La Iglesia no condena la homosexualidad, sino su práctica

06/02/2002 a las 23:59h.

Uno de los argumentos más utilizados por José Mantero en sus múltiples apariciones ante los medios de comunicación ha sido el de la crítica a la afirmación, supuestamente realizada por el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan José Asenjo, acerca de que la homosexualidad en sí era considerada un pecado.

Sin embargo, lo que en realidad afirmó monseñor Asenjo fue que «la Iglesia no admite la práctica de la homosexualidad, la considera un pecado, un desorden moral». Es decir, la Iglesia no condena la homosexualidad, sino los actos homosexuales que, como recuerda el documento episcopal «Matrimonio, familia y «uniones homosexuales»» de 1994, «son incapaces de generar una nueva vida».

Pese a ello, el vicario Mantero continuó ayer, en una entrevista concedida a Telecinco, criticando las declaraciones del obispo auxiliar de Toledo, que calificó de «muy apresuradas». Para Mantero, dichas afirmaciones «están tirando por tierra a muchos gays y lesbianas cristianos».

A la misma hora, pero en Antena 3, era el obispo de Mondoñedo-Ferrol, José Gea, quien trataba de aclarar que el problema no radica en la orientación sexual del cura, sino «en la práctica del sexo», añadiendo que «no se puede ser un cura heterosexual y practicante del sexo». Para Gea, «ser homosexual no es pecado, pero sí que lo practique y quiera seguir siendo sacerdote».

«JUZGAR CON PRUDENCIA»

En cuanto a la doctrina oficial de la Iglesia, hay que señalar que en el citado documento, los obispos españoles afirman con rotundidad que «la particular inclinación de la persona homosexual no es de por sí éticamente reprobable». Sí sostienen que «es el comportamiento homosexual el que siempre es de por sí éticamente reprobable, aunque no haya que olvidar tampoco que, dada la habitual complejidad de estas situaciones personales, habrá que juzgar con prudencia su culpabilidad que incluso, en algunos casos, puede ser subjetivamente inexistente».