Sarah Almagro, campeona de surf sin piernas ni brazos: «El mar trata a todos por igual»
La deportista malagueña, medalla de Andalucía, resalta que «cuanto mayor es tu enemigo, más fuerte te tienes que hacer»
La emotiva entrega de la Medalla de Andalucía a la surfista Sarah Almagro por el 28-F: «Todos somos fuertes, pero hay que querer serlo»
![Sarah Almagro en el campeonato del mundo de surf junto a dos de sus profesores](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/natural/2024/02/29/WhatsAppImage2024-02-29at13.23.26-kUfB-RCKyAwHEGB9zfdci9W9lfBK-1200x840@diario_abc.jpeg)
Sarah Almagro Vallejo, una chica de Marbella que hoy tiene 24 años, le cambió la vida a los 18, después de hacer la EvAU (evaluación para el Acceso a la Universidad). Todo iba bien hasta que una meningitis meningocócica provocó la amputación de los ... dos pies y las dos manos. Para ella, a día de hoy no ha sido ningún problema seguir practicando su deporte favorito, el surf , y soñar con «ir a unos paralímpicos».
El pasado 28 de febrero, la Junta pensó en ella ya no sólo por ser su mérito deportivo, sino sobre todo por ser ejemplo de superación personal. «Da igual tu condición física, mental o económica. El mar trata a todos por igual», explicaba Sarah en relación a su complicada historia de 'final feliz'.
La motivación para impulsar a Sarah a hacer deporte después de su enfermedad fueron sus padres. Ellos fueron los que llegaron a la cama del hospital a decirle que tenía que empezar a plantearse el deporte que quería hacer. Sarah creía que era una cámara oculta. Al principio se planteó el fútbol, pero era imposible sin piernas.
Desde pequeña, su hobby favorito siempre ha sido el surf, pero ¿cómo una chica sin manos y sin pies iba a poder experimentar ese deporte? Era prácticamente inviable. Una vez recuperada de sus cicatrices, en el verano de 2021 una persona que surfeaba con ella de siempre en su playa le habló por redes sociales y le dijo que se hacía cargo de que volviese al surf. Con su padre volvió a aprender a nadar, ahora con las extremidades amputadas. Luego empezó con unas clases de surf en una piscina y en la décima clase le dijeron que ya estaba más que preparada para entrar en el agua. En la primera competición queda subcampeona, seguidamente fue al campeonato de España, en el que quedó campeona de su categoría con la mejor ola, y de ahí directa al campeonato del mundo, quedando subcampeona de su categoría en 2021.
Más allá del deporte, Sarah tampoco ha tirado la toalla en su vida académica. Ahora estudia el cuarto curso de Derecho en la Universidad de Málaga. Su día a día no siempre es igual, por la mañana suele ir a la universidad, luego hace un estudio de lo visto en clase, por la tarde frecuenta un entrenamiento en seco de un par de horas. Otro día entrena por la mañana dos horas en una de las playas de la Costa del Sol, al acabar vuelve a casa y estudia. Todo eso lo compagina con charlas, entrevistas y conferencias, además del tiempo de preparación que dedica para ello.
Su vida personal
Respecto a su vida personal, Sarah explica que nunca se ha sentido sola, solo cuando estaba en el hospital. La soledad la sentía por todo lo que le estaba pasando, no podía abrazar ni dar besos, y pensaba «con todo lo que me ha pasado, ya nadie me va a querer».
Justo en ese momento, su madre le hizo una pregunta: «¿Era Stephen Hawking un inútil?» Y a partir de ahí descubrió que para que los demás le acepten tenía que empezar a aceptarse ella misma. Aprendió que «el cuerpo es un atributo y yo no tengo manos ni pies, pero sí coraje, cabeza y corazón».
![Sarah Almagro, junto a Juanma Moreno](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/natural/2024/02/29/moreno-sarah-almagro-kRGC-U38257585263ldk-624x520@diario_abc.jpg)
Sarah cree que la vida es impredecible y hay que vivirla cada minuto sin pensar en el futuro. También está luchando para que Andalucía tenga un centro para amputados, y facilitar la independencia a todas aquellas personas que sufren su enfermedad. Ella se considera en deuda con la sociedad, porque cuando empezó a utilizar prótesis, suponía un desembolso económico importante que su familia no se podía permitir. Entonces apeló a la solidaridad de los demás, en lo que ella denomina «La Ola». Se llena de emoción al pensarlo, porque no se explicaba como niños pequeños y personas en paro, en vez de pedir regalos para ellos, lo pedían para Sarah. Gracias a la ayuda de todas estas personas ha conseguido las prótesis que utiliza ahora, que le permiten tener una vida normal.
Las prótesis de Sarah cuestan más de 200.00 euros y a lo largo de su vida pueden suponer unos 2,5 millones de euro.
Actualmente lleva ocho kilos de más puesto en cada prótesis, en cada mano dos kilos y en los pies, casi tres kilos, explica que es un ejercicio continuo.
La vida es maravillosa porque nosotros hacemos que sea maravillosa
Sarah nunca ha creído en Dios. Es verdad que antes de lo ocurrido tenía dudas de si creer o no , y desde el momento de la enfermedad, dejó de existir por completo en su vida, no ha pensado en intentarlo, ni quiere por el momento. La felicidad para Sarah es subjetiva. Cada uno lo plantea de diferente manera, para ella consiste en no pensar en el futuro, sino disfrutar de cada día. Al salir del hospital tenía dos deseos, el primero tomarse un tinto de verano en un chiringuito y el segundo estar con su familia en Navidad. «Al final te das cuenta de que lo que de verdad importa son las cosas más simples».
También intentó recibir ayuda de un psiquiatra y un psicólogo después de sus operaciones, pero la cosa no pintaba como ella creía después de la situación tan grave que había tenido, y decidió renunciar a esa ayuda, podía hacerlo sola con ayuda de sus padres. «No quiero hablar mal de los profesionales de la salud mental, pero al final los únicos que han vivido conmigo la amputación son mis padres, y hay que vivirlo para poder entenderlo».
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