este caso el comportamiento de su esposa- y piensa que son un justo castigo por el sufrimiento que le han infringido», asegura.
Control y narcisismo
Este rol de venganza en el ámbito familiar también es analizado por el experto en medicina legal y violencia de género, Gerardo Rodríguez Herrero. «Daña lo que ella más valora y, como psicópata que es, planifica todo hasta el más mínimo detalle. Preparan los hechos y todas las explicaciones necesarias para ofrecer siempre una explicación convincente -desde el punto de vista de los hechos- para convencerse a él y a otros de que están diciendo la verdad, son grandes manipuladores».
La relación de dependencia y control que en muchas ocasiones ha relatado Ruth Ortiz también es un reflejo de este comportamiento propio de la psicopatía. «Son fríos y muestran una evidente falta de afectividad a todos los niveles», señalan los expertos consultados.
Junto a esto, la necesidad de control que también han puesto de manifiesto exnovias de Bretón. «Necesita ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, todo pasa por su filtro y su control. Asiste a los acontecimientos como un espectador privilegiado, desde una posición de superioridad».
Este comportamiento se ha podido observar en los múltiples registros efectuados en Las Quemadillas en los que ha llamado la atención la tranquilidad de Bretón, que contemplaba los trabajos policiales con total calma desde una silla en el porche de la vivienda».
Para García Andrade, este comportamiento también denota «un constante sentimiento de necesidad de afianzar su posición de poder porque, en el fondo, se siente minusvalorado por su pareja o su entorno». Una circunstancia que, según los testimonios de la familia materna, se empieza a agudizar cuando Bretón se queda en paro o cuando intenta sin éxito aprobar unas oposiciones para el Servicio de Salud.
Control, necesidad de poder y autoafirmación, así como un marcado narcisismo conformarían un cóctel explosivo que supuestamente se desató en la persona de sus hijos el 8 de octubre de 2011. «La chispa saltó ese día, pero seguro que durante los meses anteriores se puso en marcha ese mecanismo que ha desencadenado en los terribles hechos que se le imputan», indica el presidente de la asociación de psiquiatría de Córdoba.
El carácter narcisista de Bretón al que aluden los expertos se ha visto claramente reflejado en las cartas que durante todo el mes de agosto ha enviado a los medios para reafirmar su versión y para dejar muy claro que «yo soy la clave para resolver la desaparición de mis hijos». Junto a esto, los intentos fallidos de suicidio, anteriores a su relación con Ortiz, una forma de llamar la atención, castigar a su pareja por el daño causado, y, como no, indicarle que él es quien maneja la relación, el niño en bautizo y el muerto en el entierro, como aseguran los expertos.
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